VIERNES, 22 DE NOV

Los franceses vuelven a movilizarse en rechazo a la reforma jubilatoria propuesta por Macron

Los sindicatos que agrupan a los recolectores de basura, conductores de trenes, empleados de servicios públicos y otros trabajadores señalaron que “no se puede hacer oídos sordos a este movimiento social”.

Decenas de miles de personas marchaban este martes por ciudades de Francia en otra jornada de paro y movilización contra la reforma jubilatoria del presidente Emmanuel Macron, con escuelas cerradas, trenes paralizados, vuelos cancelados y bloqueos de refinerías.

Los sindicatos dicen que los planes de elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años son una amenaza a todo el modelo social francés, y más de 250 protestas estaban previstas en toda Francia incluso después de casi dos meses de manifestaciones.

El proyecto de ley está siendo debatido en el Senado francés esta semana.

Decenas de miles de manifestantes tomaron las calles de París, Marsella, Niza y otras ciudades, incluyendo Nantes y Lyon, donde hubo escaramuzas con la Policía, según imágenes de canales de TV.

Laurent Berger, secretario general del sindicato CFDT, dijo que, según las cifras iniciales, el número de manifestantes movilizado en todo el país se encaminaba a ser el mayor desde el comienzo de las protestas.

Los sindicatos amenazaron con congelar la economía francesa con paros laborales en múltiples sectores, más visiblemente con una huelga abierta en la autoridad ferroviaria nacional SNCF.

«La responsabilidad es únicamente del gobierno. No se puede hacer oídos sordos a este movimiento social», dijo el líder de la CGT, Philippe Martinez, a la radio France Info. subrayando que entran en una «nueva fase» con huelgas prorrogables.

«El objetivo es que el Gobierno retire su proyecto de reforma. Punto final», agregó.

Se trata de la sexta jornada de huelga contra la reforma jubilatoria desde el 19 de enero en la segunda economía de la Unión Europea (UE), pero los sindicatos pretenden que sea la la jornada más fuerte de protestas hasta ahora.

Todos los envíos de combustible se detuvieron este martes por huelgas en las refinerías de los grupos TotalEnergies, Esso-ExxonMobil y Petroineos, según la CGT.

Trabajadores paralizaron este lunes tres de las cuatro terminales metaneras por «siete días» y, desde el viernes, se fijaron como meta hacer caer la producción eléctrica en el sector nuclear.

Tras semanas de infructuosas protestas pacíficas, entre ellas la más importante en tres décadas contra una reforma social el 31 de enero con 1,27 millones de personas, según la policía (2,8 millones, para la CGT), ahora buscan «paralizar» la economía.

La primera ministra, Élisabeth Borne, calificó de «irresponsable» este objetivo durante la noche de este lunes en la cadena France 5, centrada ahora en desacreditar al movimiento opositor tras fracasar en su intento de convencer sobre la necesidad de la reforma.

Dos de cada tres franceses, según los sondeos, se oponen a su proyecto de retrasar la edad de jubilación para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42, como ahora) para cobrar una pensión completa.

Pero elevar una de las edades de jubilación más bajas de Europa busca, según el Gobierno, evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, en un contexto de aumento de la esperanza de vida de la población.

La última vez que los franceses lograron frenar una reforma de las pensiones fue en 1995. Los sindicatos paralizaron los servicios de tren y metro durante tres semanas y lograron mantener un apoyo masivo en la opinión pública.

Este martes, los sindicatos esperan sacar «más de dos millones» de personas a la calle, indicó el líder de FO, Frédéric Souillot, a la radio RTL.

Con el servicio de trenes y el transporte público de París, clave para la economía de la capital, «muy perturbados», el Gobierno llamó a los franceses que puedan a trabajar desde casa.

Sin embargo, con un 60 % de los maestros de educación infantil y primaria en huelga y miles de escuelas cerradas, según los sindicatos, muchos de ellos se vieron obligados a buscar alternativas para el cuidado de sus hijos.

Una quinta parte de los vuelos se cancelaron en el aeropuerto Charles de Gaulle de París y alrededor de un tercio de los vuelos se cancelaron en el aeropuerto de Orly.

Se esperaba que no hubiera trenes a Alemania y España, y los que van y vienen de Gran Bretaña y Bélgica se reducirán en un tercio, según la autoridad ferroviaria SNCF.

La mayoría de los trenes de alta velocidad y regionales no funcionaban, agregó.

El transporte público se interrumpió en la mayoría de las ciudades francesas.

En la Riviera francesa no había trenes interurbanos, incluidos los que unían Francia con Italia a través de Mónaco, lo que afectaba a decenas de miles de viajeros diarios al principado.

Aunque el objetivo es bloquear la economía, el impacto económico de las huelgas será «limitado», según los analistas del banco ING, para quienes incluso en caso de largos bloqueos no será superior a 0,2 puntos porcentuales del PIB.

Macron se juega una parte importante de su crédito político, después que la pandemia le obligara a abandonar una anterior reforma durante su primer mandato, marcado además por la protesta social de los «chalecos amarillos».

A falta de una mayoría en el Parlamento, que discute actualmente la medida, el Gobierno escogió un polémico procedimiento que le permite aplicarla a partir de finales de marzo, si las dos cámaras no llegaran a pronunciarse.

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