VIERNES, 22 DE NOV

Los cubanos van a las urnas para elegir autoridades municipales

Más de ocho millones mayores de 16 años (en una población de 11,2 millones), fueron convocados a elegir por voto directo y secreto a 12.515 concejales entre unos 30.000 candidatos propuestos a mano alzada en asambleas vecinales.

 

Los cubanos eligen este domingo a sus autoridades municipales, en unos comicios sin candidatos opositores, que conducen a la elección del sustituto de Raúl Castro en 2018, marcando el primer relevo generacional en casi seis décadas.

Más de ocho millones mayores de 16 años (en una población de 11,2 millones), fueron convocados a elegir por voto directo y secreto a 12.515 concejales entre unos 30.000 candidatos propuestos a mano alzada en asambleas vecinales, ninguno de ellos miembro de la oposición.

Los comicios se celebran un día después de la discreta conmemoración del primer aniversario de la muerte de Fidel Castro, quien puso en vigor en 1976 el singular sistema político-electoral de Poder Popular, que La Habana defiende como «el más democrático y transparente» y la oposición tilda de «farsa».

Es el primer paso del proceso que debe terminar en febrero -en fecha aún por definir- con la elección del sustituto del presidente Raúl Castro, de 86 años y reelegido en 2013 para su último mandato de cinco años, poniendo en marcha el primer relevo generacional en casi 60 años de gobierno comunista.

Su sucesor no debe apellidarse Castro ni formar parte de la vieja guardia histórica de la revolución, todavía en el poder.

Todos los pronósticos apuntan al actual primer vicepresidente primero, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años que en tres décadas fue trepando gradualmente por los escalones del poder, de la mano de Raúl.

Sin embargo, nada indica que Raúl dejará la jefatura del gobernante Partido Comunista (PCC, único), principal cargo político del país, antes de su próximo Congreso en 2021. Tendrá para entonces 90 años.

Por Fidel y contra Trump

El mecanismo electoral cubano, diseñado para perpetuar el sistema socialista instaurado en 1959, establece elecciones cada dos años y medio para delegados municipales (concejales), y cada cinco para delegados provinciales (alcaldes) y diputados al Parlamento.

Los concejales electos formarán los gobiernos municipales y propondrán de entre ellos el 50% de los candidatos a las asambleas provinciales y al Parlamento, que elige al Consejo de Estado y a su presidente. El otro 50% es propuesto por seis organizaciones sociales cercanas al gobierno.

El Partido no postula, pero supervisa el proceso, sin dar tregua a la disidencia.

El voto no es obligatorio, pero constituye un acto de «reafirmación revolucionaria» y el abstencionismo es mal visto políticamente.

Los medios, todos bajo control del Estado, mantienen una intensa campaña convocando a las urnas, para lo cual este año emplean la figura de Fidel.

“Estar presente en esas elecciones, acudir a ellas en virtud del llamado que él siempre nos hizo, es también un bello y sentido homenaje a Fidel», dijo el viernes Díaz-Canel.

De su lado, el presidente del Parlamento, Esteban Lazo, llamó el lunes a los cubanos a acudir «masivamente a las urnas», en «respuesta a ese presidente (Trump) que anda diciendo tantas cosas de nosotros por ahí».

Cuba y Estados restablecieron relaciones diplomáticas en 2015 tras medio siglo de ruptura y enfrentamiento político, pero los nexos volvieron a tensarse con la llega de Donald Trump a la Casa Blanca.

Sin oposición

En teoría, el sistema electoral permite que cualquier cubano propuesto en la base pueda llegar al Parlamento e incluso al Consejo de Estado. En las primarias de 2015 la oposición logró postular dos candidatos, que luego fueron derrotados.

Pero esta vez, tres organizaciones opositoras -OTRO18, Candidatos por el Cambio y el Partido Autónomo Pinero- fracasaron en su intento de nominar unos 550 candidatos independientes a concejales.

Manuel Cuesta, portavoz de OTRO18, explicó a la AFP que el gobierno desplegó «una batería de actos violatorios en todos los casos de la Ley Electoral y la Constitución», para impedir la nominación de candidatos independientes, incluidos detenciones temporales y procesamientos jurídicos por diversas causas.

Otro sector de la oposición, que La Habana tacha de «mercenaria», se niega a participar en el proceso electoral para no hacerle el juego al gobierno.

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