Ansiedad, la protagonista de «Intensamente 2» y de una sociedad que vive en estado de alerta

“Las consultas se incrementan cada vez más, producto de la sociedad en la que nos encontramos. Se necesita que se active algo de nuestra ansiedad para poder defendernos, para poder cuidar lo que es importante, para superarnos en nuestros proyectos o incluso para tener ganas y entusiasmo. El tema es cuando la ansiedad está en desborde", detalló el docente universitario y Licenciado en Piscología, Federico Sciretta en diálogo con Conclusión.

Por Gisela Gentile

A pocas semanas del estreno de la película «Intensamente 2», se ha abierto un debate sobre una de las emociones protagonistas de la historia, “ansiedad”. Esta nueva emoción, que aparece en la vida de Riley, un tanto desfachatada, locuaz, graciosa y acelerada, ha conmovido a niños y adultos.

Podría decirse incluso que  han sido quienes acompañan a los más pequeños al cine, quienes más se han sentido interpelados por la nueva emoción, que tiene un rol muy importante. ¿Es la ansiedad, la emoción predominante en los tiempos que vivimos?¿Todos experimentamos en algún tramo de nuestra vida ansiedad?¿Su presencia siempre está ligada a una problemática de salud mental?

“Lo que ha quedado resonando es la vivencia, todo lo que produce, genera y cómo termina activando esa situación de miedo catastrófico que hace que, justamente, uno se tenga que andar anticipando permanentemente frente a lo que pueda llegar a pasar; donde la ansiedad tiene como base las emociones del miedo y la tristeza”, destacó el docente universitario y licenciado en Piscología, Federico Sciretta en diálogo con Conclusión.

El miedo a que algo ocurra nos entristece, y por ende se activan todas las defensas para poder tener el control absoluto de todo. “Por eso mismo la película es muy figurativa, mostrando como la ansiedad inhibe todas las emociones básicas que aparecen en la niñez y a su vez terminan generando un posicionamiento de control absoluto para anticiparse frente a aquello peligroso en términos de potencial”.

Por ello, y dependiendo de la edad de quién contemple el largometraje, las reacciones son muy diversas. “Con la aparición del pensamiento abstracto, es decir, la capacidad de poder darse cuenta de lo que está pasando -que es lo que muestra la película en la parte 2- es desde donde emerge todo en la adolescencia. Los niños y las niñas espectadores, dependiendo de la edad, van a quedarse con lo chistoso o asombro de la figura del personaje sin poder interpretar de qué se trata la ansiedad”.

El impacto en los adultos es diferente, “esto ocurre porque la mayoría de las personas en algún momento han tenido un episodio de ansiedad. Destacando que la misma no es sinónimo de trastorno de ansiedad ni patología. Sino que la ansiedad es esa sensación de necesidad de control, producto de un temor recurrente y rumiante, como el que la protagonista de la película experimenta al ir a un nuevo colegio, a la hora de seguir teniendo pertenencia como gran deportista y fundamentalmente con la pérdida de sus vínculos afectivos de amistad”, enfatizó.

La necesidad del control absoluto va de la mano con las exigencias, “fundamentalmente esa intranquilidad constante que hace que estemos en un estado de alerta permanente”.

En un marco figurativo este film vivencia una emoción ya conocida. “Todas las personas viven y vivimos, en algún momento de nuestra vida, un desborde producto de la ansiedad, que se produce justamente por la necesidad de control absoluto, por miedo a que algo que para nosotros es muy importante, falle, salga mal, fundamentalmente nos lleve a un posicionamiento de sufrimiento”.

Al ser consultado sobre cómo considera el abordaje de la ansiedad, detalló que la película no apunta a trabajar sobre la misma. “Insta a trabajar sobre los duelos que se transitan en la adolescencia. Ya sea el cierre de la escuela primaria y el pasaje a la secundaria, en donde comenzamos a construir la identidad, y donde también aparecen los conflictos de discrepancia, es decir, de diferencias que hay con los padres, que también son necesarios porque eso hace que uno genere su autonomía en términos de pensamientos o creencias”.

