A pesar de las advertencias internacionales, Netanyahu reforzó la idea de ingresar al sur de Gaza
«Los que quieren impedir que operemos en Rafah nos están diciendo esencialmente: pierdan la guerra. No dejaré que eso ocurra», prometió.
«Los que quieren impedir que operemos en Rafah nos están diciendo esencialmente: pierdan la guerra. No dejaré que eso ocurra», prometió.
El primer ministro israelí, a través de redes sociales, condenó la masacre perpetrada por el grupo islámico palestino, que dejó más de 800 muertos y 2.600 heridos. Aseveró que su país «no quería ni empezó este conflicto, pero lo impusieron de la más brutal y salvaje, ahora lo terminará».
Las manifestaciones, que tuvieron una gran convocatoria en ciudades como Tel Aviv o Haifa, ya llevan más de tres meses y provocaron que el primer ministro pusiera esta semana en pausa su polémica propuesta para «impedir una guerra civil mediante el diálogo».
El máximo tribunal de Israel invalidó la semana pasada, por diez votos a uno, el nombramiento de Arieh Deri, líder del partido ultraortodoxo judío Shas, la segunda formación más importante de la coalición de derecha y extrema derecha que gobierna ese país.
«No debemos desestimar la situación en la que nos encontramos», dice el ministro de Defensa, mientras los cohetes caen en todo el país y se propagan los disturbios árabes. Rara vez el consejo fue más apropiado y necesario. Sesudo análisis de David Horovitz para The Times of Israel, que permite comprender el detrás de escena político del recrudecimiento del fuego en la franja de Gaza.