El método, desarrollado por un equipo internacional de profesionales, permitirá ampliar los conocimientos sobre el estado de salud de las poblaciones de cetáceos con el fin de contribuir a su conservación.
Luego de un viaje de más de 20 horas por tierra, Sandra llegó a Estados Unidos y, según indicó el veterinario que la acompañó, “viajó muy tranquila, pudo comer bien, tomar agua y siempre estuvo interesada en mirar por las ventanas”.
Los especialistas aseguran que está en óptimas condiciones para el largo viaje de tres etapas hasta su destino.
Fue reconocida como «persona no humana», «sujeto de derechos» y «ser sintiente».
