Descubrieron una placa en homenaje a la rosarina Beatriz Guido

El Concejo Municipal de Rosario descubrió una placa conmemorativa como homenaje de la ciudad a Beatriz Guido al cumplirse el centenario de su nacimiento, y la declaró escritora distinguida post mortem, por su vasta trayectoria, y en reconocimiento a su aporte a la literatura y a la cultura de nuestra ciudad.

El acto se llevó a cabo el martes 13 de diciembre en el Pasaje Juramento del Monumento Nacional a la Bandera, obra arquitectónica de su padre Ángel Guido; y contó con la presencia de la presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, coautora de la iniciativa; el concejal autor Carlos Cardozo, de Unión PRO-Juntos por el Cambio; y el edil Miguel Ángel Tessandori, de Volver a Rosario.

Además asistieron a la ceremonia Adriana Martínez Vivot, sobrina de Beatriz Guido; el escritor Marcelo Scalona, uno de los artífices del reconocimiento; Oscar Barney Finn, guionista, productor, y director; y Gerardo Hernández Yañez, director de Relaciones Institucionales del Parque España, entre otros.

Se inició la ceremonia con el descubrimiento de la placa, instancia llevada a cabo por los concejales presentes junto a Martínez Vivot y Barney Finn.

Prosiguió Schmuck con palabras alusivas a la homenajeada; recordó su natalicio centenario, e indicó que “con una personalidad como la de Beatriz todo fluye”, y aseguró que “con estos reconocimientos ponemos el presente en la memoria”, y que “su legado no merece ser olvidado”.

Evidenció que “no hay mejor lugar para Beatriz” dada la elección del lugar conmemorativo en la obra de su padre, el Monumento Nacional  a la Bandera, añadió Schmuck.

“Beatriz Guido fue pionera con su pluma, su palabra. Nuestra tarea es que su obra no desaparezca, y despertar la curiosidad de quien pase por aquí”, culminó la titular del Concejo Municipal.

Continuó Cardozo, quien rescató al inicio la aprobación unánime de la comisión del Cultura del Concejo Municipal a este reconocimiento. Luego recordó las obras para cine escritas por Beatriz Guido, como El Santo de la Espada.

Seguidamente fue el turno de Barney Finn quien se mostró satisfecho por lograr la unión, los consensos, y los acuerdos necesarios para el reconocimiento; y recordó sus diálogos con la escritora en el regreso de la democracia de la mano de Raúl Alfonsín.

“Es un puente a nuevos lectores”, precisó. Dio cuenta que el homenaje “pone en su lugar a una escritora de intensidad, de actualidad en sus contenidos incluso al día de hoy”. Valoró por último llegar a las nuevas generaciones difundiendo la obra de Beatriz Guido.

Seguidamente, se procedió a la entrega formal del atributo del Concejo Municipal, en este caso correspondió entregar a Martínez Vivot el decreto que contiene la copia del texto legal que contiene la colocación de la placa conmemorativa, y la distinción a Beatriz Guido como escritora distinguida post mortem.

Por su parte, la sobrina de Beatriz Guido no pudo ocultar su emoción al respecto. Agradeció, recordó sus primeros pasos de niña en ese lugar, y más adelante marcó la importancia de honrar a los ancestros, a su tía (Beatriz), a su abuelo (Ángel). Por último agradeció a la ciudad de Rosario.

Cabe mencionar que además del reconocimiento realizado por el Concejo Municipal, la ciudad de Rosario la homenajeó en el centenario de su natalicio con actividades en la reciente Feria del Libro Rosario y por medio del taller “Beatriz Guido: escritura y género en la literatura argentina”, en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa. Además se realiza un panel literario en la Biblioteca Argentina sobre su obra y la generación del 55´.

Se conmemora el centenario del nacimiento de la reconocida escritora y guionista rosarina Beatriz Guido, nacida el 13 de diciembre de 1922. Fue hija de Ángel Guido, arquitecto creador del Monumento Nacional a la Bandera, símbolo indiscutido de la cuidad.

Fue, junto a Silvina Bullrich y Martha Lynch, una de las tres novelistas argentinas más leídas de su época.

Con veintisiete años publicó su primer libro, Regreso a los cielos (1952), y dos años después, con la novela La casa del ángel (1954), obtuvo el premio de la editorial Emecé.

A partir de entonces emprendió una prolífica carrera como escritora profesional, paralela a su prolongada labor de guionista cinematográfica.

Escribió la mayoría de los guiones cinematográficos rodados por el director Torre Nilsson, quien a la vez llevó a la pantalla varias de sus obras. Algunos de los textos literarios más reconocidos de la escritora, llevados al cine son: La casa del ángel, La caída, Fin de fiesta, La mano en la trampa, entre otros.

Su obra -muy marcada por la fascinación con la religión católica- se centra en el análisis dramático de la realidad socio-política nacional, la introspección psicológica de sus personajes oprimidos y en cuestionamientos a las represiones sexuales hacia los jóvenes, imperantes en las clases altas y pequeño burguesas argentinas.

En  1984, con la vuelta de la democracia, fue designada agregada cultural de la embajada argentina en España.

Falleció en 1988 en España; un año antes había publicado su última novela, Rojo sobre rojo (1987).