DOMINGO, 24 DE NOV

Jorge Coscia: «En los 70 te pegaban un tiro, ahora te comés un lawfare y terminás preso»

El ex secretario de Cultura de la Nación pasó semanas atrás por Rosario para presentar su última novela "La caja Negra". En entrevista con Conclusión habló de literatura, cine y también de la realidad política actual.

Por Florencia Vizzi

 

“Esta historia la soñé antes de escribirla. Ignoro si he despertado del sueño”. Esta frase es la puerta de entrada a La caja negra, la última novela de Jorge Coscia quien, semanas atrás estuvo en Rosario para hacer la presentación oficial en el Centro Cultural Arnoldo Ross

Muchos recordarán al Jorge Coscia cineasta, el más “famoso”, el creador de películas inolvidables como “Mirta, de Liniers a Estambul” o “Luca Vive”. O al Coscia funcionario, en sus años frente al Instituto de Cines y Artes Audiovisuales, entre 2002 y 2005 y de la Secretaría de Cultura de la Nación, entre 2009 y 2014. Sin embargo, Coscia es también un escritor prolífero además de un hombre esencialmente político, condición que se deja entrever aún en los momentos en que el diálogo ni siquiera roza el tema.

En entrevista con Conclusión habló de su última novela y también de su última película, que se encuentra en la etapa final de producción y a punto de estrenarse. Y, como no podía ser de otra forma, también habló sin pelos en la lengua de la realidad política actual, las próximas elecciones, el peronismo y la militancia.

“Es cierto, es así -afirma mientras apura el tercer o cuarto café de la tarde- soñé esta novela. Es decir, soñé el núcleo de la historia. Soñé con un piloto que, en un accidente, tiene una reacción increíble y que todo eso está siendo filmado. Ese es el corazón de la historia. Y a partir de ahí empecé a trabajar”.

— ¿Por qué ignorás si te despertaste?

— Y… no me desperté porque eso dispara misterios. Estas cosas inexplicables que hacen la vida más interesante.. Es decir, yo no estoy dormido pero siguen existiendo misterios, por suerte. Estoy leyendo unas memorias de Graham Green y me sorprendió en una parte en la que cuenta que en los años 20 había un seudo filósofo, Thomas Dune, que planteaba que el tiempo no era lineal sino que el presente, el pasado y el futuro cohabitan y que la vigilia lo hace imperceptible y que, en cambio cuando uno duerme lo podemos llegar a percibir. Y Green se pregunta si acaso esto no ocurre con los escritores, que tienen percepciones premonitorias, que rompen la linealidad del tiempo. Entonces habla de Emile Zolá y cuenta que una de sus novelas termina con unos obreros que mueren asfixiados en una mina por monóxido de carbono, que es la forma en la que él murió años después, asfixiado por el monóxido de carbono de una estufa. Y Greene se pregunta si acaso no escribimos más de una vez lo que nos va a ocurrir. O algo que va a ocurrir…No sé. Reconozco que la realidad es mucho más imprevisible de lo que la ciencia pura nos quiere hacer creer y que esto nos diferencia de este mundo cientificista que cree que todo lo controla.

Ambientada en la ecléctica y misteriosa Salvador de Bahía, La caja negra es una novela que tiene todos los condimentos de un policial negro, y personajes ricos y marcadamente cinematográficos. De hecho, Coscia se permite varias referencias cinematográficas, y una vuelta de tuerca que dejará a muchos boquiabiertos.

— El nombre del libro es algo sugestivo, y me pregunto si, más allá de la historia a la que refiere, no esconde alguna metáfora.

