La Defensoría del Pueblo de Buenos Aires exige al municipio de Tandil el control de las fumigaciones con agrotóxicos
Luego de las reiteradas denuncias de los vecinos de Gardey, la Defensoría elevó un comunicado que busca poner en relieve la álgida situación que se vive en torno a las aspersiones. “No toleramos más el atropello que sufre nuestra salud mientras que el municipio mira para otro lado”, le dijo a Conclusión Pablo Orcajo, vecino del lugar.
- Info general
- Sep 27, 2020
Por Alejandro Maidana
Tandil al igual que muchas zonas de nuestro país, tiene una fuerte presencia del lobby sojero, más del 50% de la población posee campos que son trabajados de forma química, dejando muy relegados a los pocos productores agroecológicos. Una situación que complejiza de sobremanera la discusión sobre qué tipo de modelo productivo necesitamos.
Es preciso destacar que al tener este lugar un mismo intendente desde el 2003, las relaciones con distintos actores sociales, ha generado una división ostensible entre aquellos que propugnan un cambio de paradigma, con los que sostienen que no se debe alzar la voz contra una manera de producir que atenta contra la salud y la biodiversidad en su conjunto.
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Miguel Ángel Lunghi es el intendente de Tandil, y médico pediatra de profesión, algo que extraña profundamente, ya que como defensor de la vida y protector de la salud, muestra un rostro disímil desde su función pública. El impacto innegable de los químicos del agro es inocultable, cuesta creer que después del demoledor informe realizado por la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), la cotidianeidad del lugar no haya sufrido ningún tipo de modificaciones.
Las muestras tomadas en suelos y pozos de agua de 15 escuelas rurales, encontrarían la acción explicita de 16 tipos de agrotóxicos. Las muestras de suelo se retiraron de los espacios en donde los chicos habitualmente juegan, y las de agua se tomaron de aquellas escuelas que tenían agua de pozo tomando como referencia el tanque que suministraba la misma. Demasiado explícito como para hacerse el desentendido.
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Por todo lo antes mencionado, es que fue recibida con bombos y platillos la carta de la Defensoría que insta al municipio de Tandil a brindar rápidas soluciones a las problemáticas existentes. Un pasito más que busca desde el Estado, avanzar sobre las contradicciones que genera una manera de producir que detesta la vida en todas sus ramificaciones.
Pablo Orcajo reside en Gardey, un bellísimo lugar del Departamento de Tandil que funde su majestuosidad natural, con las fumigaciones de la agroindustria. En una movilizadora charla con Conclusión, y tomando como referencia el informe enviado por la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, sostuvo: “Nosotros en Tandil, este lugar hermosísimo para habitar, nos encontramos muy cansados de estar permanentemente empujando causas y denuncias para poder frenar las fumigaciones. Es muy difícil lograr de los organismos estatales, que deberían estar al servicio del pueblo y no de los intereses de unos pocos, haya manifestaciones que velen por nuestra seguridad”.
Esta carta de la Defensoría la celebramos y consideramos que es un avance sumamente importante, si bien existen algunos puntos que nos parecen discutibles, en líneas generales estamos muy contentos
Si bien los reclamos son incesantes y de larga data, esta intimación al abúlico municipio de Tandil, encendió nuevamente la llama de la lucha y el estoicismo. “Esta carta de la Defensoría la celebramos y consideramos que es un avance sumamente importante, si bien existen algunos puntos que nos parecen discutibles, en líneas generales estamos muy contentos. En lo que a mí respecta, considero que existe una triangulación perversa en nuestro organismo de agrotóxicos, sistema inmunológico destruido y la pandemia, un combo abominable”.
Acá en Gardey no se dejó de fumigar nunca durante la pandemia, el sector agroindustrial sigue funcionando, si bien el Concejo Deliberante está trabajando en una nueva ordenanza
La pandemia empuja a un necesario cambio de paradigma, por ello hemos oído de manera incesante la necesidad de que la salud prevalezca por sobre la economía. Algo que claramente no se condice con lo que nunca dejó de suceder en el campo que produce commodities, y que lejos está de producir alimentos saludables. “Acá en Gardey no se dejó de fumigar nunca durante la pandemia, el sector agroindustrial sigue funcionando, si bien el Concejo Deliberante está trabajando en una nueva ordenanza, tenemos que decir que no se cumple la anterior que es sumamente permisiva. Esto claramente es un tema de conciencia, no podemos poner un policía arriba del mosquito fumigador de cada productor”.
