LUNES, 25 DE NOV

Fosas comunes, vejaciones, patriarcado y un silencio que duró décadas

En septiembre se proyectará el documental “A pie de fosa, género y memoria de la represión” en nuestra ciudad. Su directora, la antropóloga argentina Julieta Olaso, dialogó con Conclusión con el fin de conocer lo que significó esta labor que arrojó un manto de luz y voz a una España silenciada por el miedo.

Por Gisela Gentile

Julieta Olaso  es argentina y actualmente se encuentra afincada en La Pineda, Vila-seca España, la historia cuenta que esta antropóloga social se enamoró de un español que tenía a su abuelo desaparecido. Quizás sin proveerlo conscientemente, esas preguntas sin respuestas y los silencios abrumadores, la llevaron a la búsqueda de las víctimas del régimen Franquista.  

“A pie de Fosa, género y memoria de la represión”, es un documental realizado por Olaso que no sólo visibiliza las aberraciones llevadas a cabo por el régimen franquista, sino que también sirvió de puntapié para que algo de la fibra española se rompiera a partir de allí. Entrevistas estremecedoras que relatan el sufrimiento, opresión y olvido de más de una generación.

Con la intención de profundizar sobre este imprescindible trabajo, Conclusión accedió a una entrevista con la directora de dicho documental que se proyectará en nuestra ciudad a mediados de Septiembre, si las disposiciones por el Covid-19 así lo permiten. “Comienzo con las entrevistas a raíz del trabajo en las fosas, datan del año 2011 y 2012, luego asumió el PP (Partido Popular) y cortó todas las subvenciones para lo que fueran las labores en las fosas. Si bien varias de las historias que escuché me impactaron, realicé un artículo sobre la historia de <Esperanza> que nació en un penal. A raíz de ese relato elaboré un corto para presentarlo y hacer talleres en torno a la memoria, destacando que siempre guardé ese material tan valioso porque sabía de su contenido histórico”.

 A fines del 2019 un nuevo proyecto enraizado en la memoria de un pueblo, se pondría en marcha. “Me invitan a presentar en el festival de Cine de Memoria Democrática el corto sobre Esperanza, fue allí donde le dije a una amiga que sabe editar que sería genial poder realizar algo groso sobre género y tomó mi propuesta. Hedy Herrero fue una de las editoras junto a otras personas que también estuvieron en la realización y lo presentamos en Madrid en enero de este año”, enfatizó.

El régimen franquista ha calado hondo en las fibras de una España golpeada, que al día de hoy, continúa con muchos tabúes en torno al miedo y la opresión sufrida por décadas. Por ello, un documental de esta magnitud acarrea un sinfín de sensaciones. “Nunca imaginé que sería algo tan brutal para mí, no pensé que me impactaría de tal modo, yo venía con la historia de la búsqueda del abuelo de mi marido y conociendo muy bien lo que pasó en la Argentina en la dictadura militar. Cuando comencé a trabajar me di cuenta que todo lo que pasaba en la familia de mi marido, referente a contradicciones y oposiciones, iba por ese lado. De alguna manera nosotros desobedecíamos una orden muy clara y eso comenzó de a poco a romperse. La gente empezó a buscar a sus familiares y cuando entré en el tema, me di cuenta que era una pequeña porción de la realidad, <pinta tu aldea y conocerás el mundo>”.

Podemos hablar de guerra y de todo lo que quieras, pero a estas personas las venían a buscar a sus casas, es represión pura y dura.

Las exhumaciones de fosas de personas que fueron fusiladas, son sin dudas situaciones complejas de afrontar. “Las primeras veces que fui no podía dormir y tenía pesadillas persecutorias, sobre todo que venían a buscarme para llevarme como fueron todos los casos que conocí. Podemos hablar de guerra y de todo lo que quieras, pero a estas personas las venían a buscar a sus casas, es represión pura y dura. Si bien fue contexto de guerra, ellos no eran soldados, militares, quizás algunos eran políticos, pero la mayoría eran personas republicanas con cierta importancia en los pueblos, civiles desarmados, sacados de sus hogares en la nocturnidad  que luego desaparecían”, enfatizó.

Comparándolo con lo ocurrido en la Argentina, Julieta espetó, “la diferencia con las desapariciones de nuestro país se centra en que si bien escondían los cuerpos para que el duelo no se pudiera hacer y entren en juego las cuestiones de la herencia y demás, todo el mundo sabía que los habían matado, eso era una certeza”.

A través de la exhumación se encuentra cierto grado de solución, ya que la justicia todavía es una puerta que no se puede tocar y que no se va a mover porque son franquistas, son ellos.

