Dwayne Johnson, cara a cara contra monstruos gigantes
Alteraciones genéticas y mucha destrucción son la clave de "Rampage: Devastación". Es una película ideal para los fieles amantes del pochoclo.
- Espectáculos
- Abr 13, 2018
Por Mario Luzuriaga
Ya hace un tiempo que se reflotó este género donde los monstruos provocan destrucción y catástrofe. Los ejemplos claros fueron «Godzilla» (2014) y «Kong: la isla calavera»(2017).
Ahora llega «Rampage: Devastación», basado en el clásico videojuego de los fichines, en las que se utilizaban tres monstruos gigantes que destruyen ciudades enteras.
La historia gira en torno a un virus que se convirtió en un arma de destrucción masiva y se testeó en el espacio. Pero cuando algo sale mal y se destruye la estación espacial, el virus se expande en diversos puntos de Estados Unidos.
El virus entra en contacto con un cocodrilo, un lobo y un gorila blanco que está a las órdenes del primatólogo Davis Okoye (Dwayne Johnson). Los animales expuestos empiezan a mutar y causar estragos en la ciudad de Chicago, generando el caos y la destrucción total.
Dwayne Johnson es uno de los actores más carismáticos y queridos por los fans debido a los diversos personajes que interpreta, sobre todo por sus dotes atléticos y que ha ocupado el lugar vacante que dejaron intérpretes de acción como Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis.
Johnson es un hombre de acción que no teme hacer el ridículo a la hora de lanzar un torpedo de submarino con sus propias manos o, como en esta oportunidad, enfrentarse cara a cara con un cocodrilo gigante. Está en su mejor momento debido a su reciente éxito «Jumanji: en la selva».
El resto de la película ronda en lo mismo de la mayoría estas cintas, alteraciones genéticas, héroe que salva el día, comentarios y chistes bobos, destrucciones a mansalva y un final predecible.
En síntesis, «Rampage» es un film entretenido, para pasar el tiempo, hiper pochoclera y con cero profundidad, sólo devastación.
Calificación: Regular.