VIERNES, 22 DE NOV

El ministro de Finanzas británico dice que los próximos dos años serán difíciles y defendió su plan

Después de haber asegurado que el Reino Unido está en recesión, Jeremy Hunt aumentará el impuesto a las ganancias excepcionales de las empresas de energía y recortará gastos. El organismo de control fiscal calculó que la economía se contraerá 1,4 % el próximo año.

El ministro de Finanzas británico, Jeremy Hunt, defendió este viernes su paquete de medidas económicas presentado este jueves en el Parlamento, negó que el plan sea un golpe para los trabajadores y advirtió que las perspectivas económicas del Reino Unido serán «difíciles» durante los próximos dos años.

Hunt confirmó en el Parlamento un total de 55.000 millones de libras esterlinas (65.530 millones de dólares) en aumentos de impuestos y recortes de gastos, con el objetivo de hacer que la recesión sea menos profunda y dure menos tiempo.

El paquete de medidas anunciado incluye un aumento del impuesto a las ganancias excepcionales de las empresas de energía, y más personas pagarán la tasa anual máxima del impuesto a las ganancias.

También anunció que las desgravaciones impositivas y el límite para el impuesto a las ganancias, el seguro nacional y el impuesto sobre sucesiones se congelarán durante dos años más, hasta abril de 2028.

Agregó que a partir de abril de 2025, los coches eléctricos dejarán de estar exentos del Impuesto Especial sobre Vehículos.

En cuanto a los impuestos extraordinarios, Hunt confirmó que desde el 1 de enero hasta marzo de 2028 aumentará el impuesto a las ganancias excepcionales de las empresas energéticas del 25 % al 35 %.

«También a partir del 1 de enero, hemos decidido introducir un nuevo impuesto temporal del 45 % sobre los generadores de electricidad. Juntos, estos impuestos recaudarán 14.000 millones de libras esterlinas el próximo año», enfatizó.

El ministro reveló también que el Reino Unido ya está en recesión, según los datos de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), que redujo además sus pronósticos para la economía desde sus últimas proyecciones hace solo ocho meses en marzo.

El organismo de control fiscal calculó que la economía se contraerá 1,4 % el próximo año.

Pronosticó que los ingresos disponibles de los hogares se desplomarán 7 % al confirmarse la recesión en el Reino Unido, la mayor caída del nivel de vida desde que se tienen registros.

La inflación alcanzó un máximo en 41 años, con 11,1 % anual en octubre, y los alimentos aumentaron a una tasa anual de 16,5 %, lo que intensifica la crisis por el creciente costo de vida, que se atribuye a las consecuencias de la salida del país de la Unión Europea (UE), la guerra con Ucrania y la pandemia de coronavirus.

Hunt afirmó a la emisora radial LBC que controlar la inflación era más importante para él que las críticas en los medios, y agregó que no estaba aplazando decisiones difíciles y negó haber golpeado los bolsillos de los trabajadores con las últimas medidas.

Cuando se le preguntó si «apretaría» desproporcionadamente a los ingresos medios, dijo a la BBC que están «enfrentando una tormenta» y que su paquete económico está «equilibrado».

También dio a entender que el Reino Unido podría eliminar las barreras comerciales con la UE, pero aclaró que volver al mercado único era la forma incorrecta de promover el crecimiento.

Por su parte, desde la oposición laborista, la ministra de Finanzas en la sombra, Rachel Reeves, aseguró que se podrían haber tomado «decisiones más justas», argumentando que el Gobierno debería haber pedido a aquellos con los «hombros más anchos» que pagaran más.

Instó al gobierno a estimular «urgentemente» el crecimiento económico, lo que daría como resultado una «mejor perspectiva» y un nivel de vida más alto antes de las próximas elecciones.

En tanto, el líder del Partido Independentista Escocés (SNP) en Westminster, Ian Blackford, acusó a Hunt, según la BBC, de tomar «decisiones políticas» para recortar el gasto público.

Sugirió que el Gobierno podría haber ido más allá con su impuesto sobre las ganancias inesperadas en la industria del petróleo y el gas y elegido gravar a aquellos con estatus «non-dom».

El «non-dom», significa un estatus fiscal británico que permite que una persona nacida en otro país, o si sus padres son de otro país, pague impuestos en el Reino Unido sólo sobre sus ingresos británicos

El sistema permite que inmigrantes extranjeros ricos disfruten de todos los beneficios de vivir en el Reino Unido, mientras pagan muy poco en impuestos en el país porque obtienen la mayor parte, si no todos, de sus ingresos en el extranjero.

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