Es increíble lo alejado que se encuentran de la vida aquellas personas que ostentan este tipo de producciones. La rentabilidad es puesta por delante de todo, incluso de la misma salud
Desde el Municipio no existe ningún tipo de manifestaciones, este es un modelo instaurado, un paradigma enraizado. “Es increíble lo alejado que se encuentran de la vida aquellas personas que ostentan este tipo de producciones. La rentabilidad es puesta por delante de todo, incluso de la misma salud, esto a sabiendas que la agroecología asegura iguales rindes, asegurando alimentos saludables sin generar impactos en el ambiente. Considero que no existe empatía alguna para con los seres humanos, los animales, en definitiva con la biodiversidad toda. En lo particular puedo renovar fuerzas gracias a la misma naturaleza, pero me cuesta creer que pueda existir gente que esté tan alejada de poder entender de lo que se trata. En los últimos días pude entablar una charla con el empresario que posee el campo cercano a mi casa, y más allá de llevar adelante un intercambio respetuoso, me costó concebir la frialdad y lo alejado de la vida que se encuentra esta persona”.
Es pavoroso, ni siquiera el principio de la vida de sus <crías> los empuja a replantearse el camino, sin embargo tengo confianza en el despertar de la conciencia, si bien es muy lento el proceso, vamos avanzando
El estudio llevado adelante en escuelas fumigadas fue locuaz, se encontraron hasta 15 agrotóxicos en el pasto donde juegan los niños, incluso en los pozos de agua. “Pese a esto no se le movió un pelo al municipio, y en el interior mismo de la comunidad educativa ha generado un mar de fondo muy importante, ya que hay muchos padres que trabajan en el campo, generándole a los mismos profundas contradicciones. Yo lo veo como una verdadera tragedia, todo se pierde en el silencio, en el miedo, se ven amordazadas y acorraladas por un modelo de producción que está atentando contra su vida y la de sus propios hijos. Es pavoroso, ni siquiera el principio de la vida de sus <crías> los empuja a replantearse el camino, sin embargo tengo confianza en el despertar de la conciencia, si bien es muy lento el proceso, vamos avanzando”.
La Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires intima al municipio de Tandil
Señor Intendente Municipal del Partido de Tandil.
Miguel Ángel Lungui.
S / D
Nos dirigimos a usted, con el objeto de informarle que a través de la Secretaría de Servicios Públicos, Obras Públicas y Transporte, de esta Defensoría del Pueblo de la Provincia de Bs. As., tramita reclamo de vecinos de la localidad de Gardey, Partido de Tandil. En su exposición, los vecinos manifiestan que, producto de la aplicación de agroquímicos en la periferia del pueblo, concretamente en el campo “Don Juan”, se producen perjuicios a la salud y el ambiente de los habitantes de esa localidad. Al respecto, señalan la falta de una adecuada fiscalización de la actividad. Además, los vecinos, muestran también su malestar por el tránsito de equipos autopropulsados, conocidos comúnmente como “mosquitos”, por dentro de la zona urbana de Gardey. Para respaldar sus afirmaciones, los vecinos, acompañan notas, artículos periodísticos, y otra documentación, que ilustran sobre la problemática. Entre ella, y poniendo en evidencia la magnitud que el tema tiene para algunos vecinos, destacan la judicialización del caso ante la Justicia Ordinaria de Tandil (Juzgado Civil y Comercial Nº 2 de Tandil).Al entender de este organismo, resulta atendible la preocupación vecinal por las aplicaciones de agroquímicos en el campo Don Juan, a escasos metros del límite perimetral de la zona urbana de Gardey. Esa situación, inicialmente, atenta contra el derecho de sus habitantes a vivir en un ambiente sano y libre de contaminación. (art. 41 CN y art. 28 Const. Pcia. De Bs. As.)