En torno a esta difícil y sensible labor, la antropóloga sentenció: “Somos los pareas de la ciencia, somos los pobres porque nadie nos da trabajo, el sistema no da ayuda, te deja fuera de las universidades para trabajar estos temas. Pero así y todo, para ellos es un antes y un después el haber podido hablar y sacarlo, fueron décadas de silenciamiento y miedo. Un contexto en donde ves las fosas, los cuerpos, los tiros en la cabeza, hace que el discurso que antes era contra todo un sistema se vuelve veraz de golpe. Una de las entrevistadas me comentó que luego de las entrevistas pasó por días de mucho dolor, y que vivieron como si su abuelo se le acabara de morir y lo hubieran enterrado, de algún modo cerraron o comenzaron un duelo”.

Esta investigación fue de vital importancia, “tenerlos en las cunetas tirados, olvidados, es tremendamente doloroso, ni a los asesinos los tienen así y a esta gente, que defendieron la legalidad y un sistema, los traten como lo peor del mundo es muy doloroso. Por ello a través de la exhumación se encuentra cierto grado de solución, ya que la justicia todavía es una puerta que no se puede tocar y que no se va a mover porque son franquistas, son ellos”.

Sobre el rol de la mujer en esa época sostuvo, “la República en muchísimos aspectos fue de avanzada y con la cuestión de género también lo fue, más allá de que tuviera contradicciones dentro de la misma izquierda, la mujer podía trabajar, abortar, divorciarse y no había hijos ilegítimos, por ejemplo. Cuando llegó el franquismo no tenía una ideología, pero sí tenía bien en claro que quería destruir todos los avances de la clase obrera, porque ese era el enemigo, el obrero, y sus socios para realizarlo fueron los grandes capitales y la iglesia. El marcó ideológico estuvo a cargo de esta última, por lo cual llega todo lo ligado al patriarcado, en donde estructuras machistas se encargaron de la <familia>, con una mujer dentro de casa, sumisa, obediente, sacrificada, maternal y amorosa. Por ello, todo lo que se saliera de esa idea era una <puta> o peligrosa que había que someter y reeducar”.

Al comienzo del documental se puede escuchar la voz del general golpista Gonzalo Queipo durante la guerra civil, en donde indica lo que es ser hombres de verdad y exclama que las violaciones están totalmente justificadas porque las “anarquistas y comunistas” predican el amor libre, y que por lo menos ahora sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones.  “Es allí donde legitiman las violaciones hacía las mujeres que no eran  sus mujeres, las de su prototipo, de todas maneras en estos pueblos las mayorías de las mujeres eran sacrificadas, madres, más allá de que fueran republicanas para la España profunda no eran nada <locas>, cuanto mucho fumaban o estudiaban. La idea era el patriarcado puro, duro y brutal de la mujer tutelada, reproductora y angelical, que las tomó el franquismo de la iglesia católica”.

Durante la República muchas mujeres eran maestras o enfermeras, por lo cual avanzaron por esas profesiones ya que eran las más feminizadas. “El franquismo corta con todas esas conquistas de las mujeres, es más, las mujeres que se habían divorciado y se habían vuelto a casar, volvían a estar casadas legalmente con el primero  porque el divorcio no existía más. La mujer era un ser tutelado, tratado como un menor de edad, el padre la entrega al marido, si éste se moría  pasaba al hermano, y cuando no había más hombres pasaban a ser del cura. Sin dudas un sistema brutal y machista llevado al extremo”.

Un accionar por demás de perverso que duró décadas, “mataban al cabeza de familia y las mujeres no podían trabajar, solo ser siervas, a ello le seguía la asfixia a la familia embargándoles sus tierras, y cuando estaban totalmente desesperados venía el <Estado benefactor> en auxilio. Esto último significaba que le sacaran a las niñas de la familia, para luego internarlas a tiempo completo para formarlas de acuerdo a sus ideales (contrarios a los de sus padres), ya que la mujer dentro del franquismo era la que preparaba las siguientes generaciones”. 

El franquismo utilizó para inmovilizar y aterrar a las mujeres (casi siempre viudas, ya que le mataban  a sus maridos) las violaciones masivas y rapaduras.

Una España bloqueada manejada por la censura en donde reinaba el silencio, “lo manejaron perfectamente, por eso es que no quieren la exhumación de fosas porque allí afloran todas las violaciones y asesinatos. Las denuncias de la violaciones se rompieron justamente es ese momento, las cuestiones de señalar al violador y su víctima nunca había pasado, es un orgullo que a través de las entrevistas se haya logrado algo tan importante. Todo era tabú, estigma y silencio”.

