Santiago del Estero: aviones fumigadores convirtieron al campo en «zona de guerra»
En vuelo rasante y sobre las casas, las máquinas que asperjan agroquímicos se han convertido en una verdadera pesadilla para una familia lugareña. Las denuncias apuntan a un productor tucumano. El padecimiento en el relato de una madre.
- Info general
- Mar 13, 2021
Por Alejandro Maidana
Según un estudio realizado por la Universidad de Buenos Aires, en el orden mundial nuestro país ocupa el octavo lugar en cuanto a superficie de tierras cultivadas (35.750.000 ha.); el tercero en relación a tierras cultivadas per cápita (1.12 ha.); y el decimoquinto en superficie bajo riego.
Sin embargo, el índice de pobreza avanza de manera incesante, demostrando que el libre comercio agroalimentario y el modelo agroexportador, no hacen otra cosa que conformar una alianza contra el campesinado de nuestro país y una férrea defensa de la obscena concentración de tierras. Por ello, la soberanía alimentaria sigue siendo -lamentablemente- solo un dulce sueño emancipatorio.
La provincia de Santiago del Estero posee una matriz productiva basada en la explotación primaria. Durante los últimos tiempos, ha atravesado importantes transformaciones, que repercutieron tanto en el ordenamiento territorial como en su desarrollo productivo.
> Te puede interesar: En Tandil las escuelas rurales deben convivir con 16 tipos de agroquímicos
El conglomerado Santiago del Estero-La Banda alcanza casi un 45% de pobreza e indigencia, sólo superado por el Gran Resistencia, con 47% y Concordia 53%, bastante lejos del promedio país del 35%. La provincia tiene un promedio histórico oscilante entre el 40 y 50% de pobreza en su población; insistimos, el avance de la frontera agropecuaria (anclada en un modelo agroindustrial que sepultó la mano de obra rural y que sigue generando constantes migraciones internas) tiene un papel preponderante en la consolidación de estos índices.
Una familia acorralada por oscuras prácticas
Melisa Soledad Aguirre vive junto a su familia en Puesto los Soraires (Santiago del Estero), llegó con sus niñas en plena pandemia buscando una paz que lejos estaría de aparecer. Diez años atrás, la compra de un campo lindero a su hogar, que se encuentra separado a solo 30 metros de las habitaciones y el baño, comenzaría a ser el gestor de todas sus pesadillas.
Juan Briz es un productor tucumano, su llegada a los Soraires acabó con el monte y todo su esplendor, no dejó cortina forestal alguna de protección, si bien es preciso destacar que la deriva de los agroquímicos es incontrolable. Trigo y soja son los monocultivos que impulsan en dos cosechas anuales, si bien el maíz y otra oleaginosa suelen aparecer en escena. “Nos fumigan a solo 30 metros de donde dormimos, nos encontramos a solo 900 metros de un pueblito que ya es parte de Tucumán, ya que el Puesto los Soraires se encuentra en el límite con esa provincia y pertenece al departamento Río Hondo. Esta parte de Santiago tiene una particularidad: se encuentra elevada y siempre circula una brisa, lo que genera que los venenos aplicados siempre lleguen rápidamente a nuestra vida”, sostuvo Erika Soledad Aguirre, en una reveladora charla con Conclusión.
> Te puede interesar: Escuelas Rurales: cuando lo que se busca fumigar es la conciencia
Mi hija menor, que tiene dos años, estuvo encerrada una semana por el temor que le tenía a los aviones, ya que esta zona parecía Bagdad en pleno bombardeo, las avionetas iban y venían.
El 3 de abril cuando comenzó la cuarentena obligatoria, fumigaron con avioneta al no poder utilizar los mosquitos y hacer las aspersiones por vía terrestre. Esa situación, entra tantas otras, generó un impacto profundo en una familia que no se resigna a ser rehén de la desidia. “Mi hija menor, que tiene dos años, estuvo encerrada una semana por el temor que le tenía a los aviones, ya que esta zona parecía Bagdad en pleno bombardeo, las avionetas iban y venían. Nos fumigan a cualquier hora, incluso de madrugada, ya que nadie los controla. Días atrás este productor fue entrevistado por una revista digital «Bichos de Campo», mostrándose como una verdadera carmelita descalza, despachándose en críticas contra mi familia e incluso con el cura Sergio Raffaelli que nos acompaña en esta lucha. Mi padre en septiembre tuvo Covid y casi pierde la vida, también se contagiaron el virus mi hermana embarazada y mi hermano, y para colmo de males, nos fumigaban. Emocionalmente la situación actuó como detonante, eso nos impulsó a decir basta y salir a hacernos escuchar de alguna forma”.
Los aplicadores suelen fumigar de madrugada aprovechando la falta de controles, situación que hace que se desconozca, el tipo de veneno que se utiliza. “No les importa si hay o no viento, incluso el dueño no aparece nunca por acá, son sus empleados quiénes transitan el mismo y tengo la certeza de que no deben tener idea de nuestra realidad. Estamos abandonados a nuestra suerte, esta gente apenas levanta su cosecha, rápidamente vuelve a sembrar y fumigar. Es increíble como apenas asoma la plantita, ya vuelven con los venenos, apenas ven una manchita fumigan, apenas ven un gusano, fumigan”.
