VIERNES, 22 DE NOV

Las aguas del Paraná en riesgo por un nuevo ecocidio en Arroyo Leyes

Plásticos contaminados por una multiplicidad de químicos utilizados en la producción de frutillas fueron descartados en la laguna Setúbal. Una realidad tan escabrosa como cíclica.

Un estudio realizado en la laguna Setúbal por científicos del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral arrojó poco tiempo atrás un resultado escalofriante en torno a la contaminación de sus aguas. Un flagelo que pone en jaque al ecosistema, una preocupación que se consolida.

Los vecinos contemplan azorados como el agua cada vez que sube su nivel, arrastra los desperdicios costeros para luego depositarlos en el corazón de la laguna, afluente del majestuoso río Paraná.

Un dato estremecedor

Cada año más de 13 millones de toneladas de desechos plásticos van hacia los océanos. Se estima que en 2050 habrá más plástico que peces en los mares. Algo que evidentemente al destructivo poder económico poco le importa, ya que la consciencia de las mayorías sigue durmiendo la siesta de los desinteresados.

Debido a su bajo precio, el plástico se usa principalmente para crear productos desechables que contaminan de manera dramática el planeta, generando graves problemas ambientales, económicos y sociales.

La cosecha de frutillas de Arroyo Leyes

Luego de la cosecha anual, los plásticos con los que tapan las plantas y que cargan con más de 100 pulverizaciones con agrotóxicos consecutivas, son descartados junto a bidones de químicos y otros residuos en el valle de inundación de uno de los cursos de aguas continentales más contaminados por microplásticos del mundo, así lo determinó el Conicet.

“En calle 44 contra la laguna, hay animales muertos alrededor de una montaña de plásticos fumigados. Las fotos no pueden explicitar lo dantesco del panorama. Los animales están secos, no se ven gusanos ni hormigas alrededor. El agua está súper viscosa, como empetrolada”, cuenta un vecino quien pidió que se resguarde su identidad debido a los continuos aprietes que reciben los habitantes que se animan a denunciar este tipo de acontecimientos en Leyes.

Una realidad que golpeó con el puño del poderoso y la anuencia de un Estado que mira hacia otro lado. “Esto huele a muerte, sinceramente quisiera irme del pueblo. ¿Cómo podremos criar a nuestros hijos así?”, sostuvo un nacido y criado en el lugar, quién con ojos estupefactos, contempla como le han puesto un precio a la vida.

“El material que se puede apreciar en las fotografías corresponde a un productor, hay que multiplicar los desechos por los 20 establecimientos que operan en la localidad, teniendo en cuenta que se repite lo mismo hace unas dos décadas”, le dijo a Conclusión Facundo Viola, morador del lugar.

Este verdadero ecocidio llevado adelante en Arroyo Leyes, sigue sembrando muerte en la laguna Setúbal. Hoy, fue el turno del vertedero de calle 44. Mientras que los funcionarios públicos sigan negando la nocividad de los productos agrotóxicos, la contaminación, las enfermedades y la muerte, seguirán avanzando a paso firme gracias a ese camino allanado.

Es hora de pensar que el Estado es esto, que se manifiesta de esta manera, que lo de ausencia es una mera patraña para seguir salvaguardando su vetusta ropa.

 

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