Familia de un niño con autismo pide ayuda para viajar a Buenos Aires
Lázaro Sottomano, un niño de 8 años que tiene autismo, debe ir a Buenos Aires para ser atendido por una patología adjunta que le provoca severas crisis. Si bien la obra social cubre el traslado del pequeño y un acompañante, el grado de contención que necesita requiere de la presencia de sus dos padres, quienes realizarán una rifa para pagar uno de los viajes.
- Info general
- Feb 14, 2022
Lázaro Sottomano es un niño de ocho años que fue diagnosticado con autismo y en los últimos meses su condición se agravó con la aparición de una patología adjunta, la cual le provoca fuertes crisis en la que pone en riesgo su integridad física. Para tratarse médicamente, el niño y su familia -oriundos de Granadero Baigorria- necesitan viajar a Buenos Aires y solicitan ayuda económica y laboral para afrontar los costos de este traslado.
Las dificultades que atraviesa la familia no son pocas: días atrás el padre del pequeño fue despedido de su trabajo, por lo que no saben hasta cuándo contarán con obra social. Por este motivo, su madre Valeria busca empleo por medio día, mientras que su hermano Franco -quien tiene una discapacidad motriz- lo hace por tiempo completo.
Si bien la obra social cubre todos los costos de traslado de Lázaro y un acompañante, la madre del niño, Valeria Gauna, indicó a Conclusión que es imposible que solo un adulto esté presente en el viaje, ya que las crisis y los cuidados que requiere el pequeño necesitan de, al menos, dos personas. Para costear el transporte de uno de los padres y los alimentos del niño, la familia prepara una rifa y puso a disposición su CBU para recibir donaciones.
“Lázaro fue diagnosticado con autismo a los dos años, pero aparentemente viene una patología adjunta, no sabemos si viene por una cuestión neurológica o psiquiátrica, si son descargas epilépticas o algo como esquizofrenia. Él tiene unas crisis muy fuertes, donde agrede y se autoagrede. Con mi marido ni siquiera cuando dormimos estamos tranquilos, siempre atentos a que él no se lastime”, detalló a este medio la madre del niño.
En este sentido, informó que en el viaje a Buenos Aires tienen previsto visitar el Hospital Infanto Juvenil Tobar García, una institución pública en donde atienden neurólogos y otros especialistas que ayudarían a dilucidar cuál es el origen de las crisis del pequeño, y al Hospital Italiano.
Sin embargo, la mamá de niño observó: “La obra social le cubre el viaje al paciente y al acompañante, pero es imposible que vaya una sola persona con el comportamiento de Lázaro. Aparte alguien tiene que lavar la ropa y buscar los alimentos, porque Lázaro tiene una alimentación muy restringida, come postres de chocolate o yogures y algunas galletitas, no come comida, en el autismo todo es colores y texturas”.
“El papá es el que pone el cuerpo, porque con la fuerza descomunal que tiene Lázaro cuando le agarran estas crisis, cobramos todos, estamos llenos de mordidas, golpes. Empecé a pedir ayuda para poder solventar el viaje a Buenos Aires ya que mi marido en noviembre fue la última vez que cobró, y con el salario de hijo con discapacidad lo íbamos piloteando, pero ahora tengo que buscar dinero para el viaje y para vivir, porque mi marido hoy no puede salir a buscar un trabajo porque estamos los dos las 24 horas cuidando a Lázaro”, agregó Valeria.
Para solventar los gastos, la familia apeló a la solidaridad de comerciantes y emprendedores que quieran colaborar con un premio para hacer una rifa; y no descartan hacer una venta de empanadas o pollo en las próximas semanas.
“La gente me está ayudando un montón. Ahora estamos armando una rifa con donaciones para juntar plata. Calculo que se va a sorteara la brevedad porque hasta el día de hoy tengo 25 premios”, explicó Gauna.
“Lázaro ya pasó por cuatro antipsicóticos y ninguno funciona. Las crisis se agravan con el correr del tiempo. Yo no quiero que mi hijo se lastime, porque está en riesgo su vida. Como se modificó la Ley de Salud Mental, no se puede internar y no tenemos dónde llevar a Lázaro. Es nuestro hijo y lo amamos, pero también llega un punto en donde mamá y papá no dan más. La obra social te pone un acompañante terapéutico, pero son un par de horas al día, acá necesitamos alguien las 24 horas si alguno de los dos tiene que trabajar”, expresó Valeria.
Y concluyó: “La realidad del autismo es muy dura y la gente lo romantiza con un corazón azul o con la pieza de un rompecabezas. Mi hijo no está roto, a mi hijo no le falta una pieza, tiene un sistema operativo diferente a otros niños, por eso también tiene derechos”.