—En realidad, hay varias metáforas. La primer metáfora es que el protagonista es un norteamericano que suscribe a todas las formas de lo que podemos llamar la previsibilidad tecnológica, es decir un avión se puede caer pero si se cae hay una explicación. Y llega con un profundo desprecio e incomprensión por ese mundo sensual, imprevisible y aparentemente desorganizado y desprolijo que es el lugar donde se desarrolla la historia. Más que el impacto del avión sobre el mar, es el impacto entre dos mundos, el mundo de la previsibilidad tecnológica, de la autosuficiencia y el positivismo extremo, del destino manifiesto en un personaje como Peter Kendall que choca con un mundo imprevisible, sensual y caótico, que es de alguna manera la representación de toda América Latina. Y elijo para ello una ciudad extrema como es Bahía, que por algo la llamo la Roma negra. Y hay puentes, uno de ellos es un personaje argentino, judío, que ha leído a Carl Jung y que encuentra nexos entre las investigaciones del primer psicoanálisis jungiano con la teoría de los arquetipos, del carácter arquetípico de todos los mitos y de los dioses del candomblé que, como  los dioses griegos, expresan fuerzas de la naturaleza, las corporizan y las humanizan.

Pero Coscia hace hincapié en que hay otra metáfora aún más importante. “Tiene que ver con que en el mundo de hoy, todo se filma, porque la caja negra del libro es una caja negra audiovisual, vivimos en una era en la que todo se filma, acá se filma la muerte. Es algo que se viene filmando hace tiempo, buscas en Youtube y vas a ver todo tipo de muertes, la mayor pornografía de Internet hoy transita por ahí, atropellamientos, cosas horribles… Pero bueno, una cosa es eso, un tipo que no sabe que lo van a atropellar y otra cosa es un piloto de avión , que reacción tiene un ser humano ante la previsibilidad y la certeza del fin, eso no se ha filmado nunca. Esto es una enorme oportunidad para el morbo extremo y ahí hay también una gran metáfora sobre la voracidad y la codicia de los medios de comunicación, capaces de traficar con la vida y con el destino de cientos de personas.

—Y esa pornografía de la muerte es la de bandera de los medios de comunicación…

— Sí claro, obviamente yo muestro la hilacha ahí. Y en las villanías de la novela hay una extrema que es un operador de un medio de comunicación atraído por el enorme valor económico y material, que tiene la primera filmación de un accidente de avión, del momento en que está cayendo. Y también hay un disparador que se mueve en los cánones del policial negro, me permito jugar con el que espere encontrar un policial negro 100 por ciento, se va a encontrar con una sorpresa también, anticipada en el comentario de Juan Sasturain*, que es una travesura, pero que es una travesura que cometen todos los que han hecho ficción con algún elemento fantástico. Cuando uno juega con lo fantástico, está bueno que el monstruo no aparezca de entrada. Me gusta el  policial negro donde los monstruos que aparecen son los del alma humana y también cierto género como es El resplandor (de Stanley Kubric), algo así como jugar con el tiempo y con la relatividad del tiempo. Lo esencial es que yo me entretuve contando esta historia que tiene mis fantasías, mis inquietudes y mis obsesiones. Y mis obsesiones son esas, los choques culturales, los impactos, las contradicciones, las identidades relativas…

—¿Esta novela es esencialmente cinematográfica?

—Por supuesto que cuando escribo novelas hay un cineasta que está escribiendo, pero yo conozco perfectamente las diferencias entre el cine y la literatura.Los recursos de la literatura son muy diferentes a los recursos del cine. La novela te permite meterte en el pensamiento, en la subjetividad, en la historia de los personajes, la novela tiene recursos increíbles. También es cierto que el cine tiene otros recursos estéticos, visuales, son lenguajes distintos por eso para mí la rama número uno del arte  es la literatura. Y hay toda una generación de cineastas que no leyeron, que aprendieron haciendo cine y en un momento eso se agota y ahí tienen que ir a agarrar los libros, porque los grandes relatos y la gran técnica para contar es la palabra escrita. Los cineastas que perduran son los que han agarrado los libros, los que enriquecen su mundo imaginario con la lectura. La literatura tiene dilemas filosóficos.

—¿Hubo un proceso largo de investigación para este libro?

