En esta ciudad santafesina el polvillo con agrotóxicos que se desprende de la actividad en los silos, ha condicionado la vida de sus habitantes. La altisonante inauguración, contrasta con una realidad que se busca esconder bajo la alfombra de la desidia.
Este mes se cumplen seis años del comienzo de la lucha contra la contaminación que proviene de las plantas cerealeras que convierten al aire en irrespirable. Esta ciudad santafesina no se resigna a convivir con el cáncer y las diatribas políticas. “Desde el municipio invisibilizan nuestro reclamo, pero no nos vamos a resignar”, sostuvieron los vecinos autoconvocados del lugar.
Los vecinos apoyados en la Defensoría del Pueblo de la provincia empujaron una contundente denuncia por el continuo polvillo en suspensión, ruidos molestos y el incesante transitar de camiones. Desde el Ministerio de Medio Ambiente sostuvieron que no existe motivo alguno por el cual alarmarse. Crece la preocupación.
Rehenes de la impunidad y desidia del agronegocio, esta población santafesina sigue padeciendo un atropello explícito a su salud. “Estamos a merced de un grupo de facinerosos que nada les importa”, le dijo a Conclusión Milagros Moreyra, vecina del lugar.
La mortandad por cáncer en esta población santafesina es el doble de lo normal. La exposición a distintos focos de contaminación, sigue empujando un reclamo que se consolida y avanza.
