El 18 de septiembre de 2006 debían leerse los alegatos del juicio al represor Miguel Etchecolatz en el Salón Dorado del Palacio Municipal de La Plata. Estaba previsto que el albañil estuviera presente, pero nunca llegó.
Rubén López lamentó los escasos o nulos resultados de la investigación sobre la desaparición de su padre y aseguró que el reclamo de justicia seguirá vigente hasta encontrar a los culpables o a su padre.
«Los genocidas se siguen muriendo sin revelar sus secretos, sin decirnos dónde están ni qué hicieron con nuestros familiares y compañeros», expresaron al conocer la noticia.
Había sido beneficiado en las últimas semanas con una prisión domiciliaria en virtud de su deteriorado estado de salud. Tal beneficio no llegó a concretarse por la cantidad de condenas que lo retenían en una cárcel común.
El relato firme y desgarrador del albañil sobreviviente de la última dictadura cívico-militar que hace 15 años acusó al represor de torturar y comandar masacres, se escuchó nuevamente hoy ante un tribunal federal de La Plata que proyectó el testimonio que brindó en 2006, en un juicio contra el excomisario bonaerense.
