DOMINGO, 03 DE NOV

Carmen de Areco, una ciudad que fue rehén de una empresa que contaminó su río

Vecinos apuntan a un frigorífico de la zona por verter sus desechos a las aguas de un arroyo. La empresa fue clausurada pero nunca dejó de funcionar. Ahora, afirman que comenzaron obras para el tratamiento de los residuos.

 

Algo huele mal en Carmen de Areco. Peces flotando sin vida en el río y un olor nauseabundo han formado parte del paisaje, últimamente, en la localidad del norte de la provincia de Buenos Aires.

A 140 kilómetros al noroeste de Capital Federal, se ubica esta ciudad, cabecera del partido, que cuenta con unos doce mil habitantes, una localidad típicamente tranquila en la que casi todos se conocen. Pero que históricamente debió padecer la impunidad de una fábrica que arrojó durante décadas sus desechos al río Areco, como si éste fuese un tacho de basura.

No obstante que, recién ahora y con recientes nuevos titulares, el frigorífico Bajo Cero comenzó con algunas obras para el tratamiento de los desechos, y más allá de que desde el directorio afirman que ya no vierten restos al río, ambientalistas de la zona ratifican que hasta el momento no se observaron resultados.

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Si bien el problema viene desde hace décadas, en los últimos meses se observó la impactante imagen de una gran cantidad de peces muertos flotando en el agua, todo indica que debido a la alta contaminación. Vecinos, incluso, realizaron una denuncia penal el año pasado. A raíz de los reclamos, la empresa fue parcialmente clausurada, aunque nunca dejó de funcionar del todo, ya que tampoco es sencillo para una empresa que cuenta con unos diez mil cerdos y decenas de trabajadores.

Una de las pruebas más importante que presentaron fue una investigación del Conicet y la Universidad de San Martín, en la que se comprobó la contaminación del río. En el arroyo Tatay el agua directamente no era compatible con la vida, concluye contundentemente el informe.

Tomaron muestras desde la naciente del río Areco hasta la desembocadura con San Antonio de Areco y los resultados fueron devastadores: nitrito, amonio y fosfato por encima de los máximos permitidos. También metales como manganeso, zinc, cobre, cromo y hierro en exceso. El estudio además encontró gran cantidad de plaguicidas, una problemática que también preocupa a los vecinos de la zona.

“Las concentraciones de amonio en S4 A, S5A y especialmente en S3 A, luego del ingreso del Arroyo Tatay donde se superó el límite de detección, fueron superiores a las del límite para la protección de la vida acuática según la Ley argentina 24,051 decreto 831/93 (1,37 mg/L). De igual manera ocurrió con la DBO ya que en S2 T, S4 A y S6 A se superó la concentración establecida de 11,53 mg/L según Ávila Pérez y col. (2011). Se pudo observar en S3 A, luego de la desembocadura del Arroyo Tatay, una disminución en los niveles de oxígeno disuelto, un leve aumento de la conductividad, nitratos, fosfatos, amonio y COD”, detalla el estudio al que accedió Conclusión.

Obras que ilusionan a algunos

Desde la ONG “Nosotros y el Río Areco”, Adrián Oscar, quien firma la denuncia como particular damnificado, comentó a Conclusión que “es inaceptable lo que estaba pasando. Siempre recomendamos no comer los peces, si nos metemos al agua que no llegue a la boca”.

De todas maneras, se mostró ilusionado con obras de la empresa, la cual “presentó un plan de trabajo que nosotros celebramos porque hay un cambio de voluntad. Hace un mes clausuró el desagüe y están en la construcción de piletones”.

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El vecino de Areco resaltó que esto se logró, en parte, por el método utilizado por su organización, e a través de la concientización con charlas, entrevistas en medios de comunicación y visitas a escuelas porque “no se puede cuidar lo que no se conoce”.

Casi me pongo a llorar cuando vi que cerraron el desagüe. Todo el mundo te decía que era imposible. La gente decía que estábamos locos porque estaba todo arreglado”, expresó uno de los responsables de la entidad vecinal.

 

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No todo lo que brilla es oro

Al margen de los trabajos del frigorífico para dejar de contaminar las aguas, desde la agrupación de vecinos “Somos el Río”, su referente Natacha Schanwarzkoff remarcó que “oficialmente no tengo nada, ni del Municipio, ni ADA (Autoridad del Agua de la provincia de Buenos Aires) ni el Ministerio de Ambiente. No tengo nada formal”. “Los desechos se siguen viendo en el río. El río no tiene peces vivos”, denunció.

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La dirigente relata que se cansó de pedir al Municipio informes sobre las empresas que tiran residuos, pero ese informe no parece existir, a pesar de que una ordenanza dice explícitamente que las fábricas deben tener un informe impacto ambiental.

Bajo Cero no es la única que arroja su basura al río, aunque sí la más señalada. Schanwarzkoff da cuenta de varias más, incluso una que pertenece al Municipio, y que éste concesiona a privados.

A pesar de las diferencias, ambos militantes ambientalistas coinciden en que la contaminación no es el único problema, ya que en la naciente del río encontraron gran cantidad de restos por fumigaciones. “¿Qué pasa con el barro?, con treinta años de acumulación de esa materia”, se pregunta Oscar. Mientras que Schanwarzkoff también denuncia que las cloacas municipales no funcionan como corresponde.

Más allá de todo, luego de tres décadas de tirar desechos al río como si fuese un contenedor de residuos, y a pesar de las obras que ilusionan a algunos, la referente de “Somos el Río” sigue alertando que todavía “el olor a podrido es increíble, te descompone”.

 

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