JUEVES, 21 DE NOV

La actividad privada en la Eurozona escapa de las consecuencias de la guerra

Pese a ello, la fragilidad del sector manufacturero se manifestó especialmente en sectores como el automotriz, que "retrocedió en abril a un ritmo superior al de meses precedentes". Además, indicaron que el costo de los bienes y servicios aumentó en un "nivel sin precedentes" en abril.

La actividad del sector privado en la zona del Euro se aceleró este mes y alcanzó su nivel más alto en siete meses, pese al temor por las consecuencias económicas de la guerra entre Rusia y Ucrania y la inflación en el Viejo Continente.

El índice de gestores de compras (PMI), realizado por Standard & Poor’s Global a partir de un cuestionario remitido mensualmente a empresas, avanzó en abril a 55,8 puntos, 9 décimas más que en marzo, según las agencias de noticias AFP y Bloomberg.

Un número superior a 50 en el indicador implica un crecimiento en la actividad, mientras que una cifra menor señala una contracción.

El crecimiento del índice, superior a las estimaciones que preveían una desaceleración, representa un dato económico positivo en la economía del bloque del euro, que en el último mes se vio atravesada por el temor a los efectos de la guerra en Ucrania, especialmente por el impacto en las cadenas de suministro y en la inflación.

Sin embargo, de acuerdo con Chris Williamson, economista jefe de S&P Global, el crecimiento del sector privado de la eurozona en abril fue a «dos velocidades».

Por un lado, la industria manufacturera estuvo «a punto de estancarse» con el menor crecimiento en casi dos años por el aumento de los precios y los problemas en el suministro.

No obstante, por el otro lado, dicho estancamiento se vio compensando por un aumento en la demanda de los bienes y servicios, de la mano de la reducción o finalización de las restricciones dispuestas por la pandemia de coronavirus.

Un ejemplo de ello es que, según Williamson, hubo «un aumento récord en el gasto en actividades como viajes y recreación», lo cual permitió que el bloque del euro comience el segundo trimestre «sobre una base más sólida de lo previsto pese a las expectativas de consenso sobre una desaceleración».

Pese a ello, S&P Global advirtió por la fragilidad del sector manufacturero, especialmente en sectores como el automotriz, sus niveles de producción «retrocedieron en abril a un ritmo superior al de meses precedentes».

Al mismo tiempo, indicaron que el costo de los bienes y servicios aumentó en un «nivel sin precedentes» en abril, lo cual indicaría que «la inflación aún tiene un margen de alza».

«El incremento del costo de vida sugiere que el crecimiento que hubo en el sector de los servicios se podría enfriar rápidamente después de este inicial rebote por la apertura de la economía», explicó Williamson.

Al mismo tiempo, el crecimiento de abril en la Eurozona -los 19 países europeos que utilizan el euro como moneda- enmascara situaciones divergentes entre los países.

En ese sentido, si bien Francia, impulsada por la actividad de los servicios, logró uno de los mayores niveles de crecimiento en 51 meses durante abril con un índice de 57,5 puntos (frente al 56,3 de marzo), en Alemania la actividad cayó de 55,1 puntos a 54,5 por los problemas en sus industria, cuyo índice especifico se encuentra en 47,4 puntos, es decir, en contracción y en un mínimo de 22 meses.

La situación en Alemania sería aún más delicada si Europa prosigue con un embargo total al carbón, gas y petróleo rusos, al ser fuertemente dependiente de dicho suministro.

Según el Bundesbank, un embargo le haría perder a Alemania 180.000 millones de euros en producción, con una contracción económica del Producto Bruto Interno (PBI) del 2% y un fuerte repunte del costo de la energía que además, podría derivar a una racionalización de su uso en las empresas.

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