Rosario sin secretos: Montenegro, el urbanizador “trapecista”
Por derecho “irrevocable” y “desde oy (sic) en adelante para siempre”, el capitán Santiago Montenegro se apartó del derecho de propiedad, señorío y posesión de una lonja con forma de trapecio y donó, en testamento de puño y letra, las tierras donde se erigiría la iglesia para la devoción de Nuestra Señora del Rosario, el 12 de noviembre de 1757.