“La humanidad o nosotros”, el otro lado de IKV, con Dante Spinetta
El dúo que además integra Emmanuel Horvilleur llega este sábado al Metropolitano. Conclusión dialogó con Dante Spinetta: “Nos sentimos los gallos negros en la vida y en la industria discográfica”.
- Espectáculos
- Ago 12, 2016
Por Santiago Fraga
Llegó la hora de los gallos negros. Con una estética renovada, con más sentimiento y una espiritualidad permeable, Illya Kuryaki and the Valderramas vuelve a la carga con “La Humanidad O Nosotros” (L.H.O.N), un disco en donde plantean parar la bocha, pensar un poco y frenar con el camino destructivo de la humanidad y en la música.
Esté sábado 13 a las 21, el grupo de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur se presentará en el Salón Metropolitano (Junín 501), para mostrar la otra cara de IKV: un disco llevado a lo espiritual, donde volvieron a recuperar cosas de la vieja escuela, como grabar en cinta analógica, y con todas las influencias del mestizaje que han incorporado y que ya llevan en sus genes.
Conclusión dialogó en exclusiva con Dante Spinetta, quien invitó a reflexionar con la pregunta principal del disco y aseguró que “ir a tocar a Rosario es una gloria”.
Por otro lado, rescató el lado artístico desde el que se creó el disco, en un contexto donde “hay que ser más personales que nunca”, ya que en la industria “está todo muy condensado en el billete” y “hay tantos artistas que no son artistas que es raro”.
Asimismo, Spinetta habló sobre el significado de ser “gallos negros”; sobre la madurez de Illya Kuryaki; las influencias notablemente identificables en este disco de su padre, Luis Alberto; la “degradación cultural”; el estilo IKV y la realidad que vive hoy Argentina.
— ¿Qué sienten de esta vuelta a Rosario?
— Obviamente Rosario es uno de los puntos más importantes del país, e ir a tocar es una gloria. Ya estuvimos tocando en varias ciudades de Argentina y de Latinoamérica y lo que está pasando está buenísimo, estamos pasando algo increíble, y no esperamos menos de Rosario. Siempre la pasamos tremendo y estamos con muchas expectativas de ir, tocar y disfrutar de lo que va a ser el show. La música y la sensación que se arma.
— ¿Cuál es el concepto quisieron reflejar en “La Humanidad O Nosotros”?
— El título es un poco un derribador de murallas. Ya te hace preguntar qué significa, y lo que queríamos es abrir esa conversación. Que la gente por lo menos tenga la sensibilidad de preguntarse qué significa o porqué nosotros nos separamos de la humanidad; y «nosotros» no representa a Illya Kuryaki nada más, representa a un montón de gente que no está de acuerdo con el caminar de la humanidad, con lo destructivos que estamos siendo. Ese «nosotros» representa capaz el lado más espiritual de nuestra humanidad. Entonces era eso, parar un poco la pelota y ver a dónde estamos yendo y que lo pensemos un rato. Esa temática tiene que ver con la vida en sí, y la parada de los gallos negros también representa eso, el ser diferentes, ser una rebelión, una resistencia. Nosotros nos sentimos los gallos negros en la vida y también en la industria discográfica y de la música. Hay que bancársela ser diferente y no en el gallinero, y hay mucha gente que se siente así, con esa necesidad. Nosotros somos el soundtrack de esa gente, de la resistencia.
— ¿Ustedes plantean la pregunta pero también plantean la respuesta o dejan más a que sea a la reflexión de la persona?
— Es más eso, totalmente; que cada uno le encuentre el sentido que le tenga que encontrar. Nosotros le encontramos más a estar nosotros presentes en el lado más espiritual de la humanidad. Conectarse de nuevo y no estar con esa energía de ir pisándole la cabeza a los demás para avanzar, sino ir respetando el camino de cada uno. El disco habla mucho de eso, de encontrarse con la fe. Ya el primer tema «Aleluya» habla de «Apretar el botón de la fe y esperar la explosión de la piel«, como liberándose del cuerpo, y esa fe no es religiosa sino es más espiritual, porque la fe existe para todos, creas en Alá, en Dios, en Buda, en la música, en el amor o en todo eso junto. Siempre necesitamos algo de esa fuerza que no sé de dónde proviene. De la vida misma.
