LUNES, 25 DE NOV

La Polla Records en La Plata y 41 años de vigencia en un mundo que no cambió prácticamente nada

Más de quince mil personas vibraron con la banda de punk rock española en su regreso al país dos décadas después, con una lista de 44 temas en la que repasaron sus grandes clásicos y esas letras que todavía no pierden vigencia ante una sociedad que, aunque evoluciona tecnológicamente, sigue arrastrando los mismos flagelos que afectan a las juventudes, los adultos y los jubilados, particularmente de las clases obreras.

Por Santiago A. Fraga

En una prueba más del examen implícito al que se somete a ciertos géneros musicales o artistas con el paso de los años, el último sábado en La Plata quedó demostrado, nuevamente, que el punk no murió.

(¡Ay, qué cliché!, ¿cómo vas a empezar una crónica así?) Esa frase inmortalizada en 1981 en el disco debut de los escoceses The Exploited, luego reciclada hasta el hartazgo, resulta un pie perfecto para pensar en la vigencia de una banda como La Polla Records, a 41 años de su creación, y de los ideales que sus letras promueven, en un mundo que a día de hoy ha cambiado demasiado… pero tampoco tanto.

Evaristo. Foto: La Polla Records Oficial.

Más de quince mil personas viajaron desde todas partes para escuchar a los españoles en el Punto Único (también conocido a veces como playón de estacionamiento del estadio), y en la ciudad de las diagonales volvieron a lucirse, entre algunas cabelleras con distintos grados de alopecia y panzas cerveceras, aquellas crestas tan estereotipadas que horrorizan a ancianos, deslumbran a niños y expresan en sí mismas un rechazo enérgico contra los cánones históricos impuestos por la sociedad (y que dicho de otro modo, sea cual sea la reacción que genere en el otro, logran su cometido: dicen y movilizan).

Es que el último sábado en La Plata hubo muchos jóvenes, pero también estuvieron en mayor cantidad los que eran jóvenes hace 20 años, cuando La Polla Records se presentó por última vez en Argentina, en el extinto bolichón Flight City Disco de Ramos Mejía, y que hoy son padres y(/o) se siguen manteniendo con aquel mismo espíritu.

Muchísimas cosas cambiaron desde aquel entonces, pero en esencia las modificaciones son principalmente de las luminarias y las formas de una sociedad con los mismos flagelos que afectan a las juventudes, los adultos y los jubilados, particularmente de las clases obreras, que en aquel entonces. Juan Carlos Kreimer, en su libro “Punk, la muerte joven” (1978), recuerda expresiones de Billy Idol para contextualizar a aquellas personas que se definían dentro de lo punk, “aludiendo implícitamente a una sociedad ultramoderna en la que el vértigo de la vida reemplaza a la calidad de vida”.

No caben dudas que esta humanidad extremadamente atravesada por los avances tecnológicos, lo smart y las redes sociales, trajo consigo un vértigo aún mucho más potente (que incluye y excluye por igual, que te muestra un nuevo mundo y a la vez te encierra) para sustituir una calidad de vida que sigue siendo por demás discutible. Pasaron 20 años y seguimos hablando de una Argentina sumida en una crisis económica; de una desigualdad, pobreza y desocupación crecientes; de un mundo al borde de la guerra, de Estados Unidos-Irán, de Palestina-Israel; de crisis de migrantes, de refugiados; de machismo; de discusiones básicas por derechos humanos; de la mano de la Iglesia metida en cada discusión política; de negacionistas, de comunismo, de fascismo, de golpes de Estado, de gobiernos neoliberales. ¿Qué cambió realmente en 20 años?, ¿qué cambió realmente en 40 años?.

Por eso todo a lo que le canta La Polla Records sigue teniendo una temible vigencia, y bajo esa premisa es que surge también “Ni descanso, ni paz!”, la nueva canción de la banda de Evaristo Páramos que da nombre al decimoquinto disco del grupo, creado especialmente para este regreso en 2019, después de 16 años de separación («Nuestro mundo civilizado se acaba / Los humanos residuales ya no somos reciclables / El sistema del bienestar está muerto / La tercera guerra mundial dura demasiado tiempo // La tecnología nos ha derrotado / El capitalismo te va a devorar / Nunca más tendremos ni paz ni descanso / Nunca más tendremos descanso ni paz!»).

