JUEVES, 03 DE OCT

Todo sigue igual (de mal)

El Canalla tuvo una pobrísima actuación y perdió ante un limitado adversario para quedar eliminado de Copa Argentina, un objetivo que se había planteado en el segundo semestre. Nada cambió respecto al equipo que se vio en la primera parte del año. Preocupante presente.

POR PAULO VIGLIERCHIO

Rosario Central extendió su semblante desolador, su imagen de decaimiento general, su apatía colectiva, al inicio de la segunda etapa del 2024. Una actuación que debe dejar varios interrogantes en todos los actores, con responsabilidades compartidas para con un año que empieza a quedar largo, habiendo dicho adiós temprano en dos competencias y con la incógnita de otra que, a decir verdad, sosteniendo esta realidad parece poco probable que pueda llegar a protagonizarla.

La oportunidad de la Copa Argentina representaba un objetivo a prestarle atención de cara al segundo semestre, ya que es un torneo que permite, en pocos partidos, tener la posiblidad de obtener un título, además del beneficio económico y deportivo que ello conlleva, con clasificación a Copa Libertadores del año siguiente. Sin embargo, desde que la consiguió en 2018, la institución de Arroyito lejos estuvo de volver a tenerla entre sus prioridades, dados los resultados obtenidos.

Este partido con Barracas Central tampoco fue la excepción. A pesar de un buen comienzo, con ritmo, intensidad, queriendo imponer condiciones, Central rápidamente entró en un bucle de juego y dejó crecer a un limitadísimo rival, que con el correr de los minutos dejó de sufrir y se animó a preocupar a un conjunto de Miguel Ángel Russo que insinuó más de lo que concretó.

El Canalla generó situaciones, pero careció de efectividad, y también el arquero Moyano fue responsable de sostener la paridad, con una buena volada ante un cabezazo de Marco Ruben (la única que tuvo), por ejemplo, o al contener un zurdazo de Jaminton Campaz de media distancia. Precisamente el Bicho, que nuevamente se retiró silbado al ser sustituido en la segunda mitad, dispuso de la más clara para el club auriazul, cuando un centro rasante de Enzo Coppetti lo encontró solo en el área chica. El colombiano tuvo tiempo y espacio para acomodarse, sin embargo, remató desviado, increíble.

Se veía venir lo que podía pasar. Barracas también llegó, con remates desde afuera que incluyeron intervenciones de Axel Werner, y un tremendo zurdazo de Iacobellis en el palo. Ya con un desarrollo parejo, el Guapo se acomodó y avisaba de sus intenciones. Central no contenía en el medio, porque Franco Ibarra y Mauricio Martínez estaban lejos de coordinarse en la zona medular, mientras que Emmanuel Coronel y ‘Coyote’ Rodríguez tampoco brindaban seguridad a sus espaldas. Y fue un ex jugador de la casa, Jonathan Candia, quien dio el golpe letal, ejecutando un tiro libre con precisión y colgando la pelota en el ángulo, justo antes del entretiempo, un momento clave.

En el complemento se vio la peor versión del Central de Russo 2024, o quizás más de lo mismo de este año. Un equipo sin ideas, inexpresivo, predecible, carente de rebeldía, sin nadie que se haga cargo y empuje al resto para adelante, poniéndose al hombro el conjunto. Las imprecisiones con el balón estuvieron ala orden del día, siendo alarmantes en algunos casos. De allí que las situaciones de gol fueran nulas. Nada de fútbol, de nada. Un capítulo repetido de todo lo que se viene observando post consagración en la Copa de la Liga 2023.

Ingresaron Ignacio Malcorra y Maxi Lovera por unos intrascendentes Laurtaro Giaccone y ‘Bicho’ Campaz, que había amagado con hacer una buena actuación pero se quedó en eso. El 10 y el 7 tuvieron un rendimiento peor que los compañeros reemplazado, siendo ‘Nacho’ el más irresoluto, ya que todo lo que intentó lo resolvió mal, absolutamente todo, confirmando porque ya es suplente. Mientras que ‘Loverita’, tras el golazo que hizo ante Platense en la final, parece haber olvidado de como se jugaba a esto, nada le sale, siendo más lo que se enrieda con la pelota que lo que resuelve inteligentemente.

Sin claridad alguna, el Canalla se repitió en centros a la olla, sin ningún destinatario fijo, solo para terminar y sacarse de encima la jugada. Así, ninguno de los centroatacantes que quedaban -Agustín Módica y Copetti- pudieron pesar en ofensiva. El pobre Ruben poco podrá hacer con compañeros en tan bajo nivel, más allá de su jerarquía indiscutible. Sin nadie que lleve el balón con técnica y precisión en tres cuartos, no importa la cantidad de delanteros que se acumulen arriba, nada podrán solucionar.

Así, con una apatía pasmosa y una penosa puesta en escena, Central se despidió una vez más de un torneo que se presentaba como peleable. Nuevamente dejó pasar la chance de ir en serio por otra estrella. Es preocupante el presente auriazul. El plantel que arrancó a competir es el mismo que viene de hacer un papel lamentable en la Copa de la Liga (ni clasificó a los play offs) y la Copa Libertadores (quedó eliminado en fase de grupos), el mismo que está en el puesto 20 en la tabla anual.

Es evidente la falta de refuerzos que renueven la estructura y lleguen para jugar: un lateral izquierdo para competir con Agustín Sández es indispensable (¿qué hace todavía Coyote Rodríguez?), también otro volante central que respalde a Franco Ibarra y un carrilero por derecha que puede hacer bien la banda (desde el mejor Walter Montoya que no saca uno así, ¿que pasó con el pibe Ocampo?). Esos tres por lo menos para empezar.

Sin embargo, por lo que se escucha por parte de la comisión directiva y el cuerpo técnico, hay señales de conformidad con el equipo como está hasta el momento. Si ese es el análisis que concluyen, la lectura es errónea, siendo llamativo que ninguno pueda darse cuenta que con esto no alcanza. Dejar todo en manos de la posible vuelta de un jugador fuera de serie como Ángel Di María (si decide venir) es insuficiente. En pocos días se viene Inter de Porto Alegre por Copa Sudamericana. ¿De verdad creen que con esto se puede ganar la serie?

 

Últimas Noticias