La pandemia del racismo sigue atravesando a las comunidades indígenas
El abuso estatal y judicial para con los verdaderos dueños de estas tierras, lejos de ceder, se recrudece de manera sostenida. A la violenta agresión sufrida por la familia mapuche Buenuleo, se le suma una denuncia de la Guardia Comunitaria “Washek” Wichi del Chaco.
- Info general
- May 2, 2020
Por Alejandro Maidana
La historia de los oprimidos se sigue escribiendo con sangre, el odio racista propagado por una dañina y execrable palabra hegemónica, sigue golpeando el cuero pero no el espíritu de aquellos que resisten humanamente. La tierra sigue siendo la excusa para avanzar con la instauración de un “progreso”, que acumula tantas deudas como muertes en su haber.
El camino de los desposeídos, de los aletargados, de aquellos que no se dejan embelesar con discursos maquillados y empapados de retórica, continua con firmeza y dignidad, algo que altera de sobremanera a quienes insisten en quebrarlos.
Mientras que el fallo judicial de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor de las comunidades indígenas de la Asociación Lahka Honhat en Salta sienta un precedente histórico (se les devolverán 400.000 hectáreas), otras siguen siendo apabulladas por el accionar deleznable tanto de la justicia, como del poder estatal en todas sus ramificaciones.
En tiempos donde la aparición de un virus interpeló profundamente la condición humana, dejando ver de manera muy explícita el daño que la misma ha generado por siglos a su alrededor, la matriz racista y colonial, extractiva y represiva del Estado, parece no haber mutado en absoluto para desgracia de los más vulnerables.
En Bariloche la familia Buenuleo fue agredida brutalmente por una patota muy bien organizada
La mañana del miércoles 29 de abril, quedará por siempre marcada en la memoria de una familia mapuche. Una patota al mando de Emilio Friedrich y Víctor Sánchez, acompañados por la abogada Laura Zanoni, atacó a todas las personas de la Comunidad Buenuleo, de este aberrante hecho resultó herido de arma blanca uno de sus integrantes. Dicho suceso ocurrió en la recuperación de la Comunidad Mapuche en la ladera Sur del Cerro Ventana.
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Luego de una rápida intervención por parte de la abogada Marina Schifrin, que no dudó en dar a conocer el nefasto suceso a distintos medios de comunicación, la justicia tomó cartas en el asunto, pero no tardó en evidenciar sus grietas. Si bien 4 agresores fueron aprehendidos, y más allá de habérseles formulado cargados, pudieron recobrar su libertad rápidamente.
En torno a eso, la abogada de la Comunidad le dijo a Conclusión: “En la audiencia del 1 de mayo donde participamos en la formulación de cargos y control de detención de las 4 personas que estaban detenidas por la brutal agresión a la comunidad el miércoles 29 de abril, nos encontramos con la decisión judicial de que los agresores iban a ser liberados. No del proceso, pero la prisión preventiva que solicitamos, no se le dictó”.
Una Bariloche punitivista solo con los de abajo, “llama muchísimo la atención su liberación, ya que fueron muy violentos y se encuentran muy cerca de la comunidad Buenuleo. Cabe precisar que se trata de un grupo organizado que se mueve como una verdadera organización delictiva. Llama mucho la atención que Bariloche teniendo un poder judicial tan punitivista que aplica tantas prisiones preventivas, con estos imputados no haya accionado de la misma manera. Pudiendo al menos haber dictado una prisión domiciliaria para brindarle la seguridad necesaria a la familia Buenuleo, pero lamentablemente eso no sucedió”, indicó Schifrin.
Una justicia clasista que se encarga de minimizar un hecho repudiable y extremadamente violento. “Cuesta creer que se haya fallado de esa manera, ya que ingresaron violando la privacidad del lugar poniendo en serio riesgo a los menores que habitan el lugar, rompiendo vidrios y agrediendo a Ramiro Buenuleo con una arma cortante. Es preciso remarcar que los fiscales fueron muy suaves, ya que acusaron a estas personas de haber cometido delitos menores, cuando la cantidad de los mismos es importante y refiere a violación de domicilio, robo, daño, agresiones y violación de cuarentena”.
La impunidad manifiesta de organizarse como grupo, como banda, como asociación ilícita quedó manifestada de manera muy explícita. “Hubo organizadores, instigadores y agresores, haberle quitado el verdadero sentido y definiéndolo como un hecho aislado. A esto hay que sumarle la falsa declaración formulada por ellos que sostenía que habían ingresado a la comunidad para auxiliar a una adolescente que iba a ser violada. Esto es aberrante, ya que a esta menor la ingresaron ellos mismos por una de las ventanas, lo que desnuda lo perverso del suceso”, manifestó Schifrin.
Una batalla judicial que lejos de ceder, amenaza con recrudecerse. “Vamos a seguir batallando, nos vamos a presentar a querellar independientemente del poder judicial, del Ministerio Público, y vamos a instar a accionar contra la asociación ilícita y otros delitos conexos, como el del accionar policial, que quitó la guardia estipulada para que la agresión tenga el terreno allanado. Hoy por hoy el resultado de la audiencia es este, es concreto el intento de desoír que hay una comunidad reclamando su derecho que fue violentado por un grupo organizado y con recursos. Es muy grave lo que está sucediendo en Bariloche, es por ello que vamos a exigir que en la próxima audiencia que seguramente será vía online, pueda ser vista por el todo el pueblo, ya que este encierro es funcional a una justicia que no le interesa en absoluto el legítimo reclamo de los pueblos”, concluyó la letrada.
