Consumir la mitad de carnes y lácteos podría reducir el 30% de las emisiones de gases
Un informe de la revista Nature indica que sustituir la mitad de los productos cárnicos y lácteos por alternativas de origen vegetal ayudaría a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero relacionadas con la agricultura.
- Info general
- Oct 8, 2023
El cambio en el hábito alimenticio podría beneficiar al ambiente en términos amplios. Un estudio publicado en la revista Nature Communications a mediados de septiembre asegura que sustituir el 50 por ciento de los productos cárnicos y lácteos en el mundo reduciría en un 31% la emisión de gases de efecto invernadero para 2050.
Se trata del primer trabajo en analizar la seguridad alimentaria global y los impactos ambientales del consumo de carne y leche de origen vegetal a gran escala.
Entre las principales conclusiones, el informe indica que sustituir la mitad de los productos cárnicos y lácteos por alternativas de origen vegetal ayudaría a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) relacionadas con la agricultura, aportando en la reducción de los efectos contaminantes de estos gases que, como ya está demostrado, son los principales promotores de la crisis climática.
El estudio fue realizado por investigadores de la UVM, el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), la Alianza de Bioversity International y el CIAT y se trata del primero en analizar la seguridad alimentaria mundial y los impactos ambientales del consumo de carne y leche de origen vegetal a gran escala que tiene en cuenta la complejidad de los sistemas alimentarios.
«Comprender el impacto de los cambios en la dieta amplía nuestras opciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero», indica Marta Kozicka, autora principal del estudio e investigadora del IIASA. Y subraya: «Cambiar las dietas también podría suponer enormes mejoras para la biodiversidad«.
«Las carnes de origen vegetal no son sólo un producto alimentario novedoso, sino una oportunidad decisiva para alcanzar objetivos de seguridad alimentaria y climáticos, al tiempo que se logran objetivos de salud y biodiversidad en todo el mundo. Estas transiciones suponen un reto y requieren una serie de innovaciones tecnológicas e intervenciones políticas», considera Eva Wollenberg, coautora del estudio, de la Universidad de Vermont (UVM), en Estados Unidos.