“En términos básicos, no le hace mal, no hace daño en cómo está abordada. De hecho, lo interesante es que se pone arriba de la mesa el tema ansiedad, que hoy en día es un tema de la posmodernidad de mucha relevancia”.

Como especialista en la temática, Sciretta destacó que “las consultas se incrementan cada vez, producto de la sociedad en la que nos encontramos. La ansiedad es parte de un mecanismo incluso de defensa. Es decir, se necesita que se active algo de nuestra ansiedad para poder defendernos, para poder cuidar lo que es importante, para poder superarnos en nuestros proyectos o para poder tener hasta incluso ganas o entusiasmo. El tema es justamente cuando la ansiedad está en desborde»

La ansiedad es una gran problemática que cobra, día a día, más visibilidad social, mayormente en las sociedades occidentales. “Vivimos en la era de la posmodernidad, atravesados por la hiperconectividad y el hiperconsumo. Donde la inmediatez, el miedo al fracaso, la falta de reciprocidad -si no pertenezco a algún espacio específico- son tópicos que llevan a muchas personas a vivir con esta emoción bastante florida, sostenida en el tiempo, desencadenando lo que llamamos técnicamente el sufrimiento psíquico”.

En cuanto, a la distintas instancias de ansiedad el profesional agregó que existen uno o varios acontecimientos que pueden generar mucha angustia, esta situación sostenida en el tiempo » me empieza a generar intranquilidad, a partir de ahí no encuentro salida y empiezo a tomar opciones diversas, trayendo como consecuencia la necesidad del control. Y justamente, a mayor necesidad de control, mayores exigencias, mayores transgresiones y eso lleva a que muchas personas colapsen con problemáticas del orden de la salud mental”.

Una sociedad afectada por la crisis económica

«La situación económica en nuestro país genera niveles de ansiedad muy grandes, la angustia y la preocupación con sensación inminente de ahogo, de no saber cómo sostener los gastos, la hostilidad que mucha gente vive, genera una crisis de angustia con desesperación muy grande, con perspectiva de negatividad, y ahí aparecen problemáticas de consumo, sintomatología vincular de irritabilidad, conflictos o hiper compulsividad”.

Como punto de partida el licenciado sostuvo que es interesante entender que “antes de la ansiedad hay un sufrimiento previo, del que hay que poder ocuparse para que no desencadene la ansiedad como patología a la salud mental. En la película la ansiedad no está vista como una patología, hay una escena de desborde y de crisis donde la niña puede darse cuenta de todo lo que le pasa y elaborarlo, que es muy distinto a cuando una persona tiene un trastorno de ansiedad, diagnosticado con un criterio clínico”.

Siguiendo a tono con la película, y para que la ansiedad no sea la protagonista de nuestra película diaria, Sciretta recomendó “poder experimentar otras emociones con más conciencia, porque en parte las otras emociones se experimentan, pero de manera tácita, sin tener registro, debido a que la ansiedad es quien está comandando todo, hablando en términos de «Intensamente», y el reflejo de la función de la ansiedad”.

Lo que deja esta película en el hecho de hablar de la  ansiedad. «Utilizar esa ansiedad como autorregistro, como un proceso de autoobservación; donde uno pueda interpelarse en torno a si se manifiesta este estado de perturbación absoluta, que me impide disfrutar, relajarme. Reflexionando si estoy todo el tiempo con pensamientos intrusivos, catastróficos, palpitaciones o con cierta sintomatología como la que se puede dar”, sostuvo Sciretta.

Como se suele decir en el ámbito del deporte, parar la pelota. «Sentir qué me pasa, qué representa todo lo que acontece, cuáles son aquellas cosas o qué cosas me está predisponiendo este estado de ansiedad permanente, preocupación, angustia y pensamientos catastróficos, para poder encontrar primero a dónde está el problema o los problemas, y a partir de ahí construir una solución sustentable y consistente, no la solución efímera que muchas veces no tiene techo”, concluyó.

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