EEUU le impone sanciones a Rusia por el hackeo durante la campaña presidencial
Barack Obama ordenó la expulsión de 35 espías rusos por su posible interferencia en las elecciones presidenciales estadounidenses.
- Internacionales
- Dic 29, 2016
El presidente Estados Unidos, Barack Obama, decretó hoy sanciones contra dos agencias de inteligencia de Rusia, incluidos cuatro oficiales militares, y dio la orden de expulsar a 35 presuntos espías de ese país por su presunta vinculación con el hackeo informático al Partido Demócrata, que, según la Casa Blanca, influyó a favor de Donald Trump en las elecciones presidenciales.
Además, ordenó sanciones financieras contra tres empresas que proveyeron apoyo material a las operaciones cibernéticas del GRU, el servicio de inteligencia militar para el extranjero, una de las dos agencias afectadas por las medidas de Obama, según un comunicado difundido por la Casa Blanca, citado por la agencia de noticias DPA.
Desde Rusia, un vocero del presidente Vladimir Putin, Dmitry Peskov, lamentó la decisión de Obama de decretar nuevas sanciones -Washington ya las impone contra empresas e individuos rusos por el conflicto en Ucrania-, y prometió considerar tomar represalias.
«No hay dudas de que la respuesta espejo y adecuada (de Rusia) también hará sentir muy incómodo a Estados Unidos», amenazó el funcionario del Kremlin, quien rechazó «tajantemente» las acusaciones de espionaje de Washington.
El vocero ruso, incluso, desafío al mandatario saliente de Estados Unidos.
Moscú no está «seguro de que el presidente electo apruebe estas sanciones», sostuvo el vocero, según la agencia de noticias estatal Spunitk, en referencia al magnate republicano Donald Trump, quien asumirá el poder en Washington el próximo 20 de enero.
Por su parte, Konstantin Dolgov, representante del Kremlim para Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho, también vinculó la decisión de Obama con el traspaso de poder del mes próximo.
«Estos pasos unilaterales persiguen el objetivo de perjudicar las relaciones y dificultar su restablecimiento en el futuro», dijo a medios rusos, en referencia a la asunción de Trump en tres semanas.
Horas antes del anuncio de la Casa Blanca y ante la acumulación de rumores, el equipo de Trump había hablado sobre las denuncias del gobierno estadounidense contra Rusia.
«Si Estados Unidos tiene pruebas claras de que alguien interfirió en nuestras elecciones, debemos darlas a conocer», pidió Sean Spicer, vocero del equipo de transición de Trump, en unarueda de prensa telefónica, mientras Trump disfruta de las fiestas en su club privado Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida.
Las dos agencias de inteligencia afectadas por las sanciones decretadas hoy son el GRU y el FSB, esta última, la sucesora de la famosa KGB soviética.
El decreto presidencial también estableció el cierre de «dos instalaciones rusas, en Maryland y Nueva York, usadas por personal ruso para tareas de inteligencia».
Obama justificó estas medidas en un breve comunicado.
«En octubre mi gobierno publicó nuestra conclusión de que Rusia actuó para interferir en el proceso electoral de Estados Unidos», sostuvo el mandatario.
En medio de la campaña presidencial estadounidense de este año, la organización Wikileaks publicó una serie de emails privados de miembros de la cúpula del Partido Demócrata y del equipo electoral de la candidata oficialista, Hillary Clinton.
Estos emails, que fueron hackeados por personas aún no identificadas oficialmente, revelaron internas dentro de los demócratas -cómo el partido apoyó a Clinton y boicoteó las aspiraciones de su rival en las primarias, Bernie Sanders- e incoherencias y abiertas contradicciones entre el discurso de la candidata presidencial oficialista y sus acciones.
El escándalo de los emails le costó la cabeza a la entonces presidenta del Partido Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, y dejaron mal parados a más de uno en la campaña de Clinton.
Por eso, recientemente, cuando el gobierno de Obama acusó al gobierno ruso de ser el presunto autor intelectual y material del hackeo, y de haber filtrado los emails a Wikileaks, argumentó públicamente que el Kremlin lo hizo para beneficiar al candidato republicano y abierto simpatizante del presidente Putin, Donald Trump.
Los pasos dados hoy -continuó argumentando Obama en su comunicado- «son una respuesta necesaria y apropiada a los esfuerzos para dañar los intereses de Estados Unidos violando normas de comportamiento establecidas internacionalmente».
«Este robo de información y esta divulgación de actividades sólo pudo ser dirigida desde los máximos líderes del gobierno ruso», agregó el texto.
Obama adelantó que podría tomar más medidas contra Rusia, inclusive algunas secretas, y anunció que en las próximas horas desclasificará un «informe analítico conjunto» del FBI y la Secretaria de Seguridad Interior «sobre las actividades de los servicios de inteligencia cibernéticos civil y militar rusos».
«Continuaremos adoptando una serie de acciones en el momento y el lugar que elijamos, algunas de las cuales no se harán públicas», advirtió el mandatario.
Pese al duro tono del texto de Obama y la contundencia de las sanciones decretadas hoy, el presidente de Estados Unidos tiene apenas tres semanas para cumplir con su promesa y redoblar el ataque contra el gobierno de Putin.
Pese a que Trump promete restablecer las buenas relaciones con Rusia ni bien asuma, no sólo tendrá que luchar con el legado que le dejará Obama, sino también con la posición anti Putin de influyentes líderes de su partido en el Congreso.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, y dos de sus correligionarios en la Cámara Alta, el veterano John McCain y Lindsey Graham, apoyaron hoy las nuevas sanciones contra Rusia y pidieron aún más contundencia.
«Rusia no comparte los intereses de Estados Unidos, sino que ha buscado socavarlos, sembrando una peligrosa inestabilidad en todo el mundo, aunque la acción de hoy del gobierno es tardía, es una manera apropiada de terminar con ocho años de política fallida con Rusia», aseguró Ryan.
Todavía no está claro cuánta batalla darán estos líderes republicanos a una eventual política exterior de Trump que acerque posiciones con Putin en Medio Oriente y Europa, y rompa así la tradición anti rusa del Partido Republicano.