Giuseppe Lioi cumple 40 años con la música: “Lo vivo con la conciencia de la finitud de la vida y de la necesidad de que algo quede”
El músico lanzó “40 anni di musica e passione”, un álbum que pretende conmemorar la trayectoria desde sus inicios en los 80 con La Profecía, hasta su actualidad con Amaro Lucano, banda que lidera hace 22 años y con la que interpretan rock italiano. El artista pasó junto a su hijo Valerio, por Conclusión, y contó acerca de su historia y su presente musical.
- Conclusion TV
- Por Juan Manuel Martellotto
- Oct 19, 2024
Arquitecto, diseñador, escritor y pintor, Giuseppe Lioi es mucho más que un músico. Es un artista integral que ha sabido fusionar las distintas disciplinas que atraviesan su vida. Pasaron 40 años desde su “su primera vez” en un escenario con la música.
“40 anni di musica e passione” es un álbum que pretende conmemorar la trayectoria desde sus inicios en los 80 con La Profecía, hasta su actualidad con Amaro Lucano, banda que lidera hace 22 años y con la que interpretan rock italiano.
“Es un homenaje de mis hijos, que charlando un día en una sobremesa, notaron que debuté hace 40 años en el gimnasio de La Salle, en agosto de 1984, en un festival de bandas de secundaria, (yo iba a la Dante en esa época), y entonces empezaron a hablar entre ellos y con algunos amigos de la posibilidad de poder coleccionar canciones, masterizarlas un poquito y subirlas a youtube y a spotify, cosas de las que se ocuparon, absolutamente ellos y sé que resultó no tan fácil”, dijo en diálogo con Conclusión, el músico Giuseppe Lioi, quien agregó: “Más que nada el objetivo es dejar testimonio, es la necesidad expresiva, altruista, sin ninguna voluntad comercial, ni de adquisición de fama, simplemente que no se pierda todo eso que fue tan genuino. Con La Profecía antes y con Amaro ahora, el motor de toda composición es siempre alguna rabia. Y entonces, para no tirar un piedrazo, uno sublima con el arte.
Con La Profecía antes y con Amaro ahora, el motor de toda composición es siempre alguna rabia.
Y en la ilusión de que eso que dice le pueda hacer bien a alguien. Ese era el objetivo de La Profecía y es el objetivo de Amaro hoy que tenemos la particularidad del homenaje a nuestra sangre y de cantar en italiano, cosa que resultó nueva en Rosario y ya lleva 22 años y sigue siendo nueva”.
Acerca de la propuesta artística que lleva adelante con su banda actual, el músico analizó: “Todavía hoy me siguen preguntando ‘¿Y por qué en italiano?’. En una ciudad en la que la pizzería lleva un nombre italiano, la heladería lleva un nombre italiano, la concesionaria de autos, casi todo tiene un nombre italiano, pero nos parece exótico el rock italiano.
En una ciudad en la que casi todo tiene un nombre italiano, pero nos parece exótico el rock italiano.
Alguien alguna vez había escrito que cuando se usaban los blogs y te criticaban allí (en internet), que era como Nicola Di Bari en tripa o en ácido. Está bien, si se asocia el ácido lisérgico con el rock and roll, bien, y si se asocia el italiano con la lírica de los cantantes melódicos, obviamente que también lo nuestro aporta algo de eso. Puede ser, puede haber sido demasiado ácida la conversación, pero no me ofendió piudi tanto, si es italiano, le encontré su lado amable. Pero quiero decir que no es que hacemos tarantelas con guitarra eléctrica. En Italia hay un rock nacional ya instalado, es una verdadera tradición, como el rock argentino, ¿Que es lo que nos hace pensar que en Argentina, tan lejos de Inglaterra, puede haber habido un rock nacional argentino, y en Italia, tan cerca de Inglaterra y de la isla de Wight, no debió haber habido un rock italiano?.
-¿Cuánto tiempo pasó desde que se disuelve La Profecía hasta el comienzo con Amaro Lucano?
-Nada. Los dos flacos que tocaban conmigo en esa época, no ensayaban, me costaba mucho juntarlos, me malhumoraba, al final. Uno se iba a la isla todo el verano, el otro no sé a dónde, y cuando te hacen sentir que te están haciendo un favor, o que al final cuando llamás para concretar un ensayo estás molestando. Es como las relaciones de pareja. Es un sufrimiento, no es que no cuesta. Costó mucho dolor, pero dije: “A esto hay que darle una muerte digna”. Hagamos un último recital, concédanme un último recital. Finalmente para la ocasión lo hicimos en un bar (Piluso), que estaba en Catamarca y Alvear.