—Si claro. Yo no soy norteamericano, ni brasilero, ni viví en Bahía. Tengo una buena parte de mi familia en Texas, mi hermano y toda su familia. He tenido conversaciones con un piloto, bombardero, conversaciones superficiales. Traté de concentrarme en la América profunda, ahí viven los tipos como Peter Kendall. Y fue un largo proceso de investigación, por eso la ubiqué en ese año, en 1998, porque hasta ese año investigué. Y sé que, al menos hasta el 98, no había ninguna caja negra audiovisual, por lo menos en aviones de aerolíneas. Es más, pasó un tiempo en que yo estaba trabajando en esto y todavía no había publicado y siempre pensaba: “en cualquier momento sale y perdió mi novela”. Pero hasta el momento no ocurrió. Y yo tengo mi teoría para eso: siempre es más conveniente para el negocio aeronáutico dejar un halo de sospecha sobre los pilotos para tapar las fallas. Y la cámara deschavaría eso. Claro que hay accidentes que son inequívocamente humanos, pero…

Política, lawfare y peronismo

Jorge Coscia es un intelectual, un artista, un director de cine, un escritor, pero, en ningún momento se desprende de su condición de militante y peronista. Le brota por los poros y no reniega de ello. Es un analista sagaz de la realidad política actual y se muestra orgulloso de sus gestiones frente al Inca y la secretaría del Cultura de la Nación. «A mi me enorgullece que me investiguen. En los 70 los que sobrevivíamos, teníamos la pena de los que no sobrevivieron y el orgullo de haber sido perseguidos. Y en la actualidad estamos construyendo el doloroso orgullo de ser víctimas del lawfare», declama sin falsas pretensiones.

¿Extrañás la función política?

—No para nada, eso nunca se extraña, menos del modo en que uno la vive. No es fácil, hay que estar ahí. En los 70 te pegaban un tiro, ahora te comés un lawfare y terminás preso, mientras los que gobiernan se roban la Argentina. Acá en la Argentina y en América Latina, el funcionario del proyecto nacional y popular, como bien quedó demostrado con Lula, como quedó demostrado con Boudou (Amado) o con Milagro Sala, el riesgo de las nuevas formas represivas es enorme. Son muy eficientes , esta pinza entre medios hegemónicos y justicia corrupta. Así que hay un riesgo enorme… Yo lo viví en carne propia, como se te arma una causa judicial porque contrataste a Fito Paez… de pronto eso es un hecho de corrupción, mientras estos fugan el monto de cinco puentes a Colonia en dos meses y no pasa nada. Uno hace un acuerdo con un músico por cuatro recitales, teniendo en cuenta que un artista  que va a dar un recital ante 50.000 personas después no puede cobrar una entrada en un estadio… pero el lawfare te lo comés todo el tiempo. Si los medios están de tu lado y sos un sinvergüenza te tapan. Ahora si te ven como tu enemigo te golpean permanentemente, no dan tregua y arman un relato casi imposible de revertir.

