MIéRCOLES, 06 DE NOV

Renunció un alto funcionario de la ONU con duras acusaciones al organismo por el genocidio palestino

Craig Mokhiber puso en tela de juicio la efectividad de la organización supranacional. “Una vez más, somos testigos de un genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos”, sostuvo en su carta de dimisión.

 

Con una fuerte acusación a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se conoció el texto de la dimisión presentada por Craig Mokhiber a su cargo de director de la Oficina del Alto Comisionado de ONU en Nueva York para los Derechos Humanos. “Una vez más, somos testigos de un genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos, y la Organización a la que servimos parece impotente para detenerlo”, escribió el ahora ex director.

“Como alguien que ha investigado los derechos humanos en Palestina desde la década de 1980, vivió en Gaza como asesor de derechos humanos de la ONU en la década de 1990 y llevó a cabo varias misiones de derechos humanos en el país antes y después de esos períodos, esta situación me afecta personalmente”, sostuvo Mokhiber en el texto de dimisión.

En esa línea recordó que “también fue en estas oficinas de la ONU donde trabajé durante los genocidios contra los tutsis, los musulmanes bosnios, los yazidíes y los rohinyás”.

Y dijo que “en cada caso, a medida que se asentaba el polvo sobre los horrores perpetrados contra poblaciones civiles indefensas, se hizo dolorosamente evidente que habíamos fallado en nuestro deber de cumplir con los imperativos de prevenir atrocidades masivas, proteger a los vulnerables y hacer que los perpetradores rindan cuentas. Lo mismo ha ocurrido con las sucesivas oleadas de asesinatos y persecución de palestinos a lo largo de la existencia de las Naciones Unidas”.

Un nuevo fracaso

Mokhiber afirma luego que “estamos fracasando una vez más. Como abogado de derechos humanos con más de treinta años de experiencia en este campo, soy muy consciente de que el concepto de genocidio ha sido a menudo objeto de abusos políticos. Pero la actual matanza del pueblo palestino, arraigada en una ideología colonial etnonacionalista, una continuación de décadas de persecución y limpieza sistemáticas, basadas enteramente en su condición de árabes, y junto con declaraciones explícitas de intenciones por parte de los líderes del gobierno y el ejército israelíes, no deja lugar a dudas ni debates”.

En Gaza -continuó-, hogares, escuelas, iglesias, mezquitas e instalaciones médicas están siendo atacados sin motivo y miles de civiles están siendo masacrados. En Cisjordania, incluida la Jerusalén ocupada, las viviendas son confiscadas y reasignadas únicamente en función de la raza”.

Además, “los pogromos violentos perpetrados por los colonos van acompañados de unidades militares israelíes. En todo el país reina el apartheid”, afirma el abobado de Derechos Humanos.

Para Mokhiber, “este es un caso de genocidio de manual. El proyecto colonial europeo y etnonacionalista de colonización en Palestina ha entrado en su fase final, hacia la destrucción acelerada de los últimos vestigios de la vida palestina autóctona en Palestina”.

Países cómplices

A continuación, acusó a los gobiernos de los Estados Unidos, el Reino Unido y gran parte de Europa de ser “totalmente cómplices de este horrible asalto”.

“Estos gobiernos no solo se niegan a cumplir con sus obligaciones de ‘garantizar el cumplimiento’ de las Convenciones de Ginebra, sino que arman activamente la ofensiva, brindan apoyo económico, inteligencia y encubren política y diplomáticamente las atrocidades de Israel”, sostuvo el alto funcionario de la ONU que presentó su dimisión a fines de octubre, con fuertes críticas al funcionamiento del organismo.

“De acuerdo con todo esto, los medios corporativos occidentales, cada vez más a instancias de los gobiernos, están violando completamente el artículo 20 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, deshumanizando incesantemente a los palestinos para justificar el genocidio y difundiendo propaganda de guerra y llamamientos al odio nacional, declaraciones raciales o religiosas que constituyan incitación a la discriminación, la hostilidad y la violencia”, escribió en su carta de dimisión.

Además, sostuvo que “las empresas de redes sociales con sede en Estados Unidos ahogan las voces de los activistas de derechos humanos mientras amplifican la propaganda pro-Israel. Los policías de Internet del lobby israelí y Gongos acosan y difaman a los defensores de los derechos humanos, y las universidades y los empleadores occidentales colaboran con ellos para castigar a quienes se atreven a denunciar las atrocidades”.

“En tales circunstancias -dice luego- nuestra organización está más llamada que nunca a actuar de manera eficaz y basada en principios. Pero no estuvimos a la altura de ese desafío. El poder protector del Consejo de Seguridad ha sido bloqueado una vez más por la intransigencia de los Estados Unidos, el secretario general está siendo atacado por sus mezquinas protestas, y nuestros mecanismos de derechos humanos están siendo objeto de ataques calumniosos apoyados por una red organizada en línea que defiende la impunidad”.

Fracaso en la defensa de los DDHH

El ex funcionario siguió con sus graves acusaciones al decir que “décadas de distracción por las promesas ilusorias y en gran medida decepcionantes de Oslo han distraído a la Organización de su deber esencial de proteger el derecho internacional, los derechos humanos y la propia Carta. El mantra de la ‘solución de dos Estados’ se ha convertido en una broma abierta en los pasillos de las Naciones Unidas, tanto por su absoluta imposibilidad en la práctica como por su total fracaso a la hora de tener en cuenta los derechos humanos inalienables del pueblo palestino”.

Así, señaló que “el llamado ‘Cuarteto’ no es más que una hoja de parra para la inacción y la sumisión a un statu quo brutal. La referencia (escrita por Estados Unidos) a ‘acuerdos entre las propias partes’ (en lugar del derecho internacional) siempre ha sido un evidente juego de manos, destinado a fortalecer el poder de Israel contra los derechos de los palestinos ocupados y desposeídos”.

Mokhiber sostuvo también que “en las últimas décadas, importantes miembros de las Naciones Unidas han cedido ante el poder de Estados Unidos y el miedo al lobby israelí, abandonando estos principios y renunciando al propio derecho internacional. Hemos perdido mucho en este abandono, incluida nuestra propia credibilidad global”.

“Pero es el pueblo palestino -siguió el ex director- el que ha sufrido las mayores pérdidas a causa de nuestros fracasos. Irónicamente, la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) fue adoptada el mismo año en que se perpetró la Nakba contra el pueblo palestino”.

Uno de los genocidios más atroces

Refiere luego a la conmemoración del 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos y, en ese marco, dice que “haríamos bien en abandonar el manido mito de que la DUDH nació de las atrocidades que la precedieron, y admitir que nació al mismo tiempo que uno de los genocidios más atroces del siglo XX, el de la destrucción de Palestina”.

“En cierto modo, los autores de la Declaración prometieron derechos humanos a todos, excepto al pueblo palestino”, dijo.

Tampoco olvidemos que las Naciones Unidas cometieron el pecado original de facilitar el despojo del pueblo palestino al ratificar el proyecto colonial europeo que se apoderó de tierras palestinas y las entregó a los colonos. Tenemos mucho por lo que disculparnos”, agregó en su texto de dimisión.

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