Revisitando nuestra alegre juventud

Ahora sí, vamos a lo que nos compete. La jornada comenzó desde temprano el sábado 8 de febrero en las inmediaciones del Estadio Ciudad de La Plata, con los numerosos colectivos y las traffics que llegaron desde distintos puntos para presenciar el recital, que en teoría sería el último que brinden en territorio argentino, según las palabras del propio Evaristo al asegurar que esta “segunda muerte” del grupo una vez terminada la gira sería “la definitiva”.

Las remeras negras de innumerables grupos nacionales y extranjeros se mezclaban en las primeras horas de la tarde con las camisetas de Gimnasia y Esgrima que llevaban los hinchas que se dirigían al estadio del Bosque para ver al equipo de Diego Maradona. No importaba cuál fuera la razón, sobraban motivos para clima festivo y, en especial, para hacer previa.

Al mismo tiempo, una gran cantidad de espectadores chilenos se hicieron presentes, debido en parte a que la fecha en aquel país fue anunciada mucho tiempo después, por lo que los fans decidieron asegurarse la posibilidad de ver a la banda aunque sea en Argentina. Por esto, la entonación del hit “Piñera conchetumare, asesino igual que Pinochet” fue moneda corriente en los alrededores al ingreso en 25 y 32, y seguramente lo serán en Santiago cuando la banda se presente el próximo 16 de febrero. El mismo, además, solía proseguirse con el «Olé olé olé, lo llaman democracia y no lo es«.

La música comenzó cerca de las 19.30, con la presentación de la banda Ley del Buey ante unas mil quinientas personas que ya habían ingresado al espacio, y siguió con el show a puro hardcore de Eterna Inocencia, ante un público ya más nutrido que anticipaba lo que iba a ser la imagen final de un playón totalmente colmado.

Más cerca de las 22 que de las 21.30, las luces tornarían a la oscuridad y en las pantallas de alta definición comenzaría a reproducirse la imagen de una cruz prendida fuego, acompañadas por el ya conocido coro del comienzo del canto gregoriano “Salve Regina, mater misericordiae”, que da lugar a “Salve”, uno de los temás más reconocidos de la banda y una crítica potente a la Iglesia católica («A cuenta de prometer el reino de los cielos, algunos vivillos lo que están haciendo es su propio cielo particular en la Tierra: Compre un pedazo de cielo, pagando la cuota mensual»). El público: extasiado de arranque.

En paralelo con las primeras notas de aquel tema, en el ingreso al Punto Único tuvo lugar otra de las cosas que no han cambiado en 20 años: la represión policial. Así como se sabe que 2 + 2 da 4, es sabido que el cóctel “gente queriendo entrar sin ticket” (una constante) + “policías con ganas de entrar en acción” (otra constante) no suele suele arrojar una combinación muy agradable. El resultado fue que mucha gente que sí tenía su entrada y no estaba causando desmanes también terminen siendo receptores de las balas de goma y los gases lacrimógenos de la policía bonaerense.

En el recital, se sucedían los temas “Memoria de Muerte”, “Así es la vida”, “Lucky man for you” y otro clásico, “Nuestra Alegre Juventud”. En el público, por más que el promedio de edad se ubicase de 30 para arriba, muchos de los presentes que habían dejado ya pasar su alegre juventud volvían a recuperarla aunque sea por un momento, y a su vez junto a varios de ellos se podía ver a sus hijos, viviendo el recital quizás hasta con más fervor incluso, por más que muchos de los mensajes todavía no sean capaces de comprenderlos en su totalidad.

Foto: La Polla Records Oficial.

En el escenario, Evaristo (edad, 59) cantaba con potencia, interactuaba y se movía por el escenario como si los 20 años a los que volvemos a hacer mención no hubieran pasado nunca. Enérgico y picante, el emblema de La Polla Records se brindó al 100%, luciendo una larga cabellera y una camiseta de fútbol ficticia, que atrás llevaba el número 79 (año de fundación de la banda) y el nombre Agurain (pueblo del que surgirían, que “traducido” del euskera al español sería Salvatierra) y delante la inscripción “Del deporte también se sale”, título de un disco de la banda La Pandilla Voladora que juega con las frases tan repetidas en el mundo deportivo que hacen alusión a salir de las drogas.

La formación no lucía un estrictamente completo La Polla Records, ya que a pocos días de la presentación se anunció la baja del guitarrista original, Sumé, debido a una afección respiratoria que le demandaba reposo. En su reemplazo fue Ángel, guitarrista de Gatillazo, la banda solista de Páramos. Ante este reemplazo, el único miembro de la mayor parte de la discografía de La Polla junto con Evaristo fue Abel, el bajista (presente en todos los álbumes menos en “Salve”), ya que tanto Txiki (guitarra) como Tripi (baterista) se unieron al grupo recién en 2003, el último año de vida del grupo (luego formaron parte de Gatillazo).