“A pie de fosa” reveló las acciones criminales más crueles, en donde las mujeres y sus cuerpos eran utilizados, humillados y moldeados a placer. “El franquismo utilizó para inmovilizar y aterrar a las mujeres (casi siempre viudas, ya que le mataban  a sus maridos) las violaciones masivas y rapaduras. Para que se comprenda el horror de los que hablamos, a las mujeres se las rapaba públicamente, le daban aceite de ricino delante de todos los vecinos para que se defecaran encima, y así hacerlas barrer las plazas y limpiar las iglesias, todas sucias y olorosas. En una de las entrevistas se empieza a romper el silenciamiento sobre esto, y salen los nombres de los violadores, las violadas y demás situaciones. Pensemos que esto fue en 2011, muy reciente todo”.    

La sociedad española en su mayoría lleva el estigma del miedo tatuado en la piel, “pensemos que en esa época se sembró el terror y luego vino el silenciamiento, entonces las generaciones que participaron en la guerra y las que le siguieron lo han vivido en carne propia. La generación de la guerra, o está en las cunetas, en el exilio, humillado, silenciado o es un vencedor, no hay otra, hay dos opciones vencedor o vencido. Los hijos de los vencedores y vencidos fueron educados por el franquismo, por ello todos han recibido una educación fascista. La misma utilizada como herramienta para homogeneizar la ideología funcionó perfectamente. Cuando vinieron los nietos, que seríamos nosotros, que fuimos educados de otra manera, comenzamos a preguntar. Por lo general hablo de los familiares de víctimas, en donde se inicio un movimiento pequeño que comenzó a poner en jaque a todo lo que refiere al franquismo y la transición, esto podríamos situarlo en el año 2000”.

Como bien lo llama Julieta en sus escritos, se puede hablar de tres generaciones bien marcadas, los vencidos y vencedores, los convencidos y los nietos. “Sin dudas considero que el miedo se hereda y ha pasado de generación en generación. Todavía pueden escucharse cuestiones como <hay que hacer silencio porque me van a romper los vidrios los fascistas del pueblo>, o <cuidado con ese que es comunista o rojo> y demás”.

Aprendo mucho del sufrimiento de los familiares, fue muy impactante ver sus reacciones ya que en fosa se encontraban sus familiares, ver los cuerpos, esqueletos cruzados uno arriba del otro es muy fuerte.

A lo largo del trabajo en las fosas, la antropóloga ha entrevistado a muchos familiares de víctimas, al preguntarle sobre cuál fue una de las historias que más la conmovió, relató: “Si bien todas me han impactado, la de <Esperanza> es una muy relevante, ella nació en un penal porque su mamá estaba presa, en el documental no se dice pero su padre era esclavo de Franco, y una cosa que me llama la atención de esta historia es que Esperanza que nació de ese modo, que se agarró la peste, y que tuvo que vivir cosas tremendas, es la más entera, más allá de que se quiebra por momentos al relatar, la víctima es la más dura”.

Sin dudas que exhumar una fosa común es un impacto que quedará guardado no solo en la fibras del equipo que trabajó allí, sino también en la de los nietos que tuvieron que contemplar los huesos de sus abuelos. “Aprendo mucho del sufrimiento de los familiares, fue muy impactante ver sus reacciones ya que en fosa se encontraban sus familiares, ver los cuerpos, esqueletos cruzados uno arriba del otro es muy fuerte”.

Este documental está programado para pasarse en nuestra ciudad el 17 de septiembre a las 18 hs en la Escuela de Antropología. “Con todo esto del Covid- 19 es difícil saber qué es lo que ocurrirá, pero está programado para ese día y la idea inicial era que yo me conectara vía Skype para contestar preguntas. Posiblemente también otras agrupaciones feministas quieran pasarlo, al igual que el Centro Vasco de la ciudad San Nicolás. Para mí es un orgullo enorme y celebro que se siga reproduciendo y ejercitando la memoria”, concluyó

 

Documental: “A pie de fosa, género y memoria de la represión”

Documentación: Julieta Olaso

Testimonios: Ana Pereda- Esperanza González- Marisol Sañudo

Fotografías de la exhumación: óscar Rodríguez

Música: “El vals de la memoria” Santiago Campos

Edición y montaje: Hedy Herrero – Julieta Olaso

Colaboración en edición: Madurga Desarmadero de Ideas

Dirección: Julieta Olaso

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