Organizaciones judías de Argentina y del mundo piden frenar la anexión de Cisjordania
El plan israelí, que recibió enérgicos rechazos incluso de algunos países aliados y estaba previsto para el 1 de julio, no fue anunciado ese día. Las autoridades israelíes, sin embargo, insisten en que "ciertamente ocurrirá en julio".
- Internacionales
- Jul 7, 2020
La campaña es organizada por J-Link, una red de organizaciones judías progresistas, que envió diplomáticos a 18 consulados y embajadas de todo el mundo.
Organizaciones judías en Argentina y en todo el mundo iniciaron una campaña pública para intentar detener el plan del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu de anexar parte de Cisjordania, un territorio que el país ocupa desde 1967, y que, aseguran, «pone en peligro la seguridad y la democracia de Israel».
La campaña es organizada desde principios de este año por J-Link, una red de organizaciones judías progresistas -como se define a sí misma-, que en las últimas semanas acercó a diplomáticos israelíes de 18 consulados y embajadas de todo el mundo un mensaje de oposición a la anexión unilateral, según declaró Kenneth Bob, presidente de la organización liberal sionista norteamericana Ameinu.
El plan israelí, que recibió enérgicos rechazos incluso de algunos países aliados y estaba previsto para el 1 de julio, no fue anunciado ese día. Las autoridades israelíes, sin embargo, insisten en que «ciertamente ocurrirá en julio».
En Argentina, un grupo de activistas adhieren a J-Amlat, un movimiento que aglutina a judíos latinoamericanos «preocupados por la continuación del conflicto israelí-palestino y por su influencia sobre la democracia israelí y los judíos fuera de ella», le envió una carta a la embajadora de Israel en el país, Galit Ronen, en la que le solicitan una reunión virtual «a fin de establecer un canal de diálogo» y expresar su postura en relación al proyecto de anexión.
«Centenares de miles no estamos representados por esa decisión y podemos sufrir consecuencias muy graves y negativas en virtud de ella», explicó a Télam Roberto Faur, coordinador de Argentinos amigos de Paz Ahora, uno de los grupos firmantes de la misiva a la que también adhieren Meretz Argentina, Llamamiento Argentino Judío, la Unión de Jóvenes Judíos Argentinos y Mujeres Activas por la Paz.
Esta iniciativa se enmarca en un llamado realizado por J-Link -la red que aglutina a más de 100 organizaciones de judíos progresistas y tiene presencia en 17 países- y que concluyó con cartas similares presentadas en embajadas y consulados de Israel en más de 30 países.
Estas cartas tuvieron variadas respuestas, contó Faur y detalló que en Chile y México y algunos países europeos fueron recibidos (en reuniones virtuales, por las limitaciones que impone la pandemia de coronavirus), mientras la representación en Argentina se limitó a responder vía email.
La respuesta, enviada por una asistente de la embajadora, sostuvo que Ronen «está abocada a abordar otros intereses, y dado que esto (la anexión) no ha sucedido, no tiene mucho sentido hablar sobre temas que no sabemos si van a ocurrir o no en el futuro».
Adriana Potel, de Mujeres Activas por la Paz, un grupo que nació después de la masiva ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza en 2014 y hoy reúne a más de 50.000 mujeres en Israel, opinó en diálogo con Télam que el proyecto de anexión «es una escalada de violencia que no lleva a nada» y enfatiza que «hay que animarse a hablar de paz», en Israel, donde «las mujeres empiezan a tener voz».
En su comunicado global, J-Link concluyó que «la anexión unilateral es ilegal según el derecho internacional y contraviene todas las resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad de la ONU relacionadas con el conflicto entre Israel y Palestina».
La red internacional de organizaciones judías también destacó que esta decisión «significará la desaparición de la solución de dos estados y eliminará cualquier esperanza que el pueblo palestino tenga la autodeterminación a través de medios no violentos».
En cambio, J-Link abogó por «un Israel pacífico, seguro y democrático, respetuoso de la ley internacional y los derechos humanos, con la continua esperanza de una solución negociada al conflicto entre Israel y Palestina sobre la base de la fórmula respaldada por la comunidad internacional de dos Estados para dos pueblos.»
La iniciativa israelí, que se basa en el llamado plan de paz que presentó a principios de año Estados Unidos y que fue tajantemente rechazado por el gobierno palestino, cosechó en las últimas semanas enérgicos rechazos, incluso entre habituales aliados de Tel Aviv.
Uno de ellos fue el primer ministro británico, Boris Johnson, quien en un editorial publicado la semana pasada en el diario de mayor circulación de Israel, el Yediot, se manifestó «particularmente preocupado por la posibilidad de una anexión de Cisjordania».
«Espero profundamente que la anexión no siga adelante. Si lo hace, el Reino Unido no reconocerá ningún cambio a las fronteras de 1967, excepto los acordados entre las partes», advirtió el premier.
También dentro de Israel, partidos de izquierda y grupos antiocupación reunieron a miles de personas, judíos y árabes, en contra de la inminente decisión del Gobierno de Netanyahu.
Se espera que la administración del presidente Donald Trump le brinde a «luz verde» a Israel para seguir adelante con la anexión, pero los alcances y los plazos aún no se han determinado.
Prácticamente toda la comunidad internacional considera a Cisjordania como uno de los territorios ocupados militarmente por Israel tras la llamada Guerra de los Seis Días en 1967, en la que Israel le arrebató la región a Jordania.
Pese a que el derecho internacional prohíbe la transferencia de población del país ocupante al territorio ocupado, Israel fomentó, financió y planificó de manera sistemática la construcción y consolidación de colonias en esa región.
Actualmente, unos 500.000 israelíes viven hoy en las 132 colonias de Cisjordania.