Cuando murió el gran Carlitos
En la mañana de la Navidad de 1977, a los 88 años, se apagó la vida de Charles Chaplin, cómico genial y artífice de una etapa fundacional de la historia del cine.
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- Dic 25, 2018
“Hay que tener fe en uno mismo. Ahí reside el secreto. Aun cuando estaba en el orfanato y recorría las calles buscando qué comer para vivir, incluso entonces, me consideraba el actor más grande del mundo. Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”. La cita es del inolvidable Charles Chaplin, de cuya muerte se cumplen este miércoles 41 años.
Creador fundamental, cómico genial, mimo insuperable, artífice de una etapa fundacional de la historia del cine, disfrutó de los privilegios de la fama tanto como padeció su reverso de escándalos y persecuciones.
Su hijo más dilecto, sin edad ni residencia fija, el vagabundo de bigotitos y bastón, del sombrero bombín y los zapatones, se llama –se sigue llamando– Carlitos, o Charlie, o Charlot, o Chaplín (así, con acento) según dónde se lo nombre, y es el que hizo reír, llorar y emocionar a generaciones enteras de chicos y grandes, y lo sigue haciendo cada vez que su figura inconfundible renace en el rectángulo de plata de una sala en penumbras, o en la pequeña y doméstica pantalla de una televisión.
Ese hijo es inmortal: anda por ahí, interminable su marcha saltarina por los caminos polvorientos o por las calles vigiladas por policías, casi siempre hostigado por la fatalidad, e invariablemente ducho en el arte de evadirla; siempre dispuesto a la pirueta y la ensoñación; rebosante de fe a pesar de las desdichas, el hambre y la soledad; noble a toda prueba; generoso, travieso, solidario, romántico. Eterno Arlequín en busca de su Colombina.
Actor, director, escritor, productor y compositor inglés, considerado como la figura más representativa del cine mudo y uno de los grandes genios de la historia del séptimo arte, Charles Spencer Chaplin nació en el seno de una familia muy humilde de artistas de variedades el martes 16 de abril de 1889 en East Street, en Walworth, Londres.
Su familia vivía en la pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre que padecía esquizofrenia. El matrimonio se divorció cuando el niño tenía 3 años y esto hizo que él conociera tempranamente la miseria, el hambre y la desgracia.
Carlitos, como se lo conoció popularmente, debutó a los 11 años en la compañía musical Forman que en 1900 puso en escena la obra East Linne School, con la que realizó siete giras alrededor de Inglaterra.
Al año siguiente, víctima de cirrosis y a los 37 años de edad, murió su padre. Carlitos tenía 12 años y desde entonces tuvo que vivir junto a su hermano en diferentes orfanatos durante largas temporadas.
El niño sólo salía del orfanato para actuar en musicales y pantomimas, como Sherlock Holmes y Jim, el romance de un cocinero (1902), Peter Pan (1904) y The painfull predicamemnt of Sherlock Holmes (1905).
En 1907, a la edad de 18 años, ingresó a la compañía de mimos de Fred Karno. Debutó con ellos en la pieza de teatro El partido de fútbol, con Stan Laurel. En 1909 realizó una gira por París y en 1910 se embarcó con el grupo hacia Norteamérica, donde actuó con éxito en distintos teatros de Nueva York, Canadá y California como Pájaros enjaulados y Una noche en el London Club. En 1912, luego de presentarse en Nueva York, Filadelfia, Chicago y Fall River, Chaplin se radicó definitivamente en Estados Unidos. En 1913, el cómico Mack Sennett observó una de sus actuaciones y lo contrató para la compañía cinematográfica Keystone Studios por 150 dólares semanales.
El debut en el cine
Al año siguiente, Charles Chaplin hizo su primera aparición en cine actuando en la película Making a Living (Haciendo por la vida / Charlot periodista), donde aún no tenía la imagen que lo caracterizó siempre.
La película de cine mudo se estrenó el 2 de febrero de 1914 y fue la primera aparición cinematográfica de Chaplin. En ella interpreta a un falso aristócrata inglés, que adquiere trabajo como reportero, en el que realiza una serie de ocurrencias que culminan en el robo de las notas y cámara de un compañero para darse la autoría de la noticia, el afectado lo persigue en una secuencia cómica muy caótica, terminando ambos en el quita piedras de un tranvía.
En su siguiente película, Kid Auto Races at Venice (Carreras sofocantes), de 1914, encarnó por primera vez el personaje del vagabundo Charlot (Carlitos), papel que desempeñaría después en más de 70 películas entre las que se destacan: El pibe (1921), El peregrino (1921), La quimera del oro (1925), El circo (1929), Luces de la ciudad (1931) y Tiempos modernos (1935), todas ellas récords sucesivos de taquilla.
El linyera más famoso
El personaje que le dio fama mundial a Chaplin fue Carlitos (Charlot), un vagabundo refinado, vestido con una estrecha chaqueta, pantalones y zapatos grandes, un bastón, un sombrero de bombín y su recordado bigote. Este personaje, con una acentuada emotividad sentimental y melancolía profunda frente a la injusticia social, lo convirtieron en un emblema de la alienación humana y la explotación de las clases sociales menos pudientes.
Así, Chaplin se convirtió en una figura inigualable que pudo transponer con igual éxito del cine mudo al sonoro.
Más tarde vinieron El gran dictador (1940), donde aparece por última vez como el vagabundo Carlitos, y Candilejas (1952).
La película El gran dictador fue pensada por el propio cómico en 1937, aunque se estrenó años después durante la Segunda Guerra Mundial. Fue considerado un acto de desafío contra el nazismo. Su personaje ahí se llamó Adenoid Hynkel y fue inspirado en el dictador alemán Adolf Hitler, quien había nacido cuatro días después que Chaplin. El actor Jack Oakie encarnó a Benzino Napoloni, realizando una parodia del gobernante italiano Benito Mussolini.
En tanto, en su comedia de humor negro Monsieur Verdoux, de 1947, Chaplin mostró una seria crítica al capitalismo.
Chaplin también compuso la música de la mayoría de sus películas y en 1919 participó en la fundación de la United Artists con David Griffith, Douglas Fairbanks y Mary Pickford.
Víctima de la caza de brujas del macartismo
A finales de la década de 1940 y principios de la de 1950, Chaplin sufrió en Estados Unidos la persecución de la caza de brujas macartista, por su pensamiento político de izquierda.
J. Edgar Hoover había aportado archivos secretos sobre él al FBI. Por un lado, debido a sus ideas progresistas, exhibidas públicamente en todos sus cortometrajes y en muchas de sus películas como Tiempos modernos o El gran dictador, provocó que se buscara cualquier excusa para llevarlo a la cárcel.
Los aplausos finales
En 1952, después de filmar Candilejas, perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas que encabezaba el senador Joseph McCarthy, decidió marcharse de Estados Unidos, país al que volvió recién en 1972 para recibir un Oscar honorífico a su trayectoria.
En Un rey en Nueva York, una de sus últimas producciones, cuya filmación dirigió en Inglaterra en 1956, satirizó la persecución política basado en el exilio al que se había visto forzado años antes.
Nombrado caballero de la Corona británica en 1975, sir Charles Spencer Chaplin murió en Corsier-sur-Vevey, Suiza, en la mañana del domingo 25 de diciembre de 1977, justamente en la Navidad, a los 88 años.
Una vez escribió: “La vida es una obra de teatro que no permite ensayos… Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida… Antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos”.