MIéRCOLES, 04 DE DIC

52 años del asesinato de Ernesto «Che» Guevara, un personaje ineludible

Ernesto Guevara de la Serna fue periodista, médico, político, escritor, fotógrafo y revolucionario. Hoy se cumplen 52 años de su asesinato por orden de los Estados Unidos.

A 52 años de su muerte, el comandante Ernesto «Che» Guevara de la Serna sigue siendo un personaje ineludible, de la historia reciente. Nacido en la ciudad de Rosario, Guevara se convirtió con sus escasos 39 años en un ícono de la rebeldía y de la izquierda global.

El joven había sido capturado luego de combatir en la batalla de Yuro, por las Fuerzas Armadas bolivianas, que a su vez estaban siendo comandadas por la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, el 8 de octubre de 1967, al ser herido levemente en la pierna izquierda. Los soldados lo capturaron junto con otro soldado llamado Simeón «Willy» Cuba, con el cual fueron trasladados hasta la escuela de La Higuera, en el municipio de Pucará.

Al ser notificados de la captura del líder del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, el presidente Barrientos dio la orden de ejecutar al «Che» Guevara y a su compañero de armas. Esa misma tarde, arribaron al lugar el coronel Joaquín Zenteno Anaya y el agente de la CIA Félix Rodríguez. Acto seguido, Ernesto Guevara fue puesto de pie y fusilado.

El encargado de fusilar al Che fue el ahora exsoldado Mario Terán, quien relató para la revista Paris Match en 1977 cómo fueron los últimos instantes del líder revolucionario. De esta entrevista, se desprendió lo siguiente:

«Yo no me atreví a disparar. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el Che podría quitarme el arma. «¡Póngase sereno —me dijo— y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!». Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga».

Ernesto Guevara de la Serna nació un 14 de junio de 1928 en la ciudad de Rosario, en un viaje que realizaban sus padres desde Corrientes luego de reuniones con proveedores de yerba mate en la provincia litoraleña, y el parto se sobrevino mientras regresaban a la ciudad de Buenos Aires.

Ernesto tuvo que resistir a lo largo de toda su vida los embates del asma, en una época donde la enfermedad era poco estudiada. Los médicos consultados por la familia le recomendaron mudarse a las sierras, lo cual llevó a la familia a instalarse en Alta Gracia, provincia de Córdoba. Allí, Guevara comenzó a desarrollar sus aficiones por los deportes y la literatura.

Tiempo más tarde, la familia se mudaría a la capital argentina, donde Ernesto comenzaría sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Su carrera se vería atravesada por la participación en centros comunitarios donde realizaría sus prácticas, y luego interrumpida por su primer viaje por sudamérica. El mismo que se encuentra narrado en el libro «Con el Che por Sudamérica» de su compañero, Alberto Granados. Para ambos el viaje significó un contacto directo con los sectores sociales más relegados y explotados de América Latina. Para Ernesto Guevara resultó importante para comenzar a definir sus ideas y sentimientos sobre las graves desigualdades sociales latinoamericanas, el papel de los Estados Unidos y cuáles podrían ser las soluciones.

Al regresar de su viaje, el Che se focalizó en sus estudios y finalizó su carrera. En seis meses aprobó las 14 asignaturas que le faltaban, y el 11 de abril de 1953 recibió el título de médico. Guevara vuelve a viajar por Latinoamérica en ese mismo año con su amigo de la infancia Carlos Calica Ferrer, con el objetivo de llegar a Caracas, donde Granado los estaba esperando. Ambos aventureros partieron el 7 de julio de 1953 en tren desde Buenos Aires con rumbo a La Paz, Bolivia. Su recorrido los llevaría hasta la ciudad de Guayaquil, en Ecuador, donde Guevara decidiría ir hasta Guatemala, lugar donde se estaba gestando la revolución el comandante Jacobo Arbenz. Poco después, llegaría a México y conocería a Fidel Castro.

A partir de esta travesía, Ernesto no volvería a la Argentina, y comenzaría su camino a convertirse en icono revolucionario más conocido del globo, y en uno de los protagonistas de la Revolución Cubana. Una vida corta pero intensa que buscó cambiar el mundo. Una vida que comenzó, casi por accidente, en la ciudad de Rosario.

 

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