— ¿Es esta etapa de ustedes es más espiritual? Comparado también con lo que fueron en sus comienzos
— Lo que uno piensa a los 14 años que yo tenía cuando arrancamos… obviamente mis vivencias eran muy acotadas con respecto a todo lo que viví teniendo ahora 39. Pasaron 25 años desde que comenzamos, entonces creo que hay una evolución y una búsqueda de desarrollar cierta parte, cierta sensibilidad, que está más conectada con la vida. Ya igual nosotros estábamos tirando sobre eso en «Chaco». Hablábamos de mestizaje, de la libertad, de romper las cadenas, y en este disco eso está presente, totalmente. En “Gallo Negro”, en “Hombre Libre”, hablamos de eso todo el tiempo, así que de alguna manera las bases las planteamos hace rato, pero en este disco intensificamos esa relación con eso.
— Están canalizadas de otra forma.
— Sí. Siempre la deformidad está. Una canción como “Gallo Negro” y el lio que hicimos es re deforme también. El funk sigue estando, y “Ritmo Mezcal”, “África”, son deformes, pero son deformes desde otro lado. No hay tantas boludeces, es como más psicodélico la deformidad que hay capaz.
Dante Spinetta: «Nos sentimos los gallos negros en la vida y también en la industria discográfica y de la música. Hay que bancársela ser diferente y no en el gallinero»
— En lo musical también hay una nueva estética que se nota en los nuevos temas de la banda, los géneros además del funk apuntan más al soul, a la balada. ¿Lo buscaron o se dio por la etapa?
— Sabíamos que “Chance”, por ejemplo, no era un disco que tenía canciones así tranquilas o baladas excepto “Amor”, y en los discos de los 90′ sí lo habíamos hecho. Ya en «Chaco» tenías “Hermoza from Heaven”, “Húmeda”, “Abismo”, “Mitad de la canción del Caballo Violeta”, “Jalea”; había 5 o 6 temas lentos, y siempre fue una parte importante de la banda, pero nunca fue la cara que mostrábamos en un single ponele, y esta vez pasa a estar en la plana principal de esta historia. Hace mucho no aportábamos una canción como “Sigue” o “Estrella Fugaz”, y vamos a seguir contándolo, es esa parte de madurez de llegar y de haber crecido ya en ciertas cosas. También es mostrar el otro lado de Kuryaki, que no solamente son los funks y la deformidad sino también todo el otro lado conectado al amor, al desamor, y creo que nos sale muy bien y nos es natural. Inclusive algunas veces nos sale más natural hacer canciones lentas que temás más pulenta y siempre los hemos dejado fuera del disco por una cuestión como estética, de capaz querer hacer un disco re asesino; esta vez los dejamos fluir.
— Digamos que estas creaciones que hicieron ahora son el fruto de algo que ya venian pensando.
— Sí, son el fruto de la vida y el camino que elegimos. Llegó el momento, donde nos vimos parados por cruzar esa calle. Nos jugamos por el arte. Creíamos que hoy en día hacer un disco más ligado al arte, que esté hecho desde ese lado artístico, es raro en la industria, porque está todo muy condensado en el billete últimamente para la gente. Hay tantos artistas que no son artistas que es raro, y creo que hay que volver a eso, a ser personales, a ser más personales que nunca y animarse a ir por caminos diferentes. Cuando presentamos la tapa del disco lo mostramos en nuestro círculo, y algunos nos decían “Che boludo, ¿estás seguro que en la tapa del disco capaz más importante de su carrera van a estar de espaldas, no dice el nombre del grupo, no dice el disco, nada?”, y sí, estamos seguros, porque pasa por otro lado, y la gente se da cuenta de esa energía, de lo que es real, y está bueno.
— Ustedes siempre estuvieron en las listas peleándoles a esos exponentes de esa industria pero con sus propias herramientas, y es algo que todavía sigue
— Totalmente. Siempre tuvimos la suerte de que nos fue bastante bien, pero de pelear contra unos sordos terribles también. Es terrible, pero realmente cada vez se va degradando todo en general, como en casi todos los ámbitos. Hay una degradación cultural muy grande también y creo que hay que poner cosas que estén buenas en la parrilla para la salud de la gente. Porque la música carga con una información re grosa y es como un elixir también dentro de la realidad muchas veces. O sea, yo me acuerdo cuando era chico y mis primeras experiencias de ponerme discos con auriculares y escuchar y pegarme un viaje, disfrutar y que me haga bien al alma eso, y últimamente la música no tiene esa energía, y es una mierda eso.
