SáBADO, 23 DE NOV

Beijing celebró la pospandemia con un impresionante espectáculo antes del centenario del PCCh

El país asiático pasó de ser un país con economía rural a explicar el 30% de cada punto de crecimiento mundial aseveró el experto en el estudio de China contemporánea, Gustavo Giraldo. La industrialización, el nivel de ingreso de la población y las perspectivas son observadas en esta nota.

El estadio nacional de Beijing, más conocido como el Nido del Pájaro, fue el escenario de un gran espectáculo, presidido por el presidente Xi Jinping, que relató desde la historia del Partido Comunista Chino (PCCh), a dos días de su centenario, hasta la recuperación del país después de lo peor de la pandemia.

El espectáculo se realizó este lunes bajo estrictas normas de bioseguridad y no fue transmitido en directo por televisión, por lo que sus imágenes se conocieron más tarde. Además, de un recorrido por la historia, la gran estrella fue el fin de los contagios y muertes masivas por la Covid-19.

Mientras en el campo de juego se sucedían escenas rigurosamente coreografiadas sobre la historia oficial de la China comunista, en una gran pantalla se mencionaba a los principales líderes de este período, desde Mao Tse-tung hasta el actual presidente Xi. De fondo, sonaban 100 trompetas.

Tampoco faltaron los saludos de los astronautas chinos actualmente en el espacio.

El país asiático pasó de ser un país con economía rural a explicar el 30% de cada punto de crecimiento mundial, según explicó en una nota de la agencia de noticias Télam, Laura Luz Ojeda.

La llegada del PPCh generó un cambio rotundo de la economía y de la sociedad del gigante asiático, y convirtió una estructura feudal basada en la producción rural a otra de carácter urbano industrial, que hoy explica el 30% de cada punto de crecimiento mundial, según el especialista Gustavo Giraldo.

El experto es director del posgrado en Estudios en China Contemporánea de Lanús y el año pasado fue distinguido con el premio Special Book Award of China, reconocimiento que se entrega desde 2005 a publicaciones extranjeras que dan a conocer la cultura china al mundo.

En la entrevista, abordó el cambio económico que generó a China en la potencia actual.

Télam: ¿Cómo analiza estos 100 años en materia económica?

Gustavo Girado: La historia de China que hoy llama tanto la atención es mucho más sorprendente cuando se lo toma en perspectiva histórica. No hay una equivalencia en ningún lugar del mundo en donde en menos de 100 años se hayan generado los cambios que logró China. El Partido Comunista chino funda la República Popular China y toma un país que ni siquiera tenía burguesía. Era un país feudal, en el que las relaciones sociales de producción eran feudales, no estaba el capitalismo extendido en el país. La población estaba sujeta a los designios de los nobles que en las regiones tenían mucha presencia y tenían sus ejércitos. Eso fue toda la primera parte del siglo XX, luego cuando el PCCh funda la República Popular China encuentra una economía totalmente destruida por la guerra civil, segunda guerra mundial y con una fortísima presencia de los imperios de Occidente que se habían hecho de diversas partes del territorio que estaban en manos de Estados Unidos, Francia, Alemania, Gran Bretaña y otros.

¿Cómo lo logra?

— Unifica todo en base a un idioma y comienza una revolución típica del comunismo, con reforma agraria mediante. Hasta la muerte de Mao era una sociedad empobrecida, incluso hasta mediados de los 70, y fundamentalmente campesina. Con la muerte de Mao y la llegada de otra conducción política, hay una transformación muy importante de la economía de China. Toman muchas medidas transformando a la economía de China de empobrecida y campesina a una urbana e industrializada, y de una economía que era centralmente planificada a una en la que el Estado tiene muchísima importancia pero en la que los mecanismos del mercado tienen ahora influencia sobre la vida cotidiana de los chinos. Hoy es una sociedad que ha alcanzado un ingreso medio de 10.000 dólares per cápita desde fines del 2009, que no para de crecer a pesar de la pandemia y de las crisis del capitalismo en Occidente, y que se ha convertido en una economía que es pivote en la generación de riqueza en toda la costa del Pacífico, a tal punto que explica el 30% de cada punto de crecimiento mundial.

