MARTES, 26 DE NOV

«Los más ricos se vuelven indiferentes ante los pobres»

En el mensaje para la próxima Cuaresma divulgado hoy, Francisco hizo una reflexión sobre costumbres sociales y políticas. Renovó críticas a la "tecnociencia" y apuntó contra la "idolatría del dinero".

El papa Francisco renovó sus críticas a la «tecnociencia» que pretende reducir al hombre a una masa para utilizar, al tiempo que apuntó contra la «idolatría del dinero» que vuelve a los ricos «indiferentes a los pobres».

En el mensaje para la próxima Cuaresma divulgado hoy, el sumo pontífice critica las «formas sociales y políticas» que puede asumir «el delirio de omnipotencia, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar».

En esa línea, Francisco aseguró además que «actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero».

Este modelo, lamentó el Papa en el mensaje dado a conocer hoy pero fechado a finales de 2015, tiene como consecuencia que «las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos».

«En la Bula de convocación del Jubileo invité a que ‘la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios'», recordó Francisco en el mensaje para a Cuaresma que lleva de lema «Misericordia quiero y no sacrificio. Las obras de misericordia en el camino jubilar».

«La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia», resumió el pontífice.

En ese marco, aprovechó por último para advertir que «siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno».

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