— Es como que hoy recurrís a los viejos discos de nuevo.
— Totalmente. Por eso también medio la manera en que lo hicimos y todo. Volvimos a grabar en cinta analógica, volvimos a recuperar ciertas cosas de la vieja escuela, que es con lo que nosotros crecimos y esa es la verdad. Más allá de que hayamos hecho nuestra propia movida y todo, aprendimos de los maestros que nos sucedieron a nosotros: mi viejo, Fito, Charly, Cerati. Esos son los maestros que hay que tener en la música, y que tenemos la suerte de que son de acá, de trabajar con todos, y también tenemos que hacer honor a eso y tratar de hacer lo mejor posible aún sin perder nuestra identidad, para entregar un disco a la gente que le haga bien.
Dante Spinetta: “Nos jugamos por el arte; está todo muy condensado en el billete últimamente”
— Hay un par de temas como “El Árbol Bajo el Agua”, “Diciembre” y “Mi Futuro” que al escucharlos me generó una fuerte sensación de notar una influencia muy grande de tu viejo. ¿Es así o habré soñado?
— Sí sí, es así. Realmente, “El árbol bajo el agua” es una canción super spinettera, y esa y “Diciembre” son las dos canciones que hicimos solista cada uno para el disco. Yo hice El Árbol y Emmanuel “Diciembre”. Cuando yo traje “El árbol bajo el agua” yo sabía que tenía mucha influencia de mi viejo y del rock argentino. Mi Futuro también tiene esa impronta medio rock nacional de golpe, y nos gusta eso, el rock nacional lo tenemos que llevar siempre, es parte de nuestra genética también, y hoy en día le encontramos la vuelta de cómo mezclarlo con lo nuestro, con el rap, con otras cosas, y estar orgullosos de esos.
— Mencionas que sus influencias son del rock nacional, pero se nota que es de la vieja escuela y no tanto lo que se escucha hoy en día, donde ha mutado un poco el concepto.
— Nos gusta más lo clásico. Sigue habiendo cosas buenísimas, siempre habrá bandas argentinas buenísimas, pero hubo como una especie de epicentro energético allí. Nosotros con nuestra movida, con nuestro estilo, salvando las diferencias de todo, pero tenemos las influencias de esos artistas porque crecimos rodeados de ellos, entonces está bueno que aparezcan en canciones como las que mencionabas o las de “Chaco”. Siempre estuvo eso, pero obviamente después en el camino potenciamos otra cosa. Nos metimos más capaz con la música negra, con explorar esos ritmos y esa sensación que teníamos que nos es real, que no nos es ajena, así como para nuestros padres no les era ajeno el rock and roll. Nosotros nos hicimos parte y somos parte de la música urbana y funk en español y eso es re groso para nosotros, tener nuestra página en el libro de esa movida. Pero nosotros somos una banda mestiza, y eso es lo que nos damos cuenta más que nunca. Somos el gallo negro, el gallo diferente en el gallinero y hay que bancársela.
— ¿Cómo sienten que está la situación en Argentina hoy? Tanto en lo cultural como yendo a lo político y social.
— Mientras se siga respetando la democracia va a estar todo bien. Yo justo nací en el año 76, imaginate, el comienzo de la época más siniestra de nuestra historia. Mis primeros años los vi en un país donde no se podía hablar, y recuerdo y sigo teniendo la sensación. Estoy parado desde un lado de la vereda que elegí, porque cuando te torturan familia y recordás a tus papás llorando por la desaparición de tus amigos, o cosas así, eso te marca para siempre, entonces siempre vamos a ser los gallos negros. Ahora, esperemos que encontremos un balance como sociedad porque es una locura lo que nos pasa; el círculo, el loop donde nos roban todo y volvemos a creer y de nuevo todo, y la especie de guerra social donde se parte el país al medio. Es todo como una misma mierda, es una locura, tenemos que liberarnos de ese loop que nos está consumiendo. Yo por eso ya no creo más en los políticos. Hasta que vea un cambio realmente de muchos años yo no le creo más a ninguno. Creo en la música, creo en el amor, creo en la cultura, y en las historias de la gente que hace bien. En eso es en lo que quiero creer. Pero siento que Argentina es un país tan hermoso, con tanta energía, con tantas posibilidades, y por eso tenemos que estar bien, ¿no? Y tenemos que tirar para adelante.
Dante Spinetta: “Volvimos a recuperar ciertas cosas de la vieja escuela”