Aseguran que cualquier avión de la fuerza aérea rusa puede hacerse “invisible”
Estados Unidos concibió la manera de diseñar aviones no percetibles para los radares. En ese campo, los rusos no enfocaron sus investigaciones hacia la forma de los mismos, sino hacia los materiales utilizados.
- Internacionales
- Ene 16, 2019
Un F-22 Raptor de la US Air Force fotografiado en el cielo sirio, a través de la mira infrarroja de un Su-35 ruso. La imagen fue publicada en Instagram por el piloto ruso Iván Ivanov.
Estados Unidos ha invertido enormes cantidades de dinero en el desarrollo del avión de guerra de quinta generación F-35. Actualmente quiere fabricar durante la próxima década 5 000 ejemplares del F-35. Al menos 2 400 de esos aviones serían para las fuerzas armadas estadounidenses y el resto estaría destinado a la exportación. Debido a ese gigantesco programa, Estados Unidos no se interesa actualmente por ninguna otra tecnología en el sector de la aviación.
El plan de equipamiento de las fuerzas armadas rusas sólo prevé actualmente 12 aviones «invisibles» Su-57 y mantiene libre la cadena de producción para la exportación de ese avión. Otros proyectos de aviones «invisibles» –el interceptor MiG-41, el avión de transporte PAK-TA y el bombardero PAK-DA– han sido congelados. En cambio, los bombarderos Tu-160 y Tu-22M3 han sido actualizados. ¿Quiere eso decir que Rusia se está quedando atrás?
En septiembre de 2018, apareció en Instagram la foto de un F-22 Raptor estadounidense, avión supuestamente «invisible», tomada en Siria con la mira infrarroja de un Su-35 ruso (ver la foto que acompaña este artículo). El mismo Su-35 S –que no está considerado «invisible»– logró ponerse en posición de ataque sin ser detectado por el radar del F-22 ni por el AWAC [1] estadounidense que debía cubrirlo ni por los radares terrestres. Según nuestras fuentes, la maniobra del Su-35 ruso fue exitosa gracias al uso experimental de los llamados «metamateriales».
Los aviones de combate estadounidenses F-22 y F-35 están diseñados por ordenador. Los ángulos de su estructura están concebidos de tal forma que dispersan las ondas de radar en vez de enviarlas de regreso al equipo que las emite. Pero esos aviones de quinta generación son detectables para los radares más cercanos (situados a 40 kilómetros o menos del avión en vuelo).
En cambio, la innovadora tecnología de los metamateriales absorbe el 90% de las ondas de radar y es aplicable a cualquier avión existente. Es por eso que Rusia no está muy interesada en los aviones de quinta generación.
Los metamateriales son estructuras tridimensionales basadas en el uso de células electromagnéticas tridimensionales, cuyo tamaño va de 1 a 2 milímetros, eficaces ante los largos de onda milimétricos y centimétricos que utilizan los radares de los aviones y los radares terrestres. Los metamateriales no afectan la recepción de los sistemas de radionavegación, las comunicaciones clásicas ni las comunicaciones vía satélite.
Investigaciones en ese sector se realizaron en el Instituto de Electromagnetismo Teórico y Aplicado de la Academia de Ciencias de Rusia. En octubre de 2010, tres científicos rusos publicaron los resultados de sus investigaciones sobre estructuras construidas con metamateriales capaces de absorber las ondas de los radares (ver el documento al final de esta página). Esa tecnología se sometió a ensayos en varios aviones militares rusos a partir de 2015.
Si Rusia logra obtener buenos resultados en los ensayos con los metamateriales, estos pueden aplicarse a toda la flota aérea rusa con un costo ínfimo.
Hasta ahora, los aviones estadounidenses habían sido los únicos capaces de detectar al enemigo antes de ser detectados y en poder atacarlo antes de ser «vistos» por los radares del adversario. El fin de la superioridad de la fuerza aérea estadounidense impondrá un regreso a las maniobras de combate aéreo de los años 1950. Y en esas condiciones, la superioridad aerodinámica inherente al empuje vectorial de los aviones Su-35, Su-30 y MiG-35 significará para esos aviones rusos una importante ventaja en relación con los F-22 y F-35.
Por el momento, la cuestión reside en que la tecnología de los metamateriales aún se encuentra en su fase de investigaciones y en que la duración de las células electromagnética no va más allá de las 100 horas. Pasado ese periodo de tiempo, es necesario reemplazarlas.
Fuente: Voltaire