China se planta a Europa
La Unión Europea (UE) anunció una serie de sanciones hacia cuatro individuos que responsabiliza por la violación de los Derechos Humanos de la minoría Uygur en la provincia china de Xinjiang. Como retaliación, la República Popular China anunció sanciones a un grupo de parlamentarios, académicos y organizaciones europeas.
- Internacionales
- Mar 26, 2021
Por Ramiro Torres
El pasado lunes 22 de marzo, la Unión Europea (UE) anunció una serie de sanciones hacia cuatro individuos que responsabiliza por la violación de los Derechos Humanos de la minoría Uygur en la provincia china de Xinjiang. Como retaliación, la República Popular China anunció sanciones a un grupo de parlamentarios, académicos y organizaciones europeas.
Los días siguientes vieron un empeoramiento de las relaciones entre los europeos y chinos. El acuerdo de inversiones entre la UE y China corre peligro, pues varios miembros del Parlamento Europeo han dicho que no están dispuestos a ratificar el mismo. Por otro lado, el recrudecimiento de las relaciones con China podría volver a acercar Europa hacia Estados Unidos, luego de años de enfriamiento de las relaciones transatlánticas.
Hace ya varios años que, tanto organizaciones de Derechos Humanos como activistas, vienen denunciando violaciones de Derechos Humanos hacia la minoría musulmana que vive en la provincia más occidental de China. Las denuncias hablan de miles de uigures detenidos en lo que el gobierno chino llama “campos de reeducación”, en los que se les prohíbe hablar su idioma y donde sus prácticas culturales son reemplazadas por las aprobadas por el politburó en Beijing.
Tampoco han sido extrañas las denuncias de violaciones hacia prisioneras mujeres, así como la persecución de los familiares de aquellas personas que deciden exiliarse.
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Tras años de demandas por activistas por los Derechos Humanos europeos, así como también actitudes más preocupantes por parte de la dirigencia comunista en las protestas en Hong Kong, la UE decidió sancionar el lunes a cuatro oficiales de la provincia de Xinjiang. Esta es la primera vez desde la matanza de Tiananmen en 1989 que Europa sanciona a China en materia de Derechos Humanos.
Los sancionados son el número dos del Partido Comunista Chino (PCC) en la provincia, el secretario de producción del PCC en Xinjiang, un miembro del directorio del PCC provincial y el director del servicio de seguridad de la provincia. El servicio de seguridad de la provincia también fue sancionado como un ente.Canadá y el Reino Unido hicieron eco de las sanciones europeas, anunciando las suyas. Por su parte, Estados Unidos ya estaba sancionando a estos dirigentes desde julio pasado.
Obviamente, el gobierno chino no se quedó sin hacer nada. La semana anterior, el embajador chino ante la UE dijo que “si se insiste con la confrontación, no nos vamos a doblegar”. Y no doblegarse es lo que China hizo. Al poco tiempo de que se anunciaron las sanciones europeas, Beijing anunció las suyas.
Primero de la lista está el Comité de Seguridad y Política del Consejo Europeo. Es importante aclarar que China no ha explicitado si los sancionados son los 27 embajadores que componen el comité o el comité en sí. Luego, se sanciono a cinco europarlamentarios entre los que se incluye al presidente de la delegación a China del Parlamento Europeo. Se sanciono también a legisladores de los Países Bajos, Bélgica y Lituania por sus posiciones “anti-china”. Por si fuera poco, el PCC también fue tras académicos europeos que investigan sobre la cuestión Uygur, así como también varias ONG’s y think tanks.
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Para algunos, la retaliación china no guarda proporción con la europea. Esto ha llevado que varios parlamentarios, principalmente del bloque socialdemócrata del Parlamento Europeo, digan que el levantamiento de sanciones por parte de China sea un requisito para que ellos voten para ratificar el acuerdo de inversiones que se negoció en diciembre pasado. El acuerdo de inversión China-UE es sumamente importante para varias empresas europeas, principalmente las vinculadas a la industria automotriz alemana, para ganar ventajas competitivas en el mercado chino.
Si bien el bloque socialdemócrata fue claro en su oposición, no así lo fue la centro derecha del Partido Popular Europeo. La centro derecha es el bloque más grande del Parlamento Europeo y es el bloque del partido de Angela Merkel. El martes 23 dijeron que hay que compartimentalizar la cuestión de los Derechos Humanos, por un lado, y el comercio por el otro, dando a entender que votarían para ratificar el tratado. El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, dijo que Europa “no es la bolsa de boxeo de China”, dando a entender que las sanciones chinas tendrían una respuesta contundente. No obstante, no dijo si rechazaría el acuerdo con China.
Claramente el Parlamento Europeo se encuentra divido respecto a la ratificación del acuerdo. Esto no parece ser tanto una preocupación para China pues, según Philippe Le Corre, un especialista en China entrevistado por Político, “el acuerdo de inversión no era más que una victoria simbólica para China”. Si bien Beijing no debería preocuparse tanto por el acuerdo, quizás si debería hacerlo respecto al acercamiento que estas sanciones pueden hacer entre Estados Unidos y la UE. Durante los años de Trump, las relaciones transatlánticas se fueron enfriando, pues los europeos dejaban de ver en los estadounidenses unos socios confiables y percibían que era su oportunidad para lograr mayor autonomía.
La cuestión de autonomía siguió siendo una demanda europea incluso luego de la elección de Biden. Si bien es cierto que los líderes europeos se sienten mas cómodos trabajando con el nuevo presidente, figuras como Merkel y Macron fueron claros en sus deseos de evitar una dinámica de Guerra Fría con China o de formar una liga democrática contra Beijing.
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La postura China hacia la UE esta adquiriendo un tono similar a la que Beijing tiene sobre EE.UU. El Ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, dijo que (en referencia a EE.UU y la UE) “deben saber que los días de decir historias e inventar mentiras con el objetivo de interferir en los asuntos internos de China se han acabado”. Todo esto lleva a entender que el deseo de EE.UU de formar un bloque democrático contra China se ha fortalecido a expensas de los europeos que buscaban quedar en el medio y tener un margen de autonomía. Las pretensiones autonomistas europeas ya se habían puesto en duda en febrero pasado, tras el fracaso de la visita de Borrell, el ministro de Relaciones Exteriores de la UE, a Rusia.
Los europeos han tomado conciencia de eso, y el miércoles 24 de marzo, Borrell y el Secretario de Estado de EE.UU, Antony Blinken, anunciaron el relanzamiento del dialogo EE.UU-UE sobre China. La iniciativa había sido propuesta durante la administración de Trump, pero no prospero debido a la desconfianza que tenían los europeos para con el expresidente.
Esta semana ha puesto patas para arriba a la diplomacia europea. Unas sanciones relativamente moderadas fueron recibidas con una escalada de tensiones y pusieron en tela de juicio un acuerdo que es fundamental para las empresas europeas y su recuperación post-pandemia. Por otro lado, los reclamos autonomistas europeos se vieron truncados por una China más activista que los empuja hacia al campo estadounidense, donde es probable que tomen el segundo lugar tras Biden, que quiere volver a insertar a EE.UU en el mundo y disputar abiertamente con Beijing.