Costó mucho dolor, pero dije: “A esto hay que darle una muerte digna”
Preparamos el lugar pegando en las paredes todos los cartelitos de La Profecía, que eran un montón. Me acuerdo que fui temprano y llamé a un buen sonidista para garantizarme que la despedida fuese lo más pulcra posible y como cierre de ese recital, me acuerdo que estaba mi vieja en la primera mesa y se emocionó. Escuchamos el tema de Lucio Battisti, que es así como el padre del Flower Power en Italia, con el que íbamos a empezar, siete días después, la historia de Amaro Lucano, en un bar que quedaba por San Martín, al 4000 y pico, llamado Rock Hamburger en el que ya teníamos reservada la fecha. Un viernes tocamos en Alvear y Catamarca despidiendo La Profecía y al sábado siguiente, arrancamos con Amaro Lucano.
-¿Qué influencias musicales tenían con La Profecía en sus inicios allá por el 84?
-Al principio, nos influenciaba el rock nacional primigenio y no sólo porque me tiraba mucho Sui Generi sino porque en la secundaria, como yo tenía el pelo largo, me decían Nito (por Nito Mestre). Uno se identifica y sin darse cuenta, muchas veces va tomando modismos y con el flaco con el que habíamos construido ese dúo, que era folk, tocábamos Para Quién Canto Yo Entonces, alguna canción tranquila de Artaud, como Todas Las Hojas Son del Viento…
-En los noventa hubo como un viraje musical al Grunge con La Profecía
-Exacto, claro que cuando llega el Grunge con Pearl Jam y después inmediatamente Nirvana y la tragedia de Kurt Cobain. Hasta Charly (García), se había teñido rubio por Kurt Cobain y nosotros nos juntábamos siempre en el bar La Capital, en frente del diario, un ámbito que fue demolido. Allí había un jukebox (rockola), y podías seleccionar el tema que querías, poniendo una moneda de un peso, entonces yo llegaba y ponía Nirvana, y “nos nirvaneábamos”.
-Los noventa fueron muy Nirvana…
-Sí, y también se fue poniendo cada vez más eléctrico, ya desde antes, por la influencia de Vox Dei. De hecho, al principio el grupo se llamaba Profecías, como un tema del disco La Biblia de Vox Dei, y después un loco que tocaba la guitarra eléctrica durante un período, compañero de la facultad, me dice, “Pepe, La profecía” porque tiene mucho más punch con el artículo. Y yo decía, «pero suena a pensar que hacemos rock satánico, la película». Habiendo pasado tanto tiempo, me doy cuenta que, podría haber sido Profecía también, de cualquiera de las dos maneras, era muy justo, porque no es por nada, pero cantábamos cosas que entre treinta y cuarenta años después, se consumaron. Con respecto al devenir de la ciudad, a las relaciones entre las personas, a mí siempre me espantó la indiferencia. La indiferencia me parece que es madre de todos los pecados.
-¿Como estás viviendo estos 40 años con la música?
-Como lo estoy mostrando con estas palabras, con la conciencia de la finitud de las cosas, con la conciencia de la finitud de la vida y de la necesidad de que algo quede. Lo estoy viviendo con mucha tranquilidad, agradeciendo a Dios la presencia de estos hijos que se ocuparon de la tarea y con la consapevolezza, ahí no hay una traducción exacta, conciencia de mí mismo sería, de haber buscado siempre el bien y de haber utilizado siempre la música como un instrumento de unidad, de iluminación, de superación no sólo individual sino grupal. Tratar de ir siempre de lo individual a lo grupal. Donar lo propio. El rock es eso. Yo creo que Iorio lo explicaba bien. Paul Pau de Negrita en Italia y Ricardo Iorio acá. El rock es una banda de amigos. Los sesionistas no entran en el rock. Podés formar un supergrupo porque hacés como un casting, hay ciertos dineros y en cada puesto ponés al mejor. Va a sonar por añadidura.
El rock es una banda de amigos. Los sesionistas no entran en el rock.
Es un poco lo que hace Luca cuando llega a Argentina. Después está el asunto de las pasiones, los amores. los sueños juveniles, las noches en vela, el sueño de sonar juntos. Ahora mismo que toco con mis hijos, cada sólo de Valerio vale más en mi corazón que uno de Jimmy Page porque es Valerio, porque es mi hijo. Esta matriz emotiva que se puede extender a más personas que lo conocen, que nos conocen, es prioritaria en esta cuestión. Sí hay algo de tribu sin voluntad de expulsión de nadie pero la emoción del propio esfuerzo, la emoción de lo construido desde abajo no con una chequera. La emoción de la construcción. Yo he descubierto ahora pensando en una noche en vela que la tristeza es dato en cualquier ámbito laboral, estudiantil, también en la sala de ensayo, la tristeza es dato. La alegría se construye.