¿Cuáles son las medidas económicas más importantes que generaron el cambio?

— Hay una reforma del Estado y una apertura de la economía, una revisión del sistema estatal por la que las empresas comienzan a ser miradas desde un punto de vista más competitivo del utilizado hasta la muerte de Mao. Se deshace el Estado de muchas unidades que eran improductivas. Ya no se trató de dar empleo porque sí, no generar salarios por el mero hecho de que las personas tengan ingresos, sino que se buscó generar salarios en empresas estatales que sean verdaderamente productivas y se las trata de hacer cada vez más competitivas. Lo que más trasciende es la creación de las zonas económicas exclusivas, en el este del país, a fines de los ’70. Son unas experiencias de enclave capitalista en tres lugares neurálgicos de China, que son las zonas más internacionalizadas en donde se aplican políticas que permiten, por primera vez en la historia, la llegada de inversión extranjera directa y donde rigen otras normas laborales. Las empresas que se radican allí pueden entrar dólares para importar productos que luego son transformados y exportados. Esa experiencia tiene mucho éxito y se replica en el resto del territorio.

¿Qué hace la población con ese nivel de ingresos?

— La tasa de ahorro en China sigue siendo de las más altas del mundo, por cada renminbi (nombre oficial de la moneda) de riqueza que se genera casi la mitad se ahorra porque la gente tiene una educación diferente a la de occidente. El espíritu de consumo no es como el de Occidente. Lo guardan para que sus hijos y sus nietos estén mejor que ellos. No hay un mercado de divisas y tampoco se pueden comprar inmuebles a diestra y siniestra porque no los hay, ahorran en yuan renminbi porque tienen una de las tasas de inflación más chicas y la gente no siente que pierde el poder de compra.

¿Cómo sucede el cambio de una sociedad rural a la industrialización?

— Ellos saben que son dependientes de Occidente y saben que en la medida que no invierten en educación van a seguir siéndolo. Como quieren evitar tener otro siglo y medio de humillación con Occidente, han decidido hace varias décadas independizarse y, para ello, han resuelto invertir en su propio conocimiento. Canjearon su mercado por el conocimiento. Las transnacionales vieron que China era un mercado muy importante y trataron de acceder a él durante décadas, pero el PCCh se reservó siempre ese mercado. Entonces, el capital transnacional que quiere aprovechar ese potencial, tiene que abrir su paquete de conocimiento y compartirlo. Gracias a esa exigencia muchas han ido, han hecho joint venture con empresas chinas y han tenido una enorme ganancia. En paralelo, las empresas chinas aprendieron. Las políticas de innovación indígena y de campeonas nacionales, como las llaman ellos, han creado empresas que hoy son estandarte de la Nación como Lenovo, Hawei, ZTE, Bitedance, que es la dueña de Tik Tok, y otra enorme cantidad de empresas chinas en manos de chinos. Se trata mayoritariamente de capitales privados que con apoyo estatal empezaron a competir a nivel internacional en los mercados donde la tecnología occidental era hegemónica. Hoy por primera vez en la historia del mundo, empresas de Estados Unidos y europeas se sienten desplazadas en sus mercados por compañías de un país con una economía en vías de desarrollo.

¿Qué queda hacia adelante?

— Tienen mucho que desarrollar en el sector servicios. Tienen que movilizar 1.400 millones de personas en el segundo país más extenso del mundo. Aún hay un alto nivel de población en grado de ruralidad y el resto es urbano con ingresos muy superiores. Esta es otra de las batallas que tienen: homogeneizar el ingreso y generar desarrollo. En China hace tres meses se acabó con la indigencia, pero el desafío es achicar la brecha para desalentar la migración interna.

 

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