La presidenta de la Asamblea Nacional de Francia no permitirá votar la derogación de la reforma jubilatoria
El Gobierno de Macron recurrió en marzo a una disposición constitucional especial para forzar la aprobación la medida que eleva la edad de jubilación a 64 años sin someterla a la votación final en el Parlamento.
- Internacionales
- Jun 7, 2023
La presidenta de la Asamblea Nacional de Francia, Yaël Braun-Pivet, quien también es miembro del partido del presidente Emmanuel Macron, afirmó este miércoles que no permitirá que se realice una votación sobre una moción instada por la oposición para anular una nueva ley que eleva la edad de jubilación en el país.
El Gobierno de Macron recurrió en marzo a una disposición constitucional especial para forzar la aprobación de su reforma, que eleva la edad de jubilación a 64 años sin someterla a la votación final en el Parlamento.
La oposición acusó al Gobierno francés de ignorar los derechos del Parlamento. Aunque la moción para revertir la ley de pensiones siempre tuvo pocas probabilidades de prosperar, ya que el Senado iba a oponerse y Macron nunca la habría promulgado, un voto mayoritario en la cámara baja del Parlamento francés habría asestado una bochornosa derrota al Presidente.
El debate y la votación estaban previstas para este jueves y al respecto, la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, declaró a la televisión BFM: «No habrá marcha atrás en la reforma de las pensiones. Declararé que las enmiendas propuestas no son válidas».
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El partido de Macron aseguró durante semanas que la Constitución francesa decreta que los parlamentarios no pueden votar medidas que vayan en detrimento de las finanzas públicas sin medidas para compensar sus costes.
El Gobierno preveía que, sin la reforma, el sistema público de pensiones registraría un déficit anual de 13.500 millones de euros (14.440 millones de dólares) en 2030.
La agrupación de parlamentarios centristas LIOT dijo que desautorizar el voto de la oposición es una «negación de la democracia».
Este martes, 281.000 personas salieron a la calle en toda Francia por decimocuarta vez desde enero, en un último intento de los sindicatos por presionar a los parlamentarios para que revoquen la reforma.