El consumo per cápita de carne vacuna en Argentina alcanza los 47,2, por año y aunque la suba de precio se ha ido desacelerando, no alcanza para que la adquisición del producto logre recuperarse al nivel del calendario pasado.
Esta realidad refleja como la recesión económica y la pérdida de poder adquisitivo de la clase media llevó al cambio en la dieta de los argentinos, dejando de consumir proteínas vitales para el desarrollo humano e incorporando mayor cantidad de carbohidratos, lo que lleva a déficit nutricionales que afectan la calidad de vida.
Si se considera el período que va entre enero y agosto de este año, la baja es de 6,5 kilos por habitante, un 12,1% menos que el año pasado, de acuerdo con el último informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).
En cuanto a la actividad de la industria frigorífica vacuna en abril, el informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina señaló que “registró una leve mejora con relación a marzo, pero continuó siendo muy inferior a la de igual mes del año previo”.
Esto se da por el creciente peso de las exportaciones, dado que las ventas al exterior se mantienen prácticamente constantes, con un 30% del total faenado, mientras se contrae el mercado interno.
