LUNES, 25 DE NOV

Argentinos que exhuman huesos para encontrar verdades

El Equipo Argentino de Antropología Forense lleva más de 30 años en la búsqueda de los restos de desaparecidos.

Por Florencia Vizzi

La aproximación a la verdad suele ser, en muchos casos, una de las tareas más difíciles, incluso desgarradora. Sin embargo, al mismo tiempo, la verdad tiene un efecto reparador, pues la importancia de saber, de salir de la oscuridad y por fin encontrar las respuestas es lo que permite dar un necesario cierre al dolor y avanzar.

De eso saben mucho quienes integran el Equipo Argentino de Antropología Forense, quienes, por más de 30 años han sido un casi silencioso bastión en la recuperación de la verdad histórica, la memoria y la justicia, no sólo en el país, sino en los más diversos puntos del mundo.

Sin-título-1El trabajo del EAAF es lo que ha posibilitado el efectivo juzgamiento de crímenes de lesa humanidad, proporcionando pruebas que sus perpetradores creían irremediablemente enterradas y ha acercado a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo a un trozo de la  historia de sus hijos. Los profesionales del equipo han sido parte del hallazgo y recuperación de cientos de desaparecidos y, habiendo realizado más de mil exhumaciones en el país, determinaron cerca de quinientas identidades y restituyeron los cuerpos de alrededor de doscientas cincuenta personas que, a partir de ese momento, dejaron de ser desaparecidos.

Eso tan sólo en Argentina. Pero el trabajo del EAAF no se termina en estas fronteras. Su trabajo científico, mundialmente reconocido, los ha llevado a participar en cientos de países haciendo lo que saben, excavando, buscando, reconstruyendo minuciosamente los rompecabezas que la historia de la crueldad y la injusticia humana han querido ocultar.

Desde su fundación, en el año 1984, han trabajado en casi todos los países de Latinoamérica, como Uruguay, Chile, Perú, México, Bolivia, Guatemala, El Salvador. En África, en Sierra Leona, Congo, Namibia, Sudáfrica. También en Timor Oriental, Kosovo, Bosnia, Croacia, Kurdistán, y la lista sigue, y es realmente impactante.

Casos tan resonantes como la recuperación de los huesos del Che Guevara en Bolivia, Azucena Villaflor, Marcelo Gelman, o la reciente masacre de los 43 estudiantes mexicanos en Ayotzinapa, los ha llevado a los medios de comunicación. Eso es esporádico, pero la mayoría de las veces, el EAAF es de bajo perfil, su trabajo y participación suele ser silencioso. En alguno que otro caso, se los nombra entre renglones, sin especificar demasiado de que se trata. “Y así debe ser”, afirma Juan Nóbile, un integrante del equipo, antropólogo con orientación en arqueología, que forma parte del EAAF desde el año 2004. “Nosotros funcionamos como un equipo de peritos de la justicia. Buscamos pruebas y tratamos de reconstruir la historia detrás de cada desaparecido”.

Nóbile formó parte del grupo de personas que trabajaron en una cava de Puerto General San Martín buscando los restos de Paula Perassi, la joven oriunda de la ciudad de San Lorenzo que desapareció en el año 2011. Conformó también el  equipo que trabajó en el caso, y halló los restos de Luciano Arruga, un adolescente bonaerense de 16 años desaparecido en el año 2009, y hallado por el EAAF en octubre de 2014.

El antropólogo explica que en Argentina, el “98% de los casos del equipo están vinculados a las víctimas del terrorismo de Estado”. Yo por ejemplo trabajé en Tucumán, en el ex Batallón de Arsenales Miguel Azcuénaga”. 

También están los casos más resonantes, como los de La Perla o los del Olimpo, o la búsqueda de cuerpos en las costas uruguayas. “Hemos participado de miles de  casos, desde que el equipo se conformó. Y también en hechos de desapariciones recientes, además del caso Perassi y Arruga, por ejemplo, en la búsqueda de Marita Verón y  de Daniel Solano, un chico desaparecido en Neuquén hace unos años”.

Los orígenes

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Clyde Snow, fundador del Equipo.

“Los huesos pueden ser rompecabezas, pero nunca mienten”. Estas palabras fueron pronunciadas hace unos años por Clyde Snow, un antropólogo forense norteamericano, fundador del Equipo Argentino de Antropología Forense, en una entrevista al New York Times.

La historia del EAAF está íntimamente ligada a Snow. En  el año 1982 las Abuelas de Plaza de Mayo viajaron a Estados Unidos con el propósito de consultar a autoridades científicas si era posible identificar a los nietos desaparecidos en base a las muestras de sangre aportadas por sus familiares.

Un año después de ese viaje, un Congreso de especialistas en genética determinó en Estados Unidos que se podía identificar a los nietos secuestrados con muestras de sangre. Con esa premisa llegó Snow a la Argentina, para trabajar en la búsqueda de desaparecidos

Así lo recordó la titular de esa organización, Estela de Carlotto, en al acto realizado en el 2014 por los 30 años de la fundación del EAAF, tan sólo dos meses después del fallecimiento de Clyde Snow. “Él siempre manifestó el deseo de hacer algo por identificar  a los hijos. Él exhumó el cuerpo de mi hija Laura en el Cementerio de La Plata en 1985. Clyde me llamó aparte y me dijo: ‘Estela, tú eres abuela’. No me pude contener”.

