VIERNES, 22 DE NOV

«Inseparables» se presentó en Rosario

Los actores Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna, además del director Marcos Carnevale, estuvieron en la ciudad para hablar de la película. Los tres dialogaron en exclusiva con Conclusión y contaron sus experiencias.

Por Mario Luzuriaga

En la tarde de este jueves se presentó oficialmente en Rosario «Inseparables», la nueva película del prestigioso director Marcos Carnevale, quien atendió a la prensa junto a sus protagonistas, Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna. En diálogo exclusivo con Conclusión, hablaron sobre la realización del filme, cómo se prepararon para interpretar a sus personajes y mucho más.

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Quien primero tomó la posta fue Marcos Carnevale, quien habló sobre la dirección y el guión de la película.

—¿Qué fue lo que te motivó escribir esta adaptación?

—Cuando vi la película original sentí que yo podía haberla hecho perfectamente. Era un material que tenía que ver con mucho de lo que me interesa y con lo que filmo usualmente, que son historias de vida, vínculos y de personas, que de pronto no tienen ninguna salida y yo se las propongo. Como me pasó con «Elsa y Fred» con esta cosa que tenemos con los viejos que pensamos que ya está y que sólo queda esperar la muerte. Para mí no es así, hay que aprovechar hasta el último minuto de vida. Lo mismo me pasó en «Corazón de León» con el bajito que nadie miraría, con «Anita» que se trata de una chica con síndrome de down… Esto me llamó la atención, de ver a un hombre que está inmóvil en silla de rueda, tetrapléjico y que siente que la vida ya no tiene sentido, hasta que el sentido aparece de la mano de alguien que es el menos indicado.

—¿Cuáles fueron los cambios que hiciste respecto al material original?

—La esencia no la toqué porque es perfecta, el guión es uno de los más perfectos que yo he leído en mi vida. Es más para un guionista que sepa del tema, tiene una estructura muy novedosa y efectiva, por eso no quise alterarlo. Me aboqué a tocar la idiosincrasia, atraer la forma de pensar, de sentir algunas costumbres que aparecen en la película «a la Argentina». De pronto los franceses tienen un modo de relacionarse más económico, nosotros somo más toquetones, expresivos, decimos más y hablamos más. Después trabajé mucho sobre el personaje de Tito (De la Serna) porque en la original es un chico senegalés, que vive en los suburbios de París con una cultura y con un mundo socio-cultural totalmente distinto al nuestro. Busqué a un chico que viene del conurbano bonaerense, de Lugano.

—¿Cómo fue trabajar con estos dos grandes de la actuación?

—Fue un placer enorme, siempre es mejor trabajar con buenos actores que con más actores y estos dos son grandes actores. Tengo la fortuna de que a lo largo de mi carrera he trabajado con grandísimos actores. En mi última película «El espejo de los otros» tuve un seleccionado de actores como Graciela Borges, Alfredo Casero y en otros trabajos con Guillermo Francella, China Zorrilla, Adrián Suar, entre otros. Entonces estoy como mal acostumbrado de jugar con buenos jugadores en la cancha (risas).

—¿Tenés nuevos proyectos?

—Tengo ganas de hacer más películas, también televisión y teatro. Estoy trabajando en una nueva película que no te puedo adelantar nada porque todavía está muy verde la cosa. Y estoy en el teatro haciendo «Somos childfree»con Gabriel Goity y Eugenia Tobal. Siempre activo.

Carnevale: «El cine argentino hace 10 años que recuperó un lugar que había perdido»

—¿Qué pensas del desarrollo del cine nacional?

—Lo veo muy bien, yo creo que el cine argentino hace ya casi diez años que recuperó un lugar que había perdido. Esta nueva generación de directores derribó un prejuicio que tenía la gente a la hora de elegir producciones nacionales y de pronto aparecieron propuestas e historias que empezaron a competirle al cine americano, que es muy difícil competir con esos tanques. Cada vez que se estrena una película argentina de este calibre, hemos derrocado al cine norteamericano y el público ayuda a que podamos seguir filmando cada vez más y también agradecemos al Incaa que nos apoya.

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A su vez, Oscar Martínez comentó su experiencia al haber interpretado su personaje y adelantó su nuevo trabajo.

—Este año para usted fue grande, fue protagonista de «Kóblic», próximamente de «Ciudadano ilustre» y ahora de «Inseparables». ¿Cómo se siente estar tanto en pantalla grande?

—Me siento muy bien, feliz porque yo añoraba tener continuidad en el cine. Había trabajado, pero digamos desde «El nido vacío» hasta «Relatos Salvajes» pasaron varios años y de «Relatos Salvajes» para acá, evidentemente me volví visible para el cine. Tuve la enorme alegría de que me llegaran buenos guiones, entonces hice «La Patota», «El espejo de los otros», «Ciudadano ilustre», «Kóblic» y ahora «Inseparables». Así que estoy muy contento, porque como te dije anteriormente, tenía muchas ganas de hacer cine y estoy disfrutando mucho de cada rodaje.

