Cerró una fábrica de bolsas en Córdoba y dejó a todo el personal en la calle
La comunicación formal fue el jueves con un escribano. Les adeudan a los empleados la última quincena y la indemnización. Resolvieron quedarse en las instalaciones hasta que les paguen.
- Gremiales
- Mar 6, 2019
En Río Cuarto, provincia de Córdoba, el jueves cerró definitivamente la fábrica Chamago encargada de producir bolsas. La decisión fue comunicada por un escribano a los seis trabajadores que ahora quedan en la calle.
El propietario de la firma, Gabriel Zabaleta, le señaló a sus empleados: “Por las circunstancias del país se cortaron definitivamente las ventas y no podemos afrontar el pago ni de las quincenas” , sumando que vienen “afrontando una crisis desde junio del año pasado y ya no tenemos más recursos”.
Por ende este tomo la decisión de “cerrar con llave” todos los accesos a la planta y los empleados optaron por quedarse en el lugar para reclamar el pago de la quincena y las indemnizaciones. En medio de una creciente tensión, el propietario convocó a la Policía y los trabajadores recibieron la adhesión de referentes gremiales y hasta estudiantes universitarios.
“Que nos saquen con Infantería si quieren, queremos defender nuestros derechos. No nos vamos hasta que nos paguen la quincena y aseguren cuando vamos a cobrar las indemnizaciones”, aseveraron los trabajadores.
“Dentro del plazo que impone la ley, que son 4 días, vamos a cumplir con el pago de las quincenas y las indemnizaciones. La empresa se cierra”, resaltó el dueño.
Por su parte Roxana, una de las despedidas, le relató a La Izquierda Diario que llevaba trabajando en la empresa 12 años, 8 de los cuales estuvo en negro. “Es un trabajo muy insalubre, estamos expuestas a cualquier enfermedad. Nosotras reciclamos los bigbags (bolsones) y viene con alacranes, víboras, ratas, siempre expuestas a cualquier enfermedad. Nunca se nos mandó a la ART, nos mandaron a un médico laboral cuando cambio el dueño, nos perjudicaron poniendo que teníamos problemas en la columna, tantos años de trabajo, nos perjudicaron con lumbalgias”, resaltó.
“Trabajamos de 8 a 20 de corrido, con solo 15 minutos para almorzar o merendar. No te dejaban parar para desayunar, teníamos que desayunar a escondidas a veces”, concluyó Roxana.