JUEVES, 21 DE NOV

“En la discapacidad, la sexualidad también es un derecho humano”

Palabras de la licenciada Mariela Degano en diálogo con Conclusión. Un recorrido  que intenta derribar los prejuicios instalados en la sociedad.

Vivimos en una sociedad que discrimina por color de piel, credo, posición social, o simplemente por ser físicamente diferentes. Anteponiendo el envoltorio, perdiendo de vista a las personas y olvidando la palabra empatía.

Sin ningún tipo de miramientos se debate en un grupo de Whatsapp escolar, si un niño con discapacidad debe o no estar en un establecimiento junto a sus hijos socialmente “normales”. Situación que lleva a estos niños a  crecer muchas veces marginados y acarreando en sus espaldas años de discriminación que se ven reflejados en su adultez.

En la vida de todas las personas la sexualidad ocupa un lugar de relevancia, pero quién repara en los derechos de las personas con discapacidad. Conclusión dialogó con la profesora de biología y licenciada en educación para la salud, Mariela Degano que aborda este tema tabú para muchas sociedades.

“A nosotros nos gusta hablar de mujeres y hombres con condición de discapacidad. Mi eje medular es pensar la sexualidad como un derecho humano. Ya que dentro de la creencia popular, se observa el pensamiento de ver a estas personas como asexuadas o hipersexuadas”, indicó.

Tambien te puede interesar:Aisdro: por la inclusión plena de los chicos con síndrome de Down

Un sinfín de pensamientos que sólo separan, clasifican y encasillan, “la mayoría cree que una persona en silla de ruedas no siente de la misma manera y que por ejemplo no goza. No comprendiendo así las diversidades, por esto nuestro enfoque parte del deseo. Debemos pensar qué necesita esa persona en ese momento, qué proyección y autonomía tiene sobre su propio cuerpo y en su vida en general. De esta manera estaríamos hablando de sexualidad.”

Como pensarla saliéndose de los preconceptos y creencias instauradas socialmente, “me gusta pensar la sexualidad como un modo de ser y de estar en el mundo y como un espacio político, es ahí donde el cuerpo adquiere una importancia relevante”, sostuvo la profesora.

“Siempre es interesante que podamos hablar de la sexualidad como un derecho para todas las personas y en ese punto me gustaría que estén incluidas todas realmente. Inclusive tenemos un grupo de mujeres con discapacidad que muchas veces se preguntan en qué parte del feminismo entran. Esto, haciendo hincapié en lo que hay que mover para que el feminismo realmente abarque y represente a todas”.

En la sexualidad es importante no anteponer la discapacidad ya que desde esa perspectiva se anula todo el resto. “Si lo ponemos delante, perdemos de vista el derecho a desear, a vivir el erótico como cada uno lo sienta, a decidir si tener pareja o no, formar una familia o no, a poder seleccionar su ropa, su espacio, etc. Todo esto tiene que ver con los derechos reproductivos y no reproductivos que son el cimiento de las expresiones sexuadas”, dijo la licenciada.

Romper barreras educando y conociendo las necesidades de los otros, “hace unos años que acerco mis propuestas de acompañar sexualidades, con distintas metodologías de trabajo. Generalmente mediante talleres vivenciales, capacitaciones para profesionales de la salud, docentes especiales, talleres de día, centros de rehabilitación, etc. Con las personas con condición de discapacidad trabajamos desde sus propias historias y proponiendo  desgenitalizar. Considerando  que si no llevamos a cabo esto último, hay mucha personas que se quedan fuera o en las orillas del goce de una sexualidad disfrutable”.

Poder salir de los preconceptos y creencias instauradas socialmente para lograr un cambio de paradigma, romper con mitos que solo lleva al aislamiento, “los profesionales de salud y docentes deberían ser más sensibles en el trato con las personas con discapacidad. Volver a pensar y sostener la sexualidad como un derecho humano. Hasta que esto no ocurra, la sociedad va  a seguir siendo prejuiciosa. La discapacidad es un constructo social, muchas personas me dicen yo no sufro de discapacidad, sino de discriminación social. Tenemos que pensarnos en la diversidad, desde espacios inclusivos, mirándonos juntos, en donde la diferencia sea fortaleza y que no sea algo negativo que nos termine separando. Porque allí es donde aparece la discriminación. Cuando pensemos al otro como un par con igualdad de derechos van a desaparecer los prejuicios” concluyó Mariela Degano.

 

Últimas Noticias