En Chaco tanto el desmonte como la discriminación racial no ceden terreno
El 30 de enero del pasado año, por una orden de sus principales referentes, caciques más importantes y respetados de la comunidad Sauzalito, decidieron por amplia mayoría crear la “Guardia Whasek”. La misma nace con el objetivo de la defensa indígena Wichi del Chaco, vale aclarar y destacar que no son un ejército armado, sino una comunidad organizada en defensa de un territorio arrasado por el desmonte, el hambre, la persecución y el narcotráfico.
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Desde el mismo momento de su creación, la “Guardia Whasek” viene soportando furibundas operaciones mediáticas que buscan sembrar terror y fogonear, como es su insana costumbre, un odio racial que desde la conformación misma del Estado Nación, nunca ha cesado. Medios de comunicación que se muestran compungidos cuando las muertes por desnutrición golpean las puertas de la comunidad Wichi, pero que no dudan en operar de la manera más vil, cuando la defensa de los derechos indígenas interfiere en el negocio privado o estatal.
La Guardia Whasek, la componen hombres y mujeres, jóvenes y adultos de la tierra, con el solo propósito de la defensa del territorio, la lucha contra el neoliberalismo, el narcotráfico, la tala indiscriminada y la deforestación, alertando a todo aquel que busque llevar adelante algunas de estas acciones dentro de su territorio.
El pasado 30 de abril integrantes de la Guardia Comunitaria fueron interceptados por la Policía de la Provincia de Chaco y agredidos sin razón alguna. Mientras eran golpeados, se les repetía una y otra vez que “que la guardia no es nada”. Una nueva, pero vieja actitud racista por parte de las fuerzas de seguridad de una provincia desmontada que riega con agua sucia, las semillas de una subjetividad racista que sigue floreciendo en cada rincón.
Comunicado de la Guardia Comunitaria “Washek” Wichi del Chaco
Siendo la noche del día 30 de Abril, hacemos público y denunciamos un nuevo acto de violencia hacia la Guardia Comunitaria Indígena Whasek. Dos de nuestros hermanos fueron interceptados por miembros de la Policía de la Provincia de Chaco y agredidos sin razón alguna. Mientras los golpeaban, les decían “que la guardia no es nada”.
Este hecho se suma a las amenazas que venimos recibiendo en los últimos días por parte de sectores de la sociedad racista que no toleran que “nosotros como originarios nos organicemos, haciendo oír nuestros derechos y defendiendo nuestros territorios”.
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Este odio, ya no hablamos de discriminación, sino de odio racial viene difundiéndose desde los medios de “desinformación masiva”, que han arrancado de nuevo una campaña de estigmatización hacia nosotros, tildándonos, de “guerrilleros, para-militares” y muchas cosas más.
En varios casos, hemos intentando ejercer el derecho a réplica, pero no los negaron. Dando a conocer una sola versión “tendenciosa” de como suceden los hechos por estos territorios. Nos niegan la voz, los que hablan de defender la libertad de expresión.
Bien sabemos que eso se debe a que no contamos con dinero o socios poderosos, como si cuentan aquellos que tienen a disposición páginas de diarios y horas de radio para pintarnos como los malos y violentos.
Sabemos que no contaremos con ellos en este, nuestro andar, por eso buscamos apoyarnos en los medios de comunicación alternativos que siempre están tendiéndonos una mano para lo que necesitamos difundir. Para ellos nuestra voz, nuestra realidad. Gracias compañeros y compañeras de distintos rincones.
A quienes nos dicen que somos violentos, patoteros y que no respetamos derechos, respetuosamente les enseñamos que nuestra lucha se apoya en derechos que nos fueron concedidos tanto por la Constitución Nacional como por Tratados de Organismos Internacionales, no hacemos nada fuera de la ley, más que ejercerlos dignamente.
Somos la Guardia Whasek, nacida del monte, somos los hijos y guardianes del monte, donde vivimos por Ley es Reserva Indígena, como tal tenemos derecho a cuidarla y defenderla de los males que la dañen. Como para el criollo la propiedad privada debe respetarse, nosotros exigimos lo mismo, que se respeten nuestros territorios.
Siempre hemos apostado al dialogo respetuoso para solucionar los conflictos, eso lo sabe bien la clase política de acá, nunca hemos sido partidarios de la violencia, pero no dudaremos en defender a nuestros hermanos y hermanas en caso de ataques de patotas o de fuerzas policiales, ejerciendo el derecho a la autodefensa.
Antes que nada cuidamos nuestros territorios, nuestra cultura, y a nuestros hermanos y hermanas. Nosotros somos ellos y ellos son nosotros.
Sin más; con rabia ante tanto odio y discriminación hacia nuestro pueblo. Exigiendo una verdadera igualdad de derechos para todos y una verdadera justicia, respetándonos.
Ifwala innamejen » Que el Sol nos acompañe».