De cumpleaños y laberintos: Los Cuentos de la Buena Pipa en el Club 1518
En coincidencia con el cumple del “Viejo” Claudet, la banda rosarina se presentó en el club de Pichincha junto a Asteroide, proveniente de Buenos Aires, y Emi Val. Un show de sala llena a la altura de las expectativas.
- Espectáculos
- Ago 18, 2017
Por Santiago Fraga
Quien alguna vez haya atravesado las puertas del Club 1518 seguro sabrá de quién se está hablando cuando se menciona a Claudet, o más conocido simplemente como “el Viejo”. Así también, sabrá que una fecha como su cumpleaños no es posible que pase desapercibida, y desde el recinto de calle Salta 2829 lo dan a entender perfectamente.
El pasado sábado 5 de agosto, Los Cuentos de la Buena Pipa se presentaron allí para lo que es la despedida de su más reciente disco, “¿Qué es el laberinto?”, antes de incursionar de lleno en lo que será el nuevo proyecto de la banda.
No obstante, el comienzo del encuentro –con ejemplar puntualidad– vino de parte de Asteroide, un power trío de Buenos Aires que mezcla la psicodelia y lo experimental con subgéneros del rock como el space o el desert. Con un show de larga duración y calidad los porteños dejaron una imagen más que positiva al público rosarino, además de haber congregado a varios fieles que se movilizaron desde su tierra natal.
El pico de la noche llegó con la presentación de los locales, con una lista de temas en donde no sólo se encargaron de saludar a su última creación sino de compartir alguno de los temas de la otra parte de la discografía de la banda: “Así gritó el dictador”. Además de lo musical, lo más relevante es la puesta en escena y la escenografía, en la que también saludaron el armado especial de nubes audiorítmicas que los acompañó durante sus últimos shows, junto con un juego especial de luces láser.
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La nota especial quedará también para este momento durante la presentación del tema “Tengo una vida”: el Viejo, con el pelo lookeado para la ocasión, acompañando con la pandereta a los músicos sobre el escenario. Una noche que definitivamente no será una más para este club del barrio de Pichincha que intenta posicionarse con fuerza dentro de la noche rosarina y ser ese punto de encuentro para un público cultural al que cada día se lo aparta más y más.