—Sin duda que sí – afirma el ex secretario de Cultura con vehemencia- sin dudas que sí. Yo cuento en un libro que, en el año 1928, Hipólito Irigoyen ganó las elecciones, en gran medida, con el respaldo del diario Crítica. El diario estaba ubicado sobre Avenida de Mayo, y el día en que asumió, Irigoyen fue con el auto descapotable desde el Congreso hasta la Casa Rosada. Y el dueño de Critica, Natalio Botana, esperaba en el balcón del diario el saludo del hombre que él había ayudado a ganar.  Pero resulta que Irigoyen, ya grande, pasó por ahí y se olvidó de saludar. Y, esto es testimonio de un periodista de la época, Botana exclamó: ¡Hijo de puta,ya me las vas a pagar! Y así fue. Un año y medio y muchas tapas de Crítica después, vino el golpe que lo derrocó. Un golpe que desde el punto de vista militar fue nada más que el colegio militar…Hubo un desfile, dos o tres tiroteos y cayó Irigoyen. Ayudó la crisis del 29, pero en gran medida fue Crítica, que después, paradójicamente, terminó cerrado por Uriburu y Botana y su mujer terminaron detenidos… Pasaba en los tiempos de Irigoyen, ¿como no va a pasar ahora?. Antonio Gramsci hablaba de eso, de construir  hegemonía. Si te sacan tres o cuatro páginas en algunos de los diarios más grandes no hay manera de contrarrestarlo, es una lucha desigual. ¿Como contrarrestás  500 trolls pagos? Si te intervienen hasta el Wikipedia los trolls…  Igual, yo creo que a la larga la verdad termina interponiéndose, es una dialéctica entre el televisor y la heladera. Pero ¿cuántos son los que hoy, aún con la heladera vacía, siguen siendo mandados por el televisor que todo el día, todos los días, machaca sobre lo mismo? Y no importa si es verdad, o si hay una investigación, ya estás condenado por horas y horas de pantalla. Por supuesto que incide, muchísimo. Sino ¿cómo se explica que hoy, después de tres gestiones de gobiernos que, con todos los errores que puedan haber tenido, sacaron al país de una crisis terminal, estemos hablando de un corrupción incomprobada, del caso Ciccone incomprobado?,Además, el poder de los grandes medios hegemónicos, diarios y televisión no está sólo en lo que dicen si no en lo que omiten. La cobertura de un caso te modifica inevitablemente. Semanas, meses, hablando de Nilda Garré y Máximo Kirchner hablando de una cuenta que tenían. No la tenían, ahora se sabe, pero … ahora de ¿qué sirve?¿y cuántos son los que publicaron en sus tapas la desmentida? Los grandes operadores norteamericanos entendieron esto hace rato. Entendieron que la cultura puede mas que las balas, entendiendo por cultura todo el registro de la palabra dicha, escrita, todo el registro de las imágenes y el mundo de la comunicación y construye una hegemonía que en lugar de estar basado en la sociedad disciplinaria, en el panóptico que todo lo controla que todo lo vigila, te meten el panóptico dentro de la cabeza, y entonces sos vos el que te vigilás a vos mismo. Y si querés ser parte de ese rebaño te medís y cuidas vos mismo. Supongo que en algún momento van a tener que rendir cuentas, si es posible con las armas de una nueva Constitución . No puede ser que un juez todo lo pueda.

De cara al proceso electoral que se viene en estos días, ¿cómo ves lo que está pasando dentro del peronismo?

—Lo que está pasando en el peronismo es el peronismo. Algunos se sorprenden como si fuera algo nuevo,  pero siempre fue un frente que nació como el aglutinamiento en torno a una conducción, donde se juntan sectores diversos que van desde la izquierda a la derecha, con características nacional y popular, algunos más populares y otros menos. Siempre existieron estas fuerzas, por eso dentro del movimiento siempre se habla y se hace hincapié en la palabra lealtad porque es un bien escaso. En el peronismo la lealtad es un bien muy preciado y escaso, porque es un movimiento que se enfrenta a grandes poderes, que son capaces de introducir su veneno y su capacidad de disolución dentro. El peronismo nunca ha sido ajeno a esta batalla. Y entonces da la sensación de que el árbol está dividido, pero lo que importa es la raíz. Y lo que verdaderamente importa es donde está la rama que llega a la raíz. Desde mi punto de vista hay ciertos peronistas que ya no lo son mas y no se han enterado. La idea del peronismo es patria justa, libre y soberana adecuada a estos tiempos incluyendo los derechos humanos. Y hay tipos que ya no son peronistas y que están jugando, esas son ramas secas del árbol.Hay distintos niveles de consciencia hay tipos que creen que modernizar el peronismo es volverlo liberal. Falso. Muchos movimientos latinoamericanos nacionales y populares fueron deglutidos por su contrario , lo que no se logró en las urnas se logró haciendo que sus líderes se transformen en tránsfugas ideológicos. Al peronismo lo rescató el kirchenrismo, porque el peronismo no hubiera existido sin Perón y el peronismo no seguiría vigente si no fuera por Néstor Kirchner y Cristina. Yo creo que, con muchos matices, lo que hay que hacer es lograr la unidad con los que todavía se mantengan en esta línea, que es un país que garantice la produccción, el trabajo, la justicia, la redistribución de la riqueza… que no es precisamente la revolución socialista, pero nunca lo fue. Algunos se confundieron y pensaron que Perón era Mao Tse Tung, hasta los defectos del kirchenrismo son peronistas, esta tendencia a los entornos, porque son males del poder, el poder popular tiene vulnerabilidades que no tiene el poder hegemónico económico.

 

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