Lula aumenta los porcentajes de aprobación ciudadana sobre su desempeño como presidente de Brasil

La encuesta se llevó a cabo entre el 5 y el 8 de julio a solicitud del banco de inversiones Genial Investimentos entre 2.000 personas a partir de los 16 años en 120 municipios del país sudamericano.

 

El trabajo del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tiene una aprobación entre los ciudadanos brasileños del 54 por ciento, es decir, cuatro puntos por arriba respecto a mayo pasado (50 por ciento), según una encuesta de la consultoría de opinión pública Quaest difundida este miércoles por la prensa brasileña.

De acuerdo con el sondeo de Quaest publicado por la cadena de noticias O Globo, el 43 por ciento de los consultados desaprobó el desempeño del político fundador del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, mientras que el 4 por ciento no lo evaluó.

La encuesta se llevó a cabo entre el 5 y el 8 de julio a solicitud del banco de inversiones Genial Investimentos entre 2.000 personas a partir de los 16 años en 120 municipios del país sudamericano.

Los resultados del sondeo confirman que la aprobación ciudadana volvió a separarse de la desaprobación respecto al desempeño del mandatario brasileño, luego de que en mayo pasado fueron de 50 y 47 por ciento, respectivamente.

La encuesta muestra que el rechazo ciudadano a la forma de trabajar del Ejecutivo pasó del 50 por ciento que tuvo en mayo anterior al 47 por ciento en la actualidad.

El director de Quaest, Felipe Nunes, expuso que la mejoría en los resultados de percepción respecto al trabajo del presidente brasileño, quien también gobernó el país de 2003 a 2010, se dieron entre los segmentos más pobres de la sociedad y las mujeres.

«Aunque es imposible determinar una única razón para el crecimiento de la aprobación gubernamental, la mejora en la percepción de la economía entre los más pobres sugiere que parte de la explicación puede estar ahí», dijo.

A decir de Nunes, la consideración ciudadana respecto a la economía como el principal problema entre las familias brasileñas ha pasado del 31 al 21 por ciento derivado de la conducción presidencial.

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