Martínez: «De Relatos Salvajes para acá evidentemente me volví visible para el cine»

—¿Cómo fue para usted meterse en la piel de este hombre discapacitado?

—No hice hincapié en el problema físico de Felipe, pero yo no puse lo cañones en ese defecto. Yo vi un video del verdadero Felipe, cuya vida se basa la película, me sirvió muchísimo porque lo que vi fue un tipo, que si bien está inmóvil, está más despierto y con mayor vitalidad que la que tienen los que corren maratones. Es un tipo intenso, con gran sentido del humor, que no se autocompadece nunca y que se nota que es un hombre de una exquisita sensibilidad, con gran refinamiento, muy culto y densidad intelectual y psicológica. Osea un hombre con una gran vida interior y me pareció que eso era lo que había que tratar de focalizar, porque yo le vi eso a través de los ojos, en su rostro en el documental.

—¿Cuál fue el momento más emotivo de su personaje?

—Cuando expresa que su dolor no es físico, habla de un dolor como si fuera un ataque de pánico, es una herida existencial el hecho de vivir condenado a esa condición. Pero sólo de noche tiene esos dolores, es un personaje maravilloso y extraordinario. Me pasó también que rompí en lágrimas ver la relación que tienen esos dos hombres tan diferentes.

—¿Cómo se prepara para «Ciudadano ilustre»?

—Ya se viene el 8 de septiembre, la avant premiere la hacemos la semana que viene porque me voy a filmar a España y estamos con eso. Es una película totalmente diferente a la que presentamos ahora, es una película que tiene un humor ácido, corrosivo, irónico, distinto. Se trata de un escritor que se fue del país a los 20 años, en los setenta, que ganó el premio Nobel de literatura, que es una figura mundial que vive en Barcelona y desde que ganó ese premio no puede escribir. Ahí es donde recibe una invitación de su pueblo para ser nombrado ciudadano ilustre, ocurre un choque con su pueblo y es algo aparentado como le pasó a Manuel Puig en General Villegas, que su narrativa tenía que ver con lo que ocurría allí lo demonizaron; y acá le pasa algo similar a Mantovani, mi personaje, pasa de ser ciudadano ilustre a ser el enemigo número uno. Pero después tiene una vuelta de tuerca increíble que es lo más interesante que tiene el guión, que puede darle a todo lo que viste una lectura distinta. Es un guión muy inteligente, muy bueno y está invitado a participar de la competencia oficial del Festival de Venecia.

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Finalmente, Rodrigo de la Serna contó sensaciones de su personaje.

—Estás acostumbrado a interpretar a personajes más complejos, duros y ¿cómo fue personificar a Tito?

—Esto francamente es una comedia, es la primera vez que me pasa. Siempre tengo personajes dramáticos pero siempre el humor aparece en ellos; Lombardo de «El puntero» era para descostillarse de risa, Alberto Granado de «Diarios de motocicleta» tiene mucho humor. Hacer una comedia es algo que agradezco, Tito es un personaje tan rico con tanto barro, con tanta calle, brillando entre lo marginal, con tanta luz y nobleza. Son tantas cuerdas que a la vez puede tocar y no siempre te aparece un personaje con tanta amplitud interpretativa.

—¿Cómo fue trabajar con Oscar?

—Es una gloria, cuando se le va esa cara de c… es un hombre hermoso que lo amo. Es un placer de verdad, es uno de los grandes actores argentinos de todos los tiempos, un referente ineludible para todos los actores de mi generación. Ya tuve la posibilidad y la suerte de haber trabajado con el en teatro, con la obra «Amadeus» un año y medio; lo conozco muy bien y volver al set con el fue una gloria, laburaría siempre con el.

De la Serna: «Es la primera vez que me pasa de hacer comedia en el cine. Es algo que agradezco»

—¿Cómo lo definís a tu personaje?

—Es un pibe noble, tiene esa nobleza que no es condición social, la nobleza se tiene o no se tiene. Tiene una vida muy dura, muy difícil que se pregunta porque nació, no tiene vocación, no tiene un hogar y su vida empieza a tener sentido cuando se une a la nobleza de Felipe. Empieza a darse cuenta, que más allá de sus resultados artísticos, que pueden gustar más o menos, le da la oportunidad de expresarse. Descubre su vocación de servicio, que no sabía que tenía que puede convertirse en un ayudante terapéutico, puede hacerle bien a los demás y encima le pagan y ese trabajo lo dignifica.

—¿No crees que la relación de estos dos hombres traspasa la pantalla?

—Sí, totalmente. Está bueno que ese vínculo pueda adaptarse a nuestra idiosincrasia. No somos tan fríos y tan nariz fruncida como los franceses, este vínculo pedía eso para nuestra versión y que el plusvalor que le pudimos entregar en esta versión es la relación de amistad verdadera que tengo con Oscar.

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