A esta altura de la nota cabe destacar uno de los puntos negativos de la noche, que si bien no arruinaron el show sí dejaron una especie de sabor amargo: el sonido. Tras haber sonado impecable con Ley del Buey y potente con Eterna Inocencia, el volumen disminuyó notoriamente con La Polla Records, quedando muy al frente la voz de Evaristo y sin llegar a percibirse en demasía la distancia de los instrumentos. Algo, por lo menos, curioso.

Otro punto que sigue dejando mucho que desear en las producciones de recitales en general es la cada vez mayor cantidad de pungas que se dejan ingresar a los recintos, desde un estadio de fútbol hasta un Luna Park, y desde un show punk a uno del pop más comercial. ¿Cuándo se van a hacer cargo las productoras de controlar a quienes trabajan de seguridad y habilitan el ingreso a gente que sólo va con la intención de robar? ¡Vamos, muchachos! La cantidad de celulares robados y mochilas tajeadas fue la suficiente como para llamar la atención generalizada del público, sin mencionar siquiera el nulo cacheo en los ingresos aún con la gente que ingresaba con tiempo al Punto Único.

Un punto positivo posterior: la productora Gonna Go Producciones subió tres días después el recital completo en alta calidad en Youtube, aunque en parte evidencia el problema mencionado con el sonido. (Actualización: la productora eliminó el video…)

Clásicos como “Chica Yeye”, “Delincuencia”, “Que turututu, ay que tururu”, “Gol en el campo”, “El congreso de ratones” y “Mundo cabron” se sucedían entre muchos otros de los temas que compusieron la lista de 45 canciones que interpretó la banda en casi dos horas de recital. El momento de mayor excitación del público se dio con la seguidilla “Ellos dicen mierda”, “No somos nada”, “Socios a la fuerza”, “La solución final”, “Ya no quiero ser yo” y “Carne pa’ la picadora”.

Entre canción y canción, el cantante jugaba con el público y arrojaba frases como “Son los mejores… o los segundos, pero que son los que más se acercan”, “Son les mejores, las mejoras, los mejoros y todos los demás géneros”, o haciendo alusión a la crisis económica o a su edad.

El final, a todo trapo, llegaría con “Johnny”, “La llorona” y “Odio a los partidos”. Una despedida más que digna, pero que todavía deja con sabor a más, con ganas de otro regreso, o de sentir que el punk verdaderamente no murió y que la escena de un show así, tan disruptiva para la vida cotidiana de uno, tenga aunque sea un capítulo más por brindar.

En aquella vida cotidiana, en la del día a día, en la de la rutina y la ciudad, el punk se puede encontrar en el lugar al que su esencia perteneció siempre: escondido, en el underground, resistiendo. Pero no por ello también deja de formar parte de un sistema en el que la cultura se ve afectada y cada vez se hace más difícil para artistas y para espacios el poder subsistir. La mejor manera de mantener vivo al punk, si uno no quiere que muera, es apoyar a las bandas locales y a los proyectos que siguen apostando por la autogestión y por una forma de expresarse totalmente genuina, recordando las premisas de canciones emblema como “Chickenshit Conformist” de los Dead Kennedys o las letras que en nuestro idioma y desde hace 41 años sigue cantando La Polla Records.

Lista de temas: Salve, Memoria de muerte, Así es la vida, Lucky man for you, Nuestra alegre juventud, El suicida, Chica Yeye, Los siete enanitos, Delincuencia, Come mierda, Ni descanso ni paz!, Maigenerasion, Igual para todos, Que turututu ay que tururu, Vuestra maldición, Balada inculta, Gol en el campo, Hoy vamos a explicar la palabra feo, Tu alucinas, Eutanasia, El congreso de los ratones, Txus, Europa, Mundo cabron, Ciervos corzos y gacelas, El avestruz, A tu lado, Radio crimen, Punkyfer, Los monos, Porno en acción, Ellos dicen mierda, No somos nada, Socios a la fuerza, La solución final, Ya no quiero ser yo, Carne para la picadora, Iván, Cara al culo, Toda la puta vida igual, La justicia, Johnny, La llorona, Odio a los partidos.

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