VIERNES, 22 DE NOV

Cerró una fábrica de bolsas en Córdoba y dejó a todo el personal en la calle

La comunicación formal fue el jueves con un escribano. Les adeudan a los empleados la última quincena y la indemnización. Resolvieron quedarse en las instalaciones hasta que les paguen.

En Río Cuarto, provincia de Córdoba, el jueves cerró definitivamente la fábrica Chamago encargada de producir bolsas. La decisión fue comunicada por un escribano a los seis trabajadores que ahora quedan en la calle.

El propietario de la firma, Gabriel Zabaleta, le señaló a sus empleados: “Por las circunstancias del país se cortaron definitivamente las ventas y no podemos afrontar el pago ni de las quincenas” , sumando que vienen “afrontando una crisis desde junio del año pasado y ya no tenemos más recursos”.

Por ende este tomo la decisión de “cerrar con llave” todos los accesos a la planta y los empleados optaron por quedarse en el lugar para reclamar el pago de la quincena y las indemnizaciones. En medio de una creciente tensión, el propietario convocó a la Policía y los trabajadores recibieron la adhesión de referentes gremiales y hasta estudiantes universitarios.

“Que nos saquen con Infantería si quieren, queremos defender nuestros derechos. No nos vamos hasta que nos paguen la quincena y aseguren cuando vamos a cobrar las indemnizaciones”, aseveraron los trabajadores.

“Dentro del plazo que impone la ley, que son 4 días, vamos a cumplir con el pago de las quincenas y las indemnizaciones. La empresa se cierra”, resaltó el dueño.

Por su parte Roxana, una de las despedidas, le relató a La Izquierda Diario que llevaba trabajando en la empresa 12 años, 8 de los cuales estuvo en negro. “Es un trabajo muy insalubre, estamos expuestas a cualquier enfermedad. Nosotras reciclamos los bigbags (bolsones) y viene con alacranes, víboras, ratas, siempre expuestas a cualquier enfermedad. Nunca se nos mandó a la ART, nos mandaron a un médico laboral cuando cambio el dueño, nos perjudicaron poniendo que teníamos problemas en la columna, tantos años de trabajo, nos perjudicaron con lumbalgias”, resaltó.

“Trabajamos de 8 a 20 de corrido, con solo 15 minutos para almorzar o merendar. No te dejaban parar para desayunar, teníamos que desayunar a escondidas a veces”, concluyó Roxana.

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