Javier Malosetti: “Perdemos la cultura y cagamos, ya no somos nada”
El icónico bajista argentino, de gran carrera solista y acompañando durante muchos años a artistas como Luis Alberto Spinetta, vuelve a Rosario este sábado para presentar 4TET, su nuevo proyecto. Antes, dialogó de todo con Conclusión.
- Espectáculos
- Sep 7, 2017
Por Santiago Fraga
Con más de catorce años y doce discos editados en solista, Javier Malosetti no afloja y continúa renovándose. Luego de lo que fue su proyecto a dúo con Inés Estévez, el icónico bajista de la música argentina se mete de lleno en 4TET, su nuevo proyecto con una fuerte impronta de jazz y con tres músicos, como él los describe, “de los más grandes que tiene la Argentina ahora”.
La banda que integran Malosetti (bajo), Hernán Jacinto (teclados), Tomás Sáinz (batería) y Ramiro Flores (saxofón) llegará a Rosario este sábado 9 de septiembre a las 21 en el Teatro Vorterix Rosario (Salta 3519), con temas nuevos, lo mejor de su discografía solista y versiones de otros artistas del mundo.
Previo al show, Javier Malosetti dialogó con Conclusión acerca de la nueva banda, Rosario, la re-edición del último disco de Norberto ‘Pappo’ Napolitano en la que tuvo gran participación, Lisandro Aristimuño, el abandono estatal a las orquestas infanto-juveniles y mucho más.
– ¿Con qué se puede encontrar el público rosarino con Malosetti 4TET?
– El grupo que llevamos incluye a tres de los más grandes músicos que tiene la Argentina ahora y estoy muy emocionado y muy ansioso por mostrarlo en Rosario, que es una ciudad que ha visto todos mis proyectos musicales. Es un cuarteto muy enérgico, con el que estamos tocando material de todos los discos, de los últimos y hasta de algunos bastantes viejos hemos recuperado también, como mi primer material solista de 1993. Yo venía tocando bastante la viola en el proyecto que teníamos a dúo con Inés (Estévez), y ahora recupero el contrato con el bajo y con la sección rítmica junto con Tomi (Sáinz), que es un batero con el que se forma un tándem que da placer tocar.
– ¿Qué camino musical toma este nuevo proyecto?
– En todos los proyectos impera un lenguaje que tiene que ver con la música negra, con el jazz, el soul y la improvisación en primera medida, pero lo que me entusiasma más es compartir sesiones de improvisación de estas músicas con estos músicos jóvenes que tienen un lenguaje muy rico y están trabajando en cosas grosas. Además de eso son mis grandes amigos, con los que hemos trabajado desde hace mucho. Es un placer tocar con ellos.
– Mencionabas a Rosario como una ciudad que vio todos tus proyectos. ¿Qué te genera venir acá?
– La ciudad me genera mucha alegría porque tengo muchos amigos artistas y además es el semillero de muchos artistas que admiro mucho. Ir siempre es como renovar un lazo de mucho cariño con un público que siempre disfrutó lo que yo llevaba en lugares como la Lavarden, la Comedia o ahora en el Vorterix. Es volver a retomar algo que está andando desde hace muchos años entre Rosario y yo.
– Hace pocos días se anunció la reedición del último disco de Pappo, con una especial participación tuya
– Así es. Se trata del disco de Pappo “Buscando un amor”, que se reeditó como doble y donde también hay info de él contando y desarrollando una idea acerca de todos los temas. También hay un tema más con la banda donde yo también volví a hacer el arreglo de los vientos, como en aquella época, y se incluyó un tema donde yo estoy solo con la viola y cantando (“Somebody’s Calling My Name”), porque era un tema que a él le encantaba, que me lo pedía siempre y que hizo que él accediera a que yo haga ese trabajo de arreglador. Es una cosa muy linda para mí, es un gran honor participar en ese disco de ese modo. Creo que son 7 u 8 músicas de los arreglos de vientos que yo hice y además este plusito que es hacer esta canción que a él le encantaba y me decía ‘Setti, tocate esta’, así que es como cantársela a él, y a través de él a todo su público.
