VIERNES, 22 DE NOV

Cerca de Rosario se encuentra la mayor variedad de piedras del mundo

En Pueblo Esther desde hace casi veinte años funciona el único museo de minerales de la provincia. Su propietario destaca, en diálogo con Conclusión, que allí se puede visitar “la mayor variedad de todas partes del mundo”.

Por Guido Brunet

La variedad más grande de minerales de todas partes del mundo. Eso es lo que se puede encontrar en el Museo Piedras Blancas de Pueblo Esther, según su titular. Durante sus años de vida, al lugar se acercaron aficionados desde Italia, España y Estados Unidos, además de distintas provincias de Argentina.

Allí conviven el cobre con el diamante, la calcita con la bomba volcánica, la malaquita con el carbonato y la lapislázuli con esmeraldas y rubíes. En la entidad hay piedras preciosas y semipreciosas y la cantidad es “incalculable”, dice Ricardo Lingua, el dueño del lugar.

Las piedras provienen de Estados Unidos, México, Chile, Uruguay y Brasil, y recónditos rincones de Asia. También las hay autóctonas, ya que que se pueden observar rocas de La Rioja, San Luis, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, entre otras provincias.

Ricardo Lingua es el encargado del Museo y hace dieciocho años lleva adelante el establecimiento. Pasó gran parte de su vida buscando piedras en diferentes lugares del país y el mundo. “Cada uno de los minerales que aquí se encuentran tienen una historia detrás”, manifiesta a Conclusión.

La pasion empezó en la escuela secundaria, a partir del incentivo de una profesora. “Teníamos minerología y me gustó”, cuenta con simpleza Lingua, cuya primera piedra recuerda que fue una de madera patrificada.

Antes de su inauguración en el año 2000 Lingua preparó el lugar durante varios años durante los sabados, domingos y feriados. “Todo esto lo hice a pulmón”, destaca. “El problema es el espacio tiempo”, bromea Lingua.

Preciosas

Si bien para Lingua todas las piedras tienen su encanto, hay una que considera especial. “La mas bonita es la rodocrosita, que es el mineral representativo de nuestro país, es la piedra nacional”. Ricardo cuenta todavía azorado que en una mina de Catamarca encontraron estalagtitas de rodocrosita.

Otra de las más bonitas es la dioctasa, para Lingua, que se puede encontar en La Calera, Cordoba. “Allí se ven cristales muy bonitos. Pero todas tienen su belleza”, comenta.

Las piedras preciosas y las piedras semipreciosas son, casi en su mayoría, minerales; algunas de ellas, sin embargo, son orgánicas, como el ámbar, resina vegetal fosilizada.

Para poder distinguir entre piedras preciosas y piedras semipreciosas se utilizan tres factores: dureza (lo que garantiza su durabilidad), la rareza, escasez o dificultad para encontrarlas en la naturaleza y su belleza y perfección.

El tercer factor se refiere a su color, brillo, transparencia y pureza. Una piedra preciosa pura, sin imperfecciones y con un color radiante, puede tener un valor incluso superior al de un diamante de similares características.

 

Las tres únicas piedras o gemas consideradas preciosas -además del diamante- por los factores anteriores son el rubí, la esmeralda y el zafiro azul.

Décadas atrás, también se consideraba a la amatista como una piedra preciosa, pero después del descubrimiento de grandes yacimientos en Brasil pasó a formar parte del grupo de las piedras semipreciosas, al no ser tan escasa y rara.

Con un microscopio Lingua determina el tipo de mineral de cada piedra. El hombre analiza deternidamente el color, el brillo, la dureza y la expoliación. Pero solamente con su experiencia se da cuenta si son preciosas o no.

Debido a que el de Pueblo Esther es el único Museo de Piedras la provincia Lingua se lamenta que no puede consultar otros expertos de la zona; dice que está “solo”. Pero de todas maneras se las arregla para estudiar las piedras y determinar de qué mineral se trata.

“Hace diez o quince años te permitían entrar en las canteras, pero ahora no te dejan pasar. Ahora estamos estudiando lo que cosechamos”, explica Lingua.

Energía

Las piedras preciosas o semipreciosas no son solamente elementos decorativos, aunque formen parte de joyas y de adornos. Según los estudiosos del tema, la energía de los cristales contiene propiedades que ayudan a armonizar estados de ánimo y de salud. Por esolas piedras son utilizadas tanto en medicina natural como en los ritos de diversos pueblos.

El cuarzo ayuda a la concentración y a tener objetivos firmes y racionales, regenera nuestra aura. Se utiliza en la industria de la óptica y en aparatos de precisión. Los relojes electrónicos llevan cuarzo por su oscilación perfecta. El coral brinda confianza y alegría, mejora la circulación de la sangre, ayuda en casos de anemias, disturbios circulatorios, a tratar nervios y problemas cardíacos, mal nutrición, infertilidad y la formación de los huesos. La esmeralda irradia fuerza, equilibra y purifica el espíritu y neutraliza las energías negativas.

En tanto, la lapislázuli reduce la excitación, desbloquea las emociones, libera la intuición y ayuda a la conciencia a alcanzar su propio poder. Es la piedra del poder, la sabiduría y la realeza; y la pirita ayuda al logro de objetivos y ayuda a promover talentos no descubiertos. En la antigüedad se la utilizaba para curar gastritis y todo tipo de dolencias del aparato digestivo.

Pero Lingua no cree en nada de esto. “Dicen que el quarzo traslada energía”, indica dudoso. Ante esta y otras creencias, Lingua permanece escéptico: “No me parece que tengan propiedades”.

Sectores

El museo consta de cuatro partes. Apenas una ingresa atraviesa una plazoleta, donde se observan piezas que por su gran tamaño no pueden colocarse en vitrinas (hay, por ejemplo, un onix de 500 kilos); de ahí se pasa a un pedrero, donde habita un jaspe marrón, rojo y verde y minerales surtidos.

Detrás se encuentra el StoneEsther, en alusión al Stonehenge de Inglaterra. “Quise algo representativo que me haga acordar a ese lugar”, dice Lingua. Allí se encuentra una estatuas de mármol rojo dragón que emulan el monumento que data del siglo XX A.C . Cerca de ella, se encuentra una réplica del Monumento a la Bandera; y a los pocos metros, morteros y conanas.

Finalmente se accede al museo en sí, que cuenta con varias vitrinas donde se exponen los minerales. Muchos elementos son guardados en cajas, ya que el inmueble quedó chico ante tanto material y otros objetos son entregados a coleccionistas. Además, en el establecimiento se puede acceder a una colección de monedas, estampitas y billetes de diversas partes del mundo.

El Museo de Piedras Blancas de Pueblo Esther está abierto para visitas durante los fines de semana con previo aviso por teléfono o correo electrónico para acordar el día y la hora de llegada.

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