Francia: continúan las revueltas, a 12 días de la Eurocopa
Las protestas contra la reforma laboral, que el gobierno socialista quiere llevar hasta el final pese a la oposición de una parte de sus propios parlamentarios, preocupa a sectores vinculados al turismo.
- Internacionales
- May 30, 2016
A tan solo doce días del comienzo de la Eurocopa 2016, el malestar social continúa en Francia y la preocupación aumenta entre los profesionales del turismo, con nuevas huelgas previstas esta semana en el sector de transportes.
Las protestas contra la reforma laboral, que el gobierno socialista quiere llevar hasta el final pese a la oposición de una parte de sus propios parlamentarios, cumplen este lunes su cuarto mes.
El comité de turismo de París y su región se preocupaba por las consecuencias de estos «acontecimientos sociales», como las constantes manifestaciones, las violencias de las marchas y los bloqueos en gasolineras o en las carreteras, por la imagen que dan del país.
«Las escenas de guerrilla en pleno París, retransmitidas en el mundo entero, refuerzan el sentimiento de miedo e incomprensión de los visitantes en un contexto lleno de angustia», señaló su presidente Frédéric Valletoux.
Para él, después de un inicio de año lastrado por los atentados de noviembre en París, «ya es hora de salvar la temporada turística poniendo fin a los bloqueos» antes de la Eurocopa 2016 (del 10 de junio al 10 de julio).
Después de una semana marcada por las dificultades de abastecimiento de carburantes, la revuelta social se concentra en el sector de transporte, que se sumará a las protestas contra el proyecto de ley de reforma laboral.
En el sector ferroviario, donde las negociaciones internas sobre los horarios de trabajo de los ferroviarios entran en su fase final, se prevé una huelga prorrogable a partir del martes por la noche.
Por su parte, los pilotos del sindicato mayoritario de Air France votaron este lunes el principio de una o varias huelgas de al menos seis días, en protesta por la próxima reducción de sus salarios.
«Somos el único país que practica este fenómeno tan francés que consiste en provocar el caos cuando queremos que la gente nos visite», lamentó el diputado de la oposición de derecha Luc Chatel.
Un buen texto
El gobierno espera que las cosas mejoren antes de la Eurocopa. «No habrá huelga de trenes y de metro» durante la competición, aseguró el domingo el responsable del partido socialista, Jean-Christophe Cambadélis.
«No me puedo creer ni por un segundo que secuestren así a toda Francia», dijo a propósito de los responsables del sindicato contestatario CGT, en cabeza de las revueltas.
Su líder, Philippe Martinez, lo deja en manos del gobierno. «No vamos a impedir que la gente vaya a ver los partidos de fútbol, pero es necesario que el gobierno quiera negociar. Todo está en (sus) manos».
Después de revisar su proyecto original para obtener el apoyo de los sindicatos reformadores, el gobierno no quiso hacer más concesiones y recurrió a un artículo constitucional para pasar por la fuerza la reforma en primera lectura en el Parlamento, sin el voto de los diputados.
La reforma es «un buen texto», volvió a decir este lunes el primer ministro Manuel Valls que, junto con el presidente François Hollande, dice que irá «hasta el final», a pesar de la oposición de una parte de los diputados de izquierda.
Por primera vez desde hace dos meses, Manuel Valls llamó el sábado a Phillipe Martinez, quien vio en esta llamada una «buena señal» y sugirió que la retirada de uno de los artículos más polémicos de la reforma, podría calmar la situación.
Este artículo permitiría a las empresas negociar directamente con sus trabajadores las condiciones de trabajo, en lugar de las negociaciones generales por sector de actividad. Los detractores del proyecto de ley consideran que esta posibilidad pone en riesgo a los empleados y fomenta la precariedad.
Al contrario, para el gobierno esta ley debe permitir adaptar el código laboral a la realidad de la empresa y favorecer así la lucha contra un desempleo endémico (10%).
A tan solo once meses de las elecciones presidenciales de 2017, el presidente Hollande, cada vez más impopular, puso como condición la mejora del empleo para presentarse a la reelección.