– ¿Cómo fue volver a esas sesiones?
– Siempre es muy emocionante, porque no es solamente la música sino los componentes, la banda, volver a encontrarme con Álvaro, el técnico que grabó tantos discos de él en el estudio donde grabamos ese material, con el Corcho que es amigo y nos encontramos mucho y hacemos terribles zapadas acá, pero en esta situación. Parecía que estaba presente. Nos volvimos a juntar todos ahí, estábamos todos escuchando su voz y cagándonos de risa y comiendo y pasando un momento hermoso y en una comunión muy buena, la verdad es que es un gran orgullo para mí.
– Estuviste con casi todos los genios de la última gran generación dorada del rock nacional. ¿Qué opinas de la escena hoy? ¿Escuchás cosas nuevas? ¿Sentís que haya alguien que te haga recordar a alguno?
– Hay muchas cosas que me gustan pero por ahí no son tan conocidas, porque lo que más pega o lo que más se conoce es un rock chabón, barrial, urbano o sino uno medio reggaetonero o tropicalón con el que tanto no comulgo. Pero sí, me encanta lo que hace Lisandro Aristimuño y lo último que grabó, que ahora lo va a presentar en el Luna Park el 16 (de septiembre) y voy a tocar con él. Yo tengo los bajos del disco, tocamos junto con Sergio Grandinetti que también fue baterista de Spinetta así que se armó una base ahí re spinettera, y ahora estoy invitado para tocar un par de canciones en el Luna. Me parece que ese es el artista, yo lo veo como un mesías, aparte de que es un gran amigo y que lo quiero mucho. Nos juntamos mucho a beber, reírnos y tocar canciones con la viola. Pero no teniéndolos ya ni a Pappo, ni a Luis, ni a Gustavo, con Charly medio ahí en stand by… yo que sé, este flaco viene a ocupar un lugar con mucha justicia.
– ¿Aristimuño vendría a ser lo más parecido a Spinetta hoy día?
– La verdad que sí, y el disco que grabó es una maravilla. A mí me costó acceder porque yo hace mucho que no trabajo de músico profesional digamos, de sesionista, pero él me insistió, me mostró las canciones y me re copé. Ahora estoy contento de que me haya convencido. Él me llamó para tocar en todo el disco y yo le dije que no hacía más ese trabajo, que me invite a algunos temas y listo, pero me dijo que no, que precisamente la idea era tocar con toda otra banda y que quería que toque yo. Me mostró canciones y me arengó. De hecho la canción que voy a tocar con él en el Luna es Good Morning Life, que canto en el disco con él, y el bajo es como una especie de arpegio como si fuera una guitarra y cantamos sobre el bajo solo. Me encanta, me gusta mucho.
– ¿Tus proyectos futuros giran en torno a 4TET o hay algo más flotando?
– Con el cuarteto quiero grabar a fin de año. Ahora tenemos muchas presentaciones en el interior y en Buenos Aires y seguramente en el verano grabaremos algo para empezar a presentar a partir de marzo/abril. También tengo una pata puesta en la solidaridad y estuve trabajando de corazón, tocando en la carpa de los trabajadores de PepsiCo con Lisandro (Aristimuño), Rodolfo García de Almendra, estoy en contacto con las orquestas infanto-juveniles que han sido totalmente olvidadas por el Estado nacional y la rompen para los chicos, en barrios de situación muy extrema y me gusta ayudar también, así que estoy en eso.
– Se habló mucho el año pasado de la polémica con el abandono a las orquestas infanto-juveniles, pero ahora no se ven demasiadas movidas.
– Porque no tienen ningún apoyo. Los profesores acá siguen haciéndolas para no dejar a los pibes en banda, pero nadie les paga, ni los reciben, ni les dan bola. El arte es un alimento muy significativo, y más para chicos que viven una situación muy dura de vida. De repente están ahí re copados sin faltar a una sola juntada de la orquesta y aprendiendo a tocar la trompeta, el trombón, el violín, es algo maravilloso, así que me parece que eso no lo podemos perder. Perdemos la cultura y cagamos, ya no somos nada.