#SantiagoDelEstero | En vuelo rasante y sobre las casas, las máquinas que asperjan agroquímicos se han convertido en una verdadera pesadilla para una familia lugareña. Las denuncias apuntan a un productor tucumano. El padecimiento en el relato de una madre. pic.twitter.com/vgYOr8DZSb
— Conclusión (@ConclusionRos) March 14, 2021
Creería que no tiene ni Carta de Porte, no dejan absolutamente nada en la provincia. Este también es nuestro reclamo, que se controle la evasión de impuestos que están realizando.
Este productor si bien tiene su campo en Santiago del Estero, saca los granos por el camino que lo lleva a Tucumán. “Creería que no tiene ni Carta de Porte, no dejan absolutamente nada en la provincia. Este también es nuestro reclamo, que se controle la evasión de impuestos que están realizando, por el camino de tierra que lleva a la provincia hermana, pasan en invierno más de mil camiones. Sumado a esto, también debemos decir que son usurpadores, ya que tienen varias denuncias en su contra, entre ellas la de desmontes ilegales para ocupar tierras que no les corresponden. Los conflictos con la gente de Santiago son muchos”.
> Te puede interesar: Bajo la sombra de los agrotóxicos: El caso Ludmila, la niña con glifosato en sangre
En la nota de la revista digital, referenciada con anterioridad, el productor sostiene que cuenta con el apoyo de Apronor (Asociación Civil de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte), en donde hace referencia que su trabajo lo hace reglamentariamente. “Yo no sabía que Apronor encubría a personas como estas, que suman muchísimas causas en su contra. Entre algunas de ellas podemos destacar el desmonte ilegal, usurpación, matanza de animales y fumigaciones sin respetar absolutamente nada, no estamos hablando de buenas personas. Esta es nuestra lucha, nos hemos cansado, si bien el calvario data de muchos años, en este último tiempo parece ser que nos han escuchado y buscan tendernos una mano desde diferentes lugares. Estas personas son muy atrevidas, tienen el modus operandi que utilizan los oscuros personajes de este país, es preciso citar que han llegado al lugar con personajes de la talla de Rubén “La Chancha” Ale”. Es común observar cómo transitan camionetas, en algunas oportunidades incluso con personas armadas dentro de las mismas”.
Es común observar cómo transitan camionetas, en algunas oportunidades incluso con personas armadas dentro de las mismas.
Es menester recordar que Rubén “La Chancha” Ale fue condenado junto a su hermano Ángel “El Mono” Ale a 10 años de prisión el 18 de diciembre de 2017 como jefes de una asociación ilícita que lavó millones de pesos obtenidos de una variada gama de delitos: usura, extorsión, explotación económica del ejercicio de la prostitución y comercio de estupefacientes. Dos <buenos> muchachos al servicio del agronegocio.
La soledad de las familias campesinas a la hora de hacer valer el derecho a vivir en un ambiente sano (Art. 41 de la Constitución Nacional), choca con la desidia del poderoso y las rancias operaciones mediáticas al servicio de un lobby implacable. “Hay mucha gente con miedo por el accionar de este productor y su <gente>, las contradicciones que debemos atravesar son muchas, ya que lamentablemente el daño cultural y las necesidades económicas son muy grandes. Aquí hay personas que se enojan con nosotros, ya que sus hijos o ellos mismos, trabajan como aplicadores de agrotóxicos, sin saber de los impactos a la salud que producen los mismos. En esta zona ya hemos tenido el caso de un hombre joven de unos 49 años, que falleció a causa de un cáncer de pulmón debido a que pasó gran parte de su vida arriba de un mosquito fumigador”.
> Te puede interesar: Dos mujeres luchan contra sus enfermedades y las fumigaciones en tiempos de aislamiento obligatorio
Ya no hay árboles, hay pocas aves, nos preguntamos cuando fue que Santiago permitió tanto daño, tanto desmonte.
Un modelo productivo enemigo de la biodiversidad, de los colores, sabores y olores del viejo campo, de ese que se encargaron de poner de rodillas, pero que no se resigna. “El desastre que originan los agroquímicos es demoledor, por ejemplo, mi mamá planta una rosa, o una Santa Rita que dicen que son plantas aguerridas, y no crecen, no alcanzan a brotar que ya se secan. Tenemos solo 20 hectáreas de monte donde todavía pululan algunas víboras y tortugas, si bien se ven muy pocas, es muy triste levantar la vista y solo contemplar el verde de la soja y el amarillo del trigo, ya no hay árboles, hay pocas aves, nos preguntamos cuando fue que Santiago permitió tanto daño, tanto desmonte”, concluyó Melisa Aguirre, valiente vecina fumigada de los Soraires.
En Santiago del Estero, muchos de los Ingenieros Agrónomos manejan taxis, mientras tanto las recetas agronómicas brillan por su ausencia, al igual que los controles estatales. En voz baja, pero firme, circula por las expoliadas tierras santiagueñas, que solo 4 mosquitos fumigadores estarían registrados. La dignidad es lo único que no pueden arrebatarles a los pueblos fumigados, pero ello mientras exista una voz que se anime a gritar su dolor, la resistencia contra este modelo aniquilador, gozará de buena salud, pese a los venenos.