Detuvieron en Sudáfrica a uno de los hombres más buscados por el genocidio en Ruanda
El ruandés Fulgence Kayishema está acusado de haber orquestado la matanza de alrededor de 2.000 miembros de la etsia tutsi en la iglesia católica de Nyange. Según la investigación, consiguió y distribuyó gasolina para incendiar el edificio con los refugiados en el interior.
- Internacionales
- May 25, 2023
Uno de los últimos cuatro fugitivos buscados por su papel en el genocidio de Ruanda perpetrado en 1994, fue arrestado en Sudáfrica tras permanecer 20 años en fuga, anunciaron este sábado los fiscales de la ONU que investigan el caso.
El ruandés de etnia hutu Fulgence Kayishema está acusado de haber orquestado la matanza de alrededor de 2.000 miembros de la etnia tutsi en la iglesia católica de Nyange, en torno al 15 de abril de 1994.
«Fue detenido ayer -en referencia a este miércoles- por la tarde», indicaron en La Haya, Países Bajos, los fiscales del Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales (Mritp), un órgano judicial creado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que asumió las funciones del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), que cerró sus puertas en 2015.
El sospechoso, que utilizaba el nombre falso Donatien Nibashumba, fue detenido en un predio vinícola en Paarl, a unos 60 kilómetros de Ciudad del Cabo, indicó la Policía sudafricana en un comunicado, informó la agencia de noticias AFP.
Buscado por su papel en el genocidio que a lo largo de un centenar de días arrojó la muerte de 800.000 tutsis y hutus moderados, Kayishema se encontraba prófugo desde 2001, informaron los fiscales en un comunicado.
Ex inspector de policía, nacido en 1961 según el tribunal, fue inculpado de genocidio, complicidad en genocidio, complot para cometer un genocidio y crímenes contra la humanidad.
Según el acta de acusación, Kayishema es responsable, y también cómplice, de asesinato y lesiones graves a la integridad física o mental de miembros de la población tutsi, entre el 6 y el 20 de abril de 1994.
De acuerdo a la acusación, habría «participado directamente en la planificación y ejecución» de la «masacre» de Nyange, «especialmente consiguiendo y distribuyendo gasolina para incendiar la iglesia con los refugiados en el interior».
«Cuando esto falló, Kayishema y otros utilizaron un cargador frontal (bulldozer) para derribar la iglesia, enterrando y matando a los refugiados en el interior», precisó el documento.
En los días que siguieron a los hechos, el acusado y otras personas habrían supervisado el traslado de cadáveres desde el templo a fosas comunes.
Los sucesos de Nyange fueron uno de los más brutales del genocidio, en el que tanto milicias hutus como civiles asesinaron a un gran número de miembros de la minoría étnica tutsi: hombres, mujeres y niños.
La matanza terminó cuando las tropas del Frente Patriótico Ruandés (FPR), dirigidas por el actual presidente Paul Kagame, derrotaron a los rebeldes hutus y tomaron el control del país.
Los supervivientes «se esforzaron para demostrar sus crímenes e impulsar su detención (de Kayishema)», declaró Naphtali Ahishakiye, secretario ejecutivo de Ibuka, la organización que nuclea a los supervivientes del genocidio.
Ahishakiye dijo esperar que su arresto envíe un mensaje claro a los demás fugitivos y cerebros del genocidio, «que nunca podrán escapar de la justicia».
El arresto de Kayishema «garantiza que comparecerá ante la justicia por los crímenes de los que se le acusa», afirmó el fiscal del organismo judicial, Serge Brammertz, en un comunicado.
«Hoy es un día dedicado a la memoria de las víctimas y los supervivientes del genocidio» que, 29 años después, «siguen llevando cicatrices físicas y mentales de su sufrimiento», agregó.
Numerosos ruandeses fueron condenados por la justicia de su país, tribunales internacionales o de países occidentales, por hechos vinculados al genocidio.
El TPIR condenó a 62 personas, mientras otros, como Augustin Bizimana, uno de los principales cerebros de la matanza, murieron sin haber comparecido ante la justicia internacional.
Los jueces de la ONU suspendieron en marzo el proceso a Félicien Kabuga, supuesto tesorero del genocidio ruandés en 1994, para decidir si su estado de salud le permitía estar en el banco de los acusados.
El Programa de Recompensas por Crímenes de Guerra de Estados Unidos había ofrecido una recompensa de hasta 5 millones de dólares por información sobre Kayishema y los demás prófugos buscados por perpetrar el genocidio ruandés.
Está previsto que comparezca mañana ante un tribunal de Ciudad del Cabo.