Tal como lo explica Nóbile, “el EAAF es un equipo de trabajo interdisciplinario. Está conformado por eAAFantropólogos, arquéologos, criminólogos, médicos. Además, dependiendo del trabajo, se convoca a otros especialistas. En el equipo somos alrededor de 50 personas permanentes, pero tenemos gran cantidad de colaboradores que se van incorporando, o por ahí se los solicita para una labor determinada. También se requiere del trabajo de otras fuerzas muchas veces, por ejemplo los peritos de Gendarmería o sus equipos, o cuando es necesario análisis de  balística, análisis de telas, esas cosas”.

“Quien solicita la intervención del EAAF, dentro del país, es la justicia, que suele responder a la requisitoria de la investigación del caso específico o, en situaciones puntuales, como los de Luciano Arruga o Paula Perassi, los familiares interponen un recurso ante los jueces de las causas y ellos extienden la orden. En los casos internacionales, intervienen los Tribunales Penales Internacionales, a veces la Organización de Naciones Unidas, o Amnesty Internacional, depende. A veces se hace a pedido de familiares que no se encuentran conformes con lo actuado por la justicia de su país.”

 El trabajo

El trabajo del EAAF es la  búsqueda de la identidad y de la historia de quienes fueron despojados de ellas, argentina-cc2a6rdoba-2003-iii (1)recuperándola de las manos de la propia muerte.

Esa labor requiere de una minuciosidad científica y un cuidado extremo para que esas endebles huellas que deben ser recobradas no sean destruidas en el proceso.

 “Originalmente -relata Nóbile-  en los primeros años posteriores a la dictadura, si bien se habían iniciado los juicios la junta militar, las excavaciones y exhumaciones que se realizaban sin ningún ningún tipo de metodología. Además, quienes se encargaban de ello eran, en general, gente muy vinculada a las fuerzas represivas. Así se perdió mucha evidencia, y mucha fue destruida intencionalmente. Eso es lo que se buscó reparar con la creación del EAAF”.

La llegada de Snow al país, quien fue un testigo fundamental en el juicio a las Juntas, modificó ese panorama. “Él estableció un protocolo de trabajo, de investigación, excavación y análisis en laboratorio para poder llegar a identidades a partir de restos óseos que  es el que adoptó el equipo”.

“Al momento de encarar un nuevo trabajo se hace, en primer lugar, una investigación preliminar», relata Nóbile. Y agrega: «Se realizan entrevistas, entrecruzamiento de datos, hacemos también una aproximación a la historia del lugar. Estudiamos cómo evolucionó desde el año en que sucedieron los hechos, cómo era originalmente y cómo se fue transformando. A veces se hacen fotografías aéreas o tomas satelitales. Hay que prever todo tipo de variables para ver cómo abordarlas. Muchas veces puede pasar que en el lugar dónde hay una denuncia, llegamos y está todo construido, y ahí hay que ver como se aborda una excavación, que estrategia aplicar para llevar adelante el trabajo”.

El especialista agrega que se trabaja con órdenes judiciales, puesto que ellos son peritos, y si es necesario, extender la zona de excavación, o se requieren condiciones o técnicos específicos, ese pedido se realiza a la justicia para que extiendan las órdenes correspondientes.

Juan Nóbile. Foto: Florencia Vizzi

“Una vez concluida esa etapa preliminar –continúa- comienza lo que es la excavación para la que se utilizan técnicas arqueológicas específicas, tanto para como excavar como para registrar todo el trabajo. En cada sitio te podés encontrar con fosas individuales o fosas comunes, por eso la labor es muy minuciosa y muy específica, con técnicas de excavación arqueológica, para no mezclar los restos de un individuo con restos de otro, y mantener un registro en el cual la excavación esté perfectamente visualizada».

La tercera etapa es el trabajo de laboratorio. En el caso de hallazgos positivos en las excavaciones, los cuerpos recuperados van a un trabajo de laboratorio. Allí se trabaja para establecer el sexo y estimar la edad y las características físicas generales, y luego se determina el ADN. Luego, en caso de identificaciones positivas, llega el momento de comunicarlo a los familiares”.

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EAAF en Tucumán

La intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense ha cambiado la vida de miles de personas a lo largo del mundo, ha sido fundamental en los juicios de Lesa Humanidad en la Argentina y en la recuperación de la verdad histórica y ha devuelto cientos de identidades. En más de cincuenta países han recuperado a quienes estaban perdidos, ausentes, desaparecidos. Y lo ha hecho con un trabajo silencioso, paciente, meticuloso y detallista, como lo es el armado de un rompecabezas, tal como lo dijera su fundador: un rompecabezas de huesos que hablan, gritan y aúllan impacientes ser devueltos dónde pertenecen.

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