MARTES, 26 DE NOV

A 7 años del Famatinazo que frenó el desembarco de la megaminera Osisko Mining

Famatina respira paz y tranquilidad, pero ha demostrado que si vienen por sus recursos naturales, no duda en mostrar sus dientes. La lucha digna de un terruño que le dijo “No a la megaminería”, pero que aún no baja la guardia.

Este 27 de diciembre se cumplen 7 años del “Famatinazo”, una gesta del bravo pueblo de Famatina que escribiría sus líneas en la historia grande de las dignas resistencias. Aquel día donde desde una finca el entonces gobernador Beder Herrera, se propuso anunciar el lanzamiento de la Megaminería en el cerro que llevaría adelante la canadiense Osisko Minning Corporation.

Al sonido de las campanas de la iglesia el pueblo salió a las calles, cubriendo cada rincón por donde los funcionarios intentaban escapar. Fue un día histórico, donde además de expulsar a los funcionarios corruptos y aplaudidores del saqueo traídos para intentar legitimar la actividad minera, el pueblo se decidió a cortar el acceso al cerro Famatina a la minera Osisko a partir del 2 de Enero de 2012 en Alto Carrizal.

Ese lunes, apenas comenzado el año nuevo, los vecinos de toda la provincia de La Rioja decidieron hacer un nuevo corte contra la explotación minera a cielo abierto. El lugar elegido fue el Alto Carrizal, al pie del Famatina. Entre el lunes y el martes, más de 800 personas pasaron por el corte y familias enteras se organizan para pasar sus días y noches defendiendo las entrañas del Cerro, fuente de agua y vida.

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“Nos enteramos que el gobernador había vendido el Famatina para que éste pueda ser explotado por las empresas extranjeras porque así lo dictaba la ley de minería. Allí mismo decidimos utilizar nuestra mejor herramienta, que no es otra que el corte de ruta a la altura de Alto Carrizal en donde finaliza el camino urbano, allí instalamos nuestra barrera, en un punto verdaderamente estratégico”, le diría a Conclusión Carlos Daniel Herrera, vecino y asambleísta.

El mismo día que se iniciaba el corte conformado por familias enteras, el empresario prominero Rubén Celarrayán denunció el corte en la policía de Famatina argumentando que al día siguiente (martes), tenía que subir junto a algunos trabajadores. El martes 3 por la mañana la policía de Chilecito, encabezada por el comisario y también la infantería, apareció en el corte intentando convencer a los vecinos que desistieran en su lucha, algo que sonaba a utopía.

El corte duró poco más de un año y medio, la pueblada volvió a torcerle el brazo a un monstruo transnacional. Las órdenes de desalojo iban y venían, pero el gobierno no se animó a ejecutarlas producto de que miles de dignos habitantes eran los que habían tomado nuevamente el toro por las astas. “Medios de comunicación de todo el mundo, solidaridad que llegaba desde cada rinconcito del globo terráqueo, sumaban empatía hacía nuestra resistencia. Nosotros elegimos como vivir”, concluyó Herrera.

La amenaza minera persiste, es por ello que los habitantes de Famatina apuntan a seguir trabajando para proteger las fuentes de agua a perpetuidad. Exigen vivir en un ambiente sano, como lo declara el Artículo 41 de la Constitución Nacional y la Ley provincial 5311 que regula el ordenamiento territorial del bosque nativo. Pero surge un nuevo debate, ya que distintas asambleas elevaron una voz de alerta en torno a lo que consideran “pequeños despojos”, estos  estarían enmarcados en los proyectos de patrimonialización (Parques Nacionales) que podrían abrirle paso al neoextractivismo. La discusión promete ser visceral pero consciente, ya que las dos posiciones enfrentan a un enemigo en común.

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