Frente a esta situación particular, la Defensoría del Pueblo solicita al señor Intendente Municipal, se arbitren las medidas pertinentes para resolver el problema planteado por los vecinos de Gardey. A tal efecto, sugerimos que el Municipio, ejerciendo las facultades que le son propias, fiscalice la aplicación de agroquímicos en el área de conflicto. Para ello, una alternativa adecuada, es la intervención de un Ingeniero Agrónomo matriculado que verifique, en el lugar, las condiciones climáticas imperantes (sentido y velocidad del viento, humedad, temperatura) los productos (volatilidad), principios activos, dosis y concentraciones. Asimismo, con un fin preventivo, se sugiere al Municipio, incrementar los controles, particularmente, en la franja de 300 metros paralela a los límites de las zona urbana de Gardey, a los efectos que no se apliquen en la misma productos banda Ia, Ib, II y glifosato. Por otro lado, se evalúe, en aras de una mayor protección para los habitantes, el impulso ante el Concejo Deliberante, de la creación, por Ordenanza, de las llamadas “zonas de exclusión”; esto es, superficies, próximas a las viviendas, donde no puedan aplicarse agroquímicos de ningún tipo. Considerando acciones a mediano y largo plazo, sugerimos que se elabore una ordenanza acorde a los tiempos actuales, en los cuales se presentan situaciones técnicas, sanitarias, sociales y económicas que ameritan actualizar las normativas que regulan la actividad agropecuaria en general y la vinculada con los agroquímicos en particular. El volumen y calidad de los trabajos científicos publicados, sobre los daños a la salud y el ambiente que producen los agroquímicos, la realidad sanitaria y ambiental de las poblaciones linderas a los establecimientos agropecuarios y las escuelas, nos imponen adecuar las normativas sobre el control y la fiscalización de la producción, comercialización y aplicación de los productos de síntesis química utilizados para la sanidad vegetal. La Relatoría Especial sobre Derecho a la Alimentación de la Organización de Naciones Unidas, en noviembre de 2018, presentó un informe alertando que en el marco de la agricultura industrial a gran escala, es esencial que se tome en cuenta el verdadero costo de los métodos de producción en relación al suelo y los recursos hídricos, como así también el impacto de la degradación ambiental sobre las generaciones futuras, en lugar de concentrarse únicamente en la rentabilidad y el crecimiento económico a corto plazo. Es evidente que el modelo de producción actual basado en tecnologías de insumos que maximizan la rentabilidad por encima de los demás aspectos, ha producido pérdidas en Página 3 de 4la biodiversidad, degradación del suelo, deterioro en la calidad ambiental y riesgos para la salud de la población cercana a las áreas productivas, los centros de salud y las escuelas, donde la utilización de plaguicidas de síntesis química se incrementa a tasas geométricas.
Por último, nos parece pertinente dejar plasmada nuestra posición en general respecto a la problemática de los agroquímicos, solicitando se tengan en cuenta los siguientes puntos:
– Favorecer la soberanía alimentaria y contribuir al cuidado del ambiente y el cumplimiento del artículo 41 de la Constitución Nacional, a través de:
– Redacción de normas con ideas superadoras del actual paradigma, promocionando y desarrollando sistemas de producción, distribución y consumo de productos de base agroecológica, priorizando la utilización de tecnologías de procesos compatibles con el equilibrio ecológico. En esa línea cabe destacar la reciente creación de la Dirección Nacional de Agroecología en el ámbito del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
– Adhesión a la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología).
– Institucionalizar espacios dentro del Ejecutivo Municipal que cuenten con profesionales idóneos para la promoción de nuevas formas de producción compatibles con la salud y el ambiente y fortalecer los mecanismos de control, fiscalización y seguimiento de todas las etapas en las que intervengan agroquímicos que sean requeridos para su aplicación, asegurando en la utilización de los mismos los máximos recaudos para evitar perjuicios a la salud y el ambiente.
– Tener en cuenta la Ley Provincial de agroquímicos 10699 y su decreto reglamentario 499, como así también la Resolución 32 de la Defensoría del Pueblo del año 2011 (Se adjunta una copia). Se adjunta también un cuadro demostrativo sobre el resultado de un relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo sobre las diferentes ordenanzas municipales que reglamentan la temática agroquímicos.
– Convocar a las organizaciones de productores, instituciones intermedias, asociaciones civiles defensoras de derechos, asociaciones vecinales, sociedades de fomento y vecinos afectados por el problema planteado, con el objetivo de obtener consensos que permitan avanzar hacia una sociedad más justa que garantice la igualdad de derechos a la salud y el ambiente. Nos ponemos a su disposición para colaborar en todo lo atinente a los agroquímicos en toda su dimensión, aportando la experiencia de 10 años que tiene la Defensoría, como así también en la redacción de una normativa municipal que contemple su adecuación a las que rigen en la provincia y a la realidad propia del distrito de Tandil y en este caso teniendo en cuenta las particularidades de situaciones similares a las de Gardey.
Gastón Arias (Secretario de Servicios Públicos, Infraestructura y Transporte)