DOMINGO, 17 DE NOV

Gualeguaychú: una ciudad al rojo vivo que cuestiona el uso del glifosato

Según Susana Olivera de “Donar vida”, en la ciudad entrerriana de 100 mil habitantes hay un paciente oncológico por cuadra. Además, el padre de una niña afectada de 4 años denunció que esconden las estadísticas.

 

Por Osvaldo La Spina 

La ciudad de Gualeguaychú es uno de los “puntos rojos” con mayor densidad de casos de personas con cáncer, como así también lo son las localidades vecinas como Urdinarrain, Basavilbaso y Paraná Campaña.

Rodeada de campos sojeros, fumigados con agroquimicos, con la pastera Botnia enclavada enfrente, a orillas del río Uruguay, y con el dato no menor de que su Parque Industrial no da abasto con su planta de tratamiento en relación a la cantidad de fábricas que vuelcan sus desechos al río.

Por tal razón, Conclusión viajó el 10 de diciembre hasta esa ciudad, alertado por una convocatoria de ciudadanos, organizaciones no gubernamentales, grupos ambientalistas y autoridades municipales junto a su intendente Martín Piaggio, con el objetivo de realizar una marcha en contra del uso indiscriminado agroquímicos, utilizados en la fumigación de los campos que rodean a la ciudad y a localidades vecinas.

La caminata lenta por la tradicional costanera comenzó a las 17 en los viejos galpones del puerto, con paso firme, miradas de dolor y carteles que rezaban «Stop Cáncer», unas 2.000 personas cantaban: «Basta de muertes, no queremos más niños pelados, basta de Garrahan, basta de contaminación, por el recuerdo de Antonela González».

Esta última se trata de una niña de 5 años quien dejó de existir a raíz del lamentable flagelo que azota a una vasta extensión de la provincia de Entre Ríos y a otros puntos que están en alerta del país.

Durante la marcha, el periodista de esa ciudad, Fabián Magnota, le expresó a Conclusión: «Tomé la iniciativa de investigar en forma personal la cantidad de los casos que padecen esta enfermedad y llegué a la conclusión, después de contactarme a través de las redes sociales con familiares y enfermos, que en 2004 tenían 240 casos de adultos pero con el correr de los años no se detuvo y trepó hoy a 800 más incluyendo a niños menores de 15 años, y de otros casos que no se conocen porque no hay registros oficial en la actualidad».

«Exponer el problema con crudeza es la labor de un comunicar social, pero a partir de la muerte de Antonela, quien conmovió a toda la comunidad de Gualeguaychú, la gente se movilizó espontáneamente a tal punto que comencé a hacer un censo muy informal y también llegué a contabilizar 30 casos con cáncer de menores de 15 años con esta patología, agregó Magnota.

A su turno, Martín Piaggio, el actual intendente que se encontraba presente en la marcha junto a los integrantes de su Gabinete, no dudó en responder con preocupación a la requisitoria periodística de este medio: “Estamos en un pueblo que viene representando una lucha de muchos años y que comienza a tomar conciencia del daño que el hombre le está causando al ambiente y la repercusión que esto tiene en la salud”.

“Eso fue haciendo que los propios vecinos tomemos la iniciativa de investigar para saber que es lo que puede estar causando este daño en nuestro modelo de producción, en nuestro estilo de vida y cuáles son los factores que pueden estar abonando a esta problemática mundial», rubricó

En tanto, la presidenta de la fundación Donar Vida, dijo que «Argentina es un país que tiene muchísimo cáncer pero lamentablemente en nuestra provincia es tremendo. La gente se está yendo de algunos ciudades como es el caso de la localidad de San Salvador. No quieren quedarse a vivir más por miedo a la contaminación que existe en la actualidad«.

«No hay registros oficiales ni en la provincia ni en nuestra ciudad sobre los casos de muertes, ni tampoco de aquellos a los que se les diagnosticó la enfermedad», prosiguió Olivera, para enseguida manifestar: «No voy a mentir ni exagerar, pero les digo que cada diez días está partiendo un chiquito y cada semana ingresa otro con un diagnóstico nuevo, y también conocemos a los peones de campos de Basabilbaso y Urdinarrain quienes también están esperando la muerte, literalmente yo ya los vi».

 

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