MARTES, 26 DE NOV

Cuba: cuatro cubanos y cuatro visiones sobre la Revolución que cumple 60 años

La Revolución cubana cumple su 60 aniversario sin Fidel Castro, fallecido a finales del 2016. La isla, con adeptos y detractores mantiene vivo el legado de sus líderes.

La revolución cubana celebrará el martes su 60 aniversario sin Fidel Castro, muerto a finales de 2016, en una isla socialista que por la vía de las reformas busca evitar el naufragio económico.

Santiago de Cuba (sureste) acogerá el simbólico acto conmemorativo, que se celebrará al pié de las tumbas del héroe nacional, José Martí y de Fidel, y con un esperado discurso de Raúl Castro que, como otros históricos octogenarios, está retirado de la vida pública si bien conserva claves del poder.

Por primera vez desde 1976, Cuba tiene un presidente sin apellido Castro: Miguel Díaz-Canel, de 58 años, que repite «somos continuidad», y que el jueves tuiteó que «la revolución cubana es invencible, crece, perdura».

Un exguerrillero, una deportista, un opositor y una médica cuentan lo que significa para ellos la revolución cubana, aquella que llevó a Fidel Castro al poder y que el 1 de enero cumple 60 años.

Alejandro, guerrillero moncadista

Alejandro Ferrás Pellicer acaba de festejar sus 97 años. Fue el mayor del centenar de rebeldes (incluidos dos de sus hermanos) que asaltó el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba (sureste) en julio de 1953. La operación fracasó, pero prendió la llama de la revolución.
La fuga del dictador Fulgencio Batista, en la madrugada del 1de enero de 1959, sorprendió a Alejandro exiliado en Estados Unidos. Sin su esposa, viajó a La Habana «en el primer avión»: «Llegué primero que Fidel», que todavía estaba en Santiago de Cuba (sureste).
«Tuve que venir para incorporarme a la revolución aquí», cuenta Alejandro, en el pequeño museo dedicado al Moncada que instaló en la capital. Después, «nunca me he ido de aquí, del país».
«Era una necesidad hacer una revolución» frente a la dictadura de Batista, explica, porque se trataba de luchar «por el futuro».
Pero sobre todo, «la revolución era Fidel».
¿Y después de su muerte en 2016? «Para nosotros, Fidel no ha muerto, nosotros mantenemos a Fidel vivo», porque «seguimos haciendo revolución», afirma Alejandro, convencido de que ésta «puede durar 50 años más»: «mientras la revolución tiene pueblo, está garantizada».

Ana Fidelia, deportista

Más que su palmarés, Ana Fidelia Quirós, doble medallista olímpica y bicampeona mundial de 800 metros, agradece a la revolución su propia vida, que amenazó con segar un accidente doméstico (la explosión de una cocina), que dejó quemaduras en casi el 40% de su cuerpo y la hizo perder el bebé que esperaba.
«La revolución (…) para mí lo es todo, porque gracias a la revolución pude formarme como deportista, ser una mejor persona y sobre todo pude salvarme de aquel fatal accidente», declara Quirós, «La tormenta del Caribe».
Dos años después de ese terrible accidente, esta atleta sorprendió al mundo con la corona mundial en Gotemburgo, hazaña que repitió en Atenas-97.
Esto «no hubiese sido posible si no hubiese vivido en un país como este, donde la medicina es gratuita y está en aras del bienestar del pueblo», sostiene.
Recuerda que «al llegar la revolución se masificó el deporte, deporte para todos», una estrategia que 13 años después sentó a Cuba en el trono olímpico latinoamericano.
A sus 55 años, Quirós admite que en la isla «faltan muchas cosas», pero confía en que «con los cambios que se vienen haciendo (reformas), llegue la mejoría económica», y también los recursos
para que el deporte de «Cuba retorne al lugar que tenía» a nivel mundial.

Vladimiro, opositor

Hijo de un veterano dirigente comunista, Vladimiro Roca ha sido por años uno de los más acérrimos opositores al gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro, reemplazado en abril por Miguel Díaz-Canel.
«La revolución está muerta hace rato. Ahora lo que hay es un régimen dictatorial», dice este expiloto de combate de 76 años, diplomado en Relaciones Económicas Internacionales.
Vladimiro siguió los pasos de su padre, Blas Roca (1908-1987), pero después la revolución lo decepcionó.
«Yo luché fue por una revolución democrática y no por una dictadura familiar, que es lo que se ha establecido en Cuba», explica Vladimiro, que fue expulsado de su trabajo en 1992 y condenado a cinco años de prisión 1997, asegura, por su militancia.
«La gente tiene miedo» a la represión, destaca este disidente, de un carácter ácido que solo la vejez ha logrado atenuar.
Según él, la revolución «se va a extinguir por su propio peso»: «en primer lugar, ya la juventud está cansada, no cree en nada de esto, y en segundo ya no tiene apoyo ninguno en el exterior».
Cree incluso «posible que con el deceso de Raúl Castro (87 años) terminará todo, porque los que vienen atrás no están dispuestos a jugársela por algo que no tiene futuro».

Lourdes, médica

Lourdes Garcés cumplía el segundo de sus tres años de misión en Santa Cruz das Palmeiras (Sao Paulo) cuando el gobierno cubano decidió retirarse de manera abrupta del programa Más Médicos de Brasil ante las críticas del presidente electo Jair Bolsonaro.
«Fueron días difíciles y tristes», recuerda esta médica de 54 años, enviada anteriormente a Venezuela (2003-2008) y Guatemala (2012-2014), y ferviente defensora de una revolución «en desarrollo, que todavía puede dar mucho más».
«Si tuviera que calificar a la revolución cubana, yo diría que es solidaridad (…). Desde sus inicios (…), ha sido solidaria en todos los ámbitos de la sociedad, tanto en la cultura, como en la educación, el deporte, y en la salud pública», añade.
Admite que las misiones la hicieron perderse «muchos eventos importantes» en la vida de sus dos hijos, pero le permitieron ganar experiencia profesional, «mejorar» sus ingresos, y sobre todo «ayudar a las personas más carentes, más pobres».
Garcés rechaza toda acusación de adoctrinamiento político mediante la llamada «diplomacia de batas blancas» de Cuba: «No nos inmiscuimos en asuntos políticos ni de otra índole que no sea de salud».

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