SáBADO, 30 DE NOV

Declararán a Rosa Roisinblit «personalidad destacada» de su Moisés Ville natal

En el marco de los festejos de los 100 años de la Escuela Fiscal Nro.462 Joaquín V. González, vecinos y vecinas de esa localidad de Santa Fe homenajearán a la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo "con el respeto y la admiración que merece esta mujer valiente y luchadora".

 

Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo que el mes pasado cumplió 102 años, será homenajeada «como personalidad destacada del pueblo» Moisés Ville por vecinos y exresidentes de esa localidad de Santa Fe, por la Escuela Fiscal 462 donde estudió y por la comuna «dada su proyección nacional e internacional», informaron los promotores del proyecto.

La iniciativa se enmarca en los festejos por el centenario de la Escuela Fiscal Nro.462 Joaquín V. González que se conmemorará el 22 de febrero de 2022.

«Nos parece que es tiempo de que desde su lugar de origen y en el marco de los festejos de los 100 años de la Escuela, con el respeto y la admiración que merece esta mujer valiente y luchadora, se pueda concretar un homenaje con la profunda convicción de que deben recibirse en vida», afirmaron desde la comisión organizadora.

Rosa Tarlovsky de Roisinblit nació en 1919 en Moisés Ville, la primera colonia judía -agrícola e independiente- del país, se recibió de Obstétrica en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y luego se radicó en la Ciudad de Buenos Aires, donde se casó con Benjamín Roisinblit en 1951. El matrimonio tuvo una única hija a la que llamaron Patricia Julia.

En octubre de 1978 Patricia, que estaba embarazada de ocho meses, su compañero José Manuel Pérez Rojo y su hija de 15 meses Mariana Eva Pérez fueron secuestrados, y la joven dio a luz un varón el 15 de noviembre en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Fue trasladada allí desde la Regional de Inteligencia de Buenos Aires, en la localidad bonaerense de Morón, donde había sido recluida junto a su compañero.

La niña fue devuelta a su familia, pero Guillermo, que nació en cautiverio, fue recuperado en el año 2000.

A partir del secuestro de su hija, Rosa se incorporó al grupo de mujeres que conformarían la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, donde fue designada tesorera de la Comisión Directiva, cargo que ocupó desde 1981 hasta 1989, cuando asumió como vicepresidenta de la institución.

Hoy Rosa sigue la incansable búsqueda de nietos y nietas que aún faltan encontrar y cuya identidad luchan por restituir.

En el marco de su tarea con Abuelas, es una de las autoras de tres artículos de la Declaración Internacional de los Derechos de los Niños y Niñas.

«Estamos muy contentos y pensamos que a través de la concreción de este tributo se puede fortalecer el espacio de transmisión de la defensa de la democracia, el respeto a la vida y a los derechos humanos, tanto para la comunidad escolar como para todo el pueblo de Moisés Ville», plantearon desde la Escuela en la que Rosa cursó sus estudios primarios.

Gustavo Barceló, presidente comunal de Moisés Ville, localizada a 177 km de la ciudad de Santa Fe, destacó que «para nosotros es muy motivante y estamos muy agradecidos de poder realizar un reconocimiento a Rosa, por su incansable lucha a favor de los Derechos Humanos».

El intendente indicó que «ya estamos trabajando en un tipo de decreto comunal en reconocimiento a esta mujer nacida en Moisés Ville, y tenemos todas las expectativas puestas para poder plasmar en un escrito, y tal vez en un presente a tan emblemática figura porque estamos orgullosos de que haya nacido en nuestro pueblo».

«Estos homenajes deben hacerse en vida, y todavía no es tarde para que Moisés Ville le rinda respeto y homenaje a una de sus personalidades más destacadas», coincidió Guillermo Pérez Roinsinblit, el nieto recuperado de Rosa.

Guillermo señaló que el homenaje es muy elocuente para ella «ya que se destacó por su inquietud por la educación y fue una vanguardista en esto de acceder a la Universidad, siendo mujer, para estudiar obstetricia».

«Me parece sumamente acertado que la primera escuela donde Rosa obtuvo y adquirió sus primeros conocimientos le rinda un homenaje. Porque esto hace a la identidad propia del pueblo. Algo por lo que mi abuela también luchó mucho, por el derecho de identidad», subrayó.

La supervisora Sandra Karchevsky, exalumna y exdirectora de la Escuela Fiscal 462, no ocultó su emoción por lo que significa el proyectado homenaje a Roinsinblit.

«Es un orgullo tremendo; nos inspira un montón de cosas juntas. Tengo un gran amor por esta escuela y este evento de reconocimiento a Rosa nos llena el corazón. La historia de Rosita pesa tanto que va a ser algo maravilloso», dijo Karchevsky.

En cuanto al homenaje previsto por la comuna de Moisés Ville, contó que «estaba proyectado para el 12 de octubre, pero no sé si podrán llegar con los tiempos».

«Moisés Ville es reconocida por ser un polo activo de actividades interreligiosas e interculturales. Fue declarada monumento histórico nacional y regional y son muchas las personalidades que dejaron su huella en este rincón de la provincia de Santa Fe», contó a esta agencia Marta Zinger de Eidelman, exalumna, exdocente y exdirectiva de la Escuela Joaquín V. González.

«Fue a comienzos de 1922 cuando la creación de la Escuela Fiscal pasó de ser un sueño a una realidad», explicó la docente, quien destacó que fue una iniciativa respaldada por todo el pueblo.

En 1927 recibió el nombre que hoy tiene y se construyó un edificio frente a otro de los lugares significativos del pueblo, que es el bosque de eucaliptos.

Zinger de Eidelman se enorgullece al relatar la historia de la centenaria escuela por la que pasaron alumnas que luego brillaron en la vida pública, como Rosita Ziperovich, representante de la Escuela Nueva e integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, y Olga Cossettini, activa participante del Congreso Pedagógico y organizadora del gremio Amsafe.

Moisés Ville mantiene viva la cultura judía del este europeo que se instaló con la llegada de 136 familias provenientes de aldeas de la región de Podolia que desembarcaron el 14 de agosto de 1889 en el puerto de Buenos Aires, dejando atrás los pogroms de la Rusia zarista para empezar una vida agrícola en una Argentina abierta a una inmigración que buscaba paz y un